Parking 2
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En esta película la única cosa más terrorífica que estar solo… ¡es no estarlo realmente! Hoy es Nochebuena y mañana Navidad, pero antes de las celebraciones toca descender a un nuevo nivel de terror. Llegó el momento de apretar el botón del ascensor y bajar al ‘Parking 2’.

“¿Por qué no podemos pasar la Navidad juntos?” (Tom)

Crítica de Parking 2

Antes que nada, conviene aclarar que no estamos ante ninguna secuela por mucho que el título lleve el número 2. Este “2” simplemente indica el nivel del parking del rascacielos de oficinas dónde la protagonista ha aparcado su coche mientras desempeña su jornada laboral. El título original de ‘Parking 2’ en inglés es ‘P2’. El motivo de su cambio al español se debió a su escatológico sonido al pronunciarlo… y para evitar así las risas, ya se sabe cómo somos los españoles.

Anécdotas al margen, estamos ante la ópera prima del director y guionista francés Franck Ange Khalfoun. Aquí fue apadrinado y presentado por un ilustre como Alexandre Aja. Apenas un año antes, Aja había pisado muy fuerte con el estreno del remake de Las colinas tienen ojos (2006). Además de productor, también es posible apreciar algo del estilo de Aja en alguna que otra secuencia de ‘Parking 2’. Especialmente me refiero a las más violentas.

Y, precisamente, ‘Parking 2’ destaca por toda su gráfica violencia. Una violencia que tiene que sufrir la protagonista, Angela, a manos del guardia de seguridad, Tom. Pero no sólo ella… algún que otro personaje también las pasará canutas. En este sentido, Khalfoun no se anda con chiquitas y filma la violencia en todo su esplendor. Atención a esa escena que directamente plagia de Reservoir Dogs (Quentin Tarantino, 1992), pero elevando su brutalidad y nivel de sangre y gore al máximo. Una secuencia que termina con “el regalo de Navidad” de Ángela echando literalmente las tripas fuera y la cabeza estallada… Sin duda, una de las escenas cumbres y más recordadas del film… pero no la única. Otros buenos ejemplos de sangría los tenemos cuando Tom azuza a su perro, “Rocky”, para que de caza a Ángela.

Por supuesto, también destaca la ambientación en ese oscuro parking repleto de cámaras de seguridad a modo de ojos. Un parking en el que van a pasar muchas cosas… incluyendo un reto tipo ‘Fast & Furious’. Y ojo al empleo en la banda sonora de tomandandy del tema “Blue Christmas” de Elvis Presley mientras Tom va imitando sus gestos y controlando a Angela…

En relación a lo anterior, y a lo largo del metraje, la chica tendrá que soportar todo tipo abusos, tropelías y, por supuesto, las pasará moradas para intentar sobrevivir en un entorno hostil. Un entorno que el desquiciado vigilante conoce muy bien y que además controla gracias a las ya citadas cámaras de seguridad… Y la verdad es que no hay mucho más que contar y se agradece que esto sea así. Si acaso, recalcar que la trama transcurre en Navidad. Esto último convierte a la propuesta en una de esas cintas tipo Jungla de cristal (John McTiernan, 1988) que a algunos nos gusta recuperar en esas mágicas fechas para pasar una Navidad diferente…

Ahondando un poco en el guión vemos como también colaboraron juntos Aja y Khalfoun sobre una historia de Grégory Levasseur, otro colaborador y amigo del primero. Y ojo, el guión tiene todos los ingredientes de lo que bien podríamos calificar actualmente como un film del “MeToo”. Aquí tenemos al hombre blanco y heterosexual acosador (Tom), el santo hombre negro (el conserje) y la mujer acosada y víctima (Angela). Dejando este “Oopart” al margen, la trama nos regala un slasher en el que un enfermizo criminal secuestra, acosa y persigue a su víctima a lo largo de toda una interminable noche navideña con el parking como silencioso testigo.

En cuanto al elenco nos encontramos con una pareja protagonista que está a un nivel realmente top. Por un lado tenemos a Rachel Nichols como Angela, la sufrida víctima. No creo estar exagerando nada si digo que este es el mejor papel de toda la filmografía de Nichols. La actriz nacida en Maine lleva a cabo un tour de force de primera categoría corriendo de un lado a otro y sufriendo la implacable persecución física y mental del demente vigilante. Además, gran parte de sus escenas las protagoniza descalza y esposada. Las secuencias en las que Nichols triunfa exhibiendo su sufrimiento, miedo y angustia son muy variadas, entre ellas se pueden quedar con su enfrentamiento con Rocky… o su sentencia final deseando una “Feliz Navidad”.

Y, por otro lado, está Wes Bentley como Tom, el perturbado y perturbador vigilante del parking. Bentley también hace una gran recreación dando vida a un tipo que, aparentemente, está sano y puede engañar a cualquiera. Sin embargo, debajo de su capa de amabilidad y eficacia se esconde un psicópata peligrosamente obsesionado con Angela. Tal es su enfermiza obsesión que la llega a raptar, desvestir y disfrazar como si fuera una muñequita linda… Posteriormente veremos cómo su controlada calma va dando paso a brutalísimos estallidos de ira y hasta qué punto está obsesionado con Angela.

Del resto del elenco tan sólo cabe destacar a Simon Reynolds y Philip Akin. El primero es un ejecutivo compañero de Angela que se convertirá en “su regalo”. Y el segundo es Karl, el amable conserje del edificio. Ambos salen pocos minutos pero dejan huella… especialmente el primero.

“Protegerte es mi deber” (Tom)

En conclusión.
Termino esta crítica de Parking 2, una destacada propuesta de horror y terror humano con la que celebrar una Navidad diferente para los que ya estén cansados de los especiales de Raphael y los tiros de John McClane… Dejar un coche estacionado en el parking durante la jornada de Nochebuena nunca volverá a ser lo mismo.

Tráiler de Parking 2

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