Asalto al tren Pelham 123

Es un día como cualquier otro en la ciudad de Nueva York, hasta que el tren Pelham 123 es tomado por un grupo de hombres armados liderados por un tipo llamado Ryder. Sus exigencias son que le paguen 10 millones de dólares en una hora. Y a cada minuto que pase del límite, sin que se cumplan sus exigencias, matará a un rehén del vagón. En esta dramática situación, el único al que parece hacer caso para evitar una sangría es a Walter Garber, un jefe que ahora está de controlador de metro. Parece que, por fin, Ryder ha encontrado a alguien a su altura. (Cineycine).
Tony Scott, con su habitual estilo videoclipero cargado de zooms y montaje frenético, nos invita a un trepidante secuestro de un tren en pleno metro de Nueva York. Comienza un tenso cara-micrófono entre Denzel Washington y John Travolta. Revisen su billete y estén preparados para el… ‘Asalto al tren Pelham 123’.
“He hablado con Dios y me ha dicho que confíe en Él… que los demás pagan en efectivo” (Ryder)
Crítica de Asalto al tren Pelham 123
Pasada la década de los 90, Tony Scott parecía encasillado en el thriller de acción. Es evidente que dejó muestras muy notables del género, pero daba la impresión de que no iba a salir del mismo. Y, con independencia de que el film en cuestión fuera o no un taquillazo, siempre se podía contar con que Tony entregaría una propuesta entretenida y competente. Precisamente, estas son las características principales de ‘Asalto al tren Pelham 123’, su penúltima obra. Estamos ante una película vendida malamente como un remake de ‘Pelham 1-2-3’ (Joseph Sargent, 1974) con Robert Shaw y Walter Matthau en los dos papeles principales.
El caso es que la cinta de Tony Scott es una nueva versión de la novela de John Godey, pero adaptada a nuestra época más reciente. Eso sí, la base es la misma: la toma de rehenes por parte de un grupo de malhechores que demandan una cantidad de dinero antes de una determinada hora. Si el plazo vence, sin que sus exigencias se cumplan, entonces, empezarán a matar rehenes. Claramente, esta premisa era un material idóneo para Scott con sus más que demostradas capacidades para la acción y el thriller. El propio guionista, el oscarizado Brian Helgeland, lo recomendó al estudio. Recomendación que también fue suscrita por el productor, Todd Black.
La película se rodó de febrero a junio de 2008 con un rodaje que visitó Toronto y Nueva York. Específicamente se usaron como escenario auténticas salas de control del metro de la ciudad neoyorkina. Se buscaba así darle un mayor realismo a la propuesta. Un realismo reafirmado usando trenes fuera de servicio para varias escenas. El film costó unos 100 millones de $ y consiguió recaudar aproximadamente 150 a nivel mundial.
Comentaba antes que Tony Scott quedó encasillado en thriller. En este aspecto, ‘Asalto al tren Pelham 123’ no llega a los niveles de ‘Spy Game’ (2001), ‘El fuego de la venganza’ (2004) o ‘Marea roja’ (1995). Aunque, personalmente, creo que es algo mejor que su última película, ‘Imparable’ (2010). Esta última también sobre trenes y contando, una vez más, con Denzel Washington a bordo. Y pienso que es mejor que ‘Imparable’ a pesar de que algunos elementos del guión quedan un tanto desdibujados. Por ejemplo, la subtrama de la investigación que le hacen a Garber es un visto y no visto (al final solo sirve para simpatizar con el personaje de Washington). También un tanto desaprovechados quedan los aspectos sobre la corrupción que tantea el personaje de Ryder y que parecen motivarle en su misión.
De las películas citadas anteriormente, no cabe ninguna duda que la primera cinta que puede venir como referencia a ‘Pelham’ es ‘Marea roja’. Ambos films comparten una idea similar: un duelo actoral en un espacio cerrado con cierta claustrofobia. Eso sí, en ‘Pelham’ el duelo se desarrolla en dos escenarios distintos… hasta el tercer acto. En una comparativa, podemos decir que ‘Marea roja’ es mejor película. Pero, dentro de sus propios méritos, ‘Asalto al tren Pelham 123’ sale bien parada en la filmografía de Tony Scott. Y lo hace con los habituales tics del realizador británico: montajes frenéticos, fotografía claramente cercana al puro videoclip, buena facturación, ritmo ametralladora total y zooms casi esquizofrénicos. Aunque todo esto al servicio de la historia y lejos de la experimentación de la que hizo gala en ‘Domino’ (2006).
Los primeros minutos son una clara exhibición del particular y personal estilo de Tony Scott. Estas características suyas rápidamente nos meten en situación con el trepidante asalto de Ryder y sus hombres al Pelham 123. Un vagón tomado como “palanca de presión”. Al mismo tiempo, el montaje se alterna con el personaje de Denzel atendiendo los habituales problemas del metro en su puesto de controlador. La narración de Scott es totalmente directa, no se anda por las ramas y no necesita diálogos extensos ni creación de atmósferas. A Scott le basta con mostrar a los personajes y la situación dentro de su montaje y cómo llevarlo a cabo para que el resto del film funcione con su tensión dramática y suspense. En este sentido, el guión de Brian Helgeland sabe cómo adaptarse a la narrativa del director.
En párrafos anteriores decía que este film es un total duelo de actores… y también de caracteres. Aquí tenemos a Denzel Washington y John Travolta, dos intérpretes muy diferentes. Washington le tiene cogido el gusto a estos personajes de tipo normal y bueno. Por ello, no tiene problemas para hacer de Walter Garber, un personaje corriente que se ve en una situación fuera de su control. A Denzel no le sobra ni le falta nada. No necesita más que su carisma y fuerza escénica para meterse en el bolsillo al público. Por su parte, Travolta está desatado. Su Ryder es el prototipo de personaje típico de su “revival” de los 90. Esto es: un villano totalmente desmelenado y repleto tacos… Scott saca mucho jugo a estas dos personalidades tan diferentes y este dúo es uno de los pilares fuertes de la propuesta.
Además de sus dos protagonistas principales, hay que reconocer la buena mano de Scott al traerse a John Turturro y al desaparecido James Galdofini. En el caso del primero hace de Camonetti, un especialista en situaciones de rehenes. Turturro protagoniza una de las secuencias de mayor impacto en la cinta demostrando su capacidad dramática. En cuanto a Galdofini, decir que su personaje no sale mucho. Pero el fallecido actor logra hacerse pasar bien por el alcalde de Nueva York. Tony Scott quería que Gandolfini hiciese su particular versión de Tony Soprano como alcalde de la gran manzana… También destaca la aparición de Luis Guzmán como Phil Ramos, el conductor de la operación. Por último, citar a Ramón Rodríguez como Delgado, el amigo de Garber en la sala de control. Y a Michael Rispoli, el superior tocapelotas de Garber.
“La mierda siempre llega” (Ryder)
En conclusión.
Termino esta crítica de Asalto al tren Pelham 123, una película que sigue los parámetros del típico thriller de Tony Scott cumpliendo sobradamente al ofrecer un film entretenido y bien planteado. Además contamos con un Denzel Washington comodísimo en su rol y un John Travolta pasándoselo bomba, una vez más, como el villano de la función.
Tráiler de Pelham 123
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