The Equalizer (El protector)
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¡Bienvenidos a los 80 y 90! Antoine Fuqua trae de regreso esas maravillosas décadas del cine de acción con una película por y para tipos duros. Una película en la que Denzel Washington no deja títere con cabeza. Ese es el precio que tienen que pagar los perversos por haberle puesto la mano encima a Chloë Grace Moretz. Es tiempo de justicia urbana. Es tiempo de que intervenga… ‘The Equalizer (El protector)’.

“Los dos días más importantes de tu vida son: el día en que naciste y el día en que descubriste por qué” (Mark Twain)

Crítica de The Equalizer (El protector)

Tal y como he expuesto en la introducción, ‘The Equalizer’ es un film de tipos duros para los que disfrutamos con estas historias de justicia y vigilantes urbanos. Gente durísima que combate al crimen en el cine mandando al corral de los quietos a todos aquellos malvados que se cruzan en su camino o los miran mal. Malvados para los que no hay paz. En esta ocasión vienen representados por la sección de la mafia rusa de Boston. Unos villanos que han convertido a la ciudad de los míticos Celtics en su propio jardín. Un jardín en el que sus más bellas y jóvenes flores son pisoteadas de manera inmisericorde. Hasta que un tipo tranquilo y metódico, que podría pasar por “el hombre invisible”, piensa que todo tiene un límite…

Aclarar que esta película está basada en la serie de televisión de los años 80 del mismo título. El film comparte con la serie su premisa central. Esta es: un hombre sumamente preparado que puede “igualar las tornas” cuando los desamparados lo tienen todo en contra. En este sentido, un aspecto destacado del guión de Richard Wenk es ir conociendo, poco a poco, al personaje de McCall y sus respectivas habilidades para matar. Esto ayuda a mantener el interés de la trama, ya que nos hace preguntarnos cuál pudo ser su origen. Algo que, en parte, se nos desvelará hacia el final del metraje.

Como curiosidad comentar que tres días después de entregarle el guión a Denzel, los productores esperaban ansiosos sus noticias. De repente sonó el teléfono de Todd Black (uno de los productores) y recuerda que el propio Denzel le dijo: “Todd, al habla Robert McCall”.

“Puedes ser todo lo que quieras ser. Cambia tu mundo” (Robert McCall)

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Lo que nos ofrece Antoine Fuqua es un deleite para los amantes del cine de los 80 y 90. Me refiero a los que disfrutamos con los films de justicieros urbanos tipo Paul Kersey o policías como Marion Cobretti. Un festival de violencia y frases sentenciadoras que lo ponen a uno bien firme y en su sitio. Todo esto aderezado con pausas, más o menos intrascendentes, para que el tema sea más digerible que tragarlo todo brutalmente. Además, tenemos un tramo final muy heredero de esas escenas de camuflaje que Sylvester Stallone nos solía regalar en determinados momentos de los films del mítico Rambo.

Destacar que para rodar las escenas de acción, Fuqua huyó de los movimientos espasmódicos de cámara. El cineasta se inspiró en boxeadores amigos suyos como Ray Sugar Leonard y remató la faena con su coordinador de especialistas. Este último dotó a las escenas de lucha del estilo propio de las Fuerzas Especiales y de las peleas callejeras improvisando con el entorno.

Por su parte, Denzel Washington puede ponerle más “dulzura” y un espíritu más calmado y analítico que la brutalidad que le ponían los tipos duros de los 80. Sin embargo, el resultado es el mismo: violencia y justicia. Con estas premisas no hay engaño alguno que valga. Si os gusta (como a mí) ese tipo de cine, entonces, ‘The Equalizer’ es una apuesta segura. Si por el contrario, detestáis estas películas, entonces, lo mejor que podéis hacer es echar un vistazo a otros films. El algodón no engaña y…

“La duda mata” (Robert McCall)

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“Si rezas para que llueva… luego apechuga con el barro”… Robert McCall, el hombre invisible.

En el terreno interpretativo cabe decir que casi todo el peso del film recae sobre las espaldas de Denzel Washington. Probablemente estamos hablando de uno de los mejores intérpretes de la actualidad. El resto del peso de la película es para un durísimo Marton Csokas interpretando al maloso del film.

La verdad que Denzel Washington se toma con bastante calma este papel. Un rol que para él resulta relativamente fácil yendo sobrado toda la película. Un papel en el que da vida a Robert McCall, el equalizer, un tipo solitario y de costumbres fijas. Un hombre invisible que esconde un gran misterio que lo convierte en una auténtica máquina de matar humana. Una máquina que antes de actuar visualiza, analiza y calcula las consecuencias al segundo. En esta línea ¡atención a la escena en la que acude a comprar la “libertad” de Teri! Esa set-piece es de lo mejorcito que he visto en el cine de acción reciente. Además, marca ya las pautas que identificarán a McCall para el resto del metraje.

“Haz lo correcto. Hazlo por los buenos polis” (Robert McCall)

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Su gran rival en esta película es Marton Csokas interpretando a Teddy. Aquí tenemos al principal esbirro del mafioso ruso de turno que es enviado a Boston para poner orden en el terreno dinamitado por McCall. Hay que decir que Csokas se luce con un papel de villano malísimo. Uno de esos tipos con los que tienes que medir bien las palabras sino quieres terminar absolutamente breado. A destacar dos escenas de su personaje. La primera es el plano en el que Fuqua nos muestra su cuerpo repleto de tatuajes como si fuera un demonio que se cierne sobre Boston. La segunda es la tremebundísima paliza que le da al “Pequeño John”, un irlandés que no traga a los rusos. ¡Menuda tunda de palos se lleva! algo increíble. Tal y como dice él mismo…

“Es un mensaje. Estoy aquí” (Teddy)

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Muy en segundo plano, casi en un cameo de esos de tipo “expendable”, queda Chloë Grace MoretzLa joven actriz encarna a Teri, una muchachita rusa que sueña con cantar mientras sirve al demonio ruso de la prostitución con todo lo que eso conlleva. Ella será el detonante que haga explotar a Robert McCall. Un McCall asqueado de ver como la mafia rusa machaca la juventud de una chica inocente. Moretz tiene pocos minutos en pantalla, pero los aprovecha excelentemente con unas buenas y tiernas escenas al lado de Denzel. Además, su presentación en el café nocturno, al que acude McCall, le llega a uno al alma por la voz totalmente rota con la que Moretz hace hablar a su personaje. Una voz que describe ella sola toda una vida de miseria (imprescindible VO, claro).

Muchos menos minutos que Moretz son los que tiene un envejecido, y casi irreconocible, Bill Pullman al lado de Melissa Leo. Ambos dan vida a un matrimonio amigo de Robert McCall a los que acudirá para «pedir permiso». Finalmente, también merecen citarse las aportaciones de David Harbour como un detective comprado de la policía de Boston. Por su parte, Johnny Skourtis se mete en la piel de un amigo del trabajo al que McCall ayuda a sacarse las oposiciones de vigilante de seguridad. Y, finalmente, resaltar la aparición de Haley Bennett encarnando a una prostituta amiga de Teri que recibirá la visita de Teddy.

“Debemos ser lo que somos. Pase lo que pase” (Robert McCall)

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En conclusión.
La conclusión de esta crítica de The Equalizer (El protector) es muy clara. Estamos ante una película que gustará a los que como yo somos seguidores del cine de vigilantes y justicieros urbanos de los 80. Probablemente no guste nada y sea rechazada por todos aquellos que detestan esa clase de cine. Para los que nos gustan los justicieros queda especialmente recomendada.

Tráiler de The Equalizer (El protector)

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