Monstruoso
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Hablar sobre ‘Cloverfield’ es hablar sobre una soberbia y fascinante experiencia cinematográfica contada magistralmente en primera persona con una veracidad pasmosa. Un falso documental que muestra a través de un realismo absoluto los terribles acontecimientos que suceden en el centro de Manhattan. Un film de culto que nos sumerge en el miedo hacía lo desconocido y en el afán de supervivencia del ser humano. Una peculiar obra maestra del género fantástico reciente. Un ejercicio que corrobora la teoría de que también se puede hacer cine espectacular con pocos medios pero con mucha habilidad, imaginación y con algo… ‘Monstruoso’.

Monstruoso

Crítica de Monstruoso

Distribuida en España bajo el tosco título de ‘Monstruoso’, esta producción de J.J. Abrams tardó poco tiempo en convertirse en un objeto de culto, valorado principalmente por el aficionado más acérrimo al cine fantástico de serie B sin excesivas pretensiones, pero, sobre todo, por aquel público capaz de asimilar sin demasiados impedimentos este nuevo estilo de rodaje: un método que se inclina mucho más hacía la filmación puramente amateur que hacía la profesional. No obstante, es bien cierto que se trató de un producto bastante peculiar y ciertamente decepcionante para cierto sector (quizás debido a la excesiva campaña de publicidad viral y las expectativas creadas), pero fue un film que se saltó todas y cada una de las pautas fundamentales que caracterizan a cualquier largometraje convencional con el propósito de apartarse de estereotipos e imprimirse cierto carácter propio, y eso ya es motivo suficiente de reconocimiento y admiración, sobre todo si tenemos en cuenta que gracias a ello se logró un plus de originalidad, realismo y veracidad, algo que ya sucedió con la magistral «[Rec]» de Jaume Balagueró y Paco Plaza, y que volvió a cumplirse aquí.

Por otra parte, resulta ciertamente curioso que en una industria donde predominan los desmesurados presupuestos, los excesivos efectos infográficos y las atractivas secuencias rodadas con cámaras digitales de última generación, aún se elaboren proyectos que son capaces de alcanzar el éxito manteniéndose al margen de todas las ventajas (¿o desventajas?) que ofrece la tecnología actual; una enorme evolución técnica con la que se llegan a alcanzar elevadas cotas de perfección, aunque no de credibilidad. Llamémosle pues involución o retroceso (aunque yo lo llamaría «inteligencia»), pero es motivo de reflexión que films baratos como lo fueron [Rec](2007) o la propia ‘Monstruoso’ terminasen acaparando más atención (incluso más éxito comercial) que otros productos similares de mayor envergadura, por no hablar de los precedentes que se crearon desarrollados de forma similar, como por ejemplo: ‘El diario de los muertos’ (George A. Romero, 2007), o ‘Quarantine’ (John Erick Dowdle, 2008), el rekame americano de la ya mencionada ‘[Rec]’.

Queda así en manifiesto que, en ocasiones, resulta infinitamente más impactante y veraz rodar un film en formato semi-documental (clásicos antecedentes como ‘Holocausto caníbal’ o ‘El proyecto de la Bruja de Blair‘ así lo corroboran) que empleando miles de efectos digitales y desorbitados presupuestos para la elaboración de los mismos. Por fortuna, este no fue el caso de ‘Monstruoso’, film que careció de muchos de estos factores con el mero propósito de agudizar la ya de por sí elevada sensación de realismo que transmite la película, relegando a un segundo plano toda la parafernalia pirotécnica que suele rodear a un producto de estas características, y centrando la trama en el afán por la supervivencia y el sentimiento de solidaridad de un grupo de personas. Por lo tanto, aquí el protagonista no es el monstruo ni los efectos especiales, sino el elemento humano, factor que juega un papel crucial en la película.

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La cinta originó innumerables desavenencias entre los que esperaban un film orientado hacía el cine catastrófico más rutinario con monstruo «comeurbes» incluido (y por consiguiente, un ejercicio más espectacular y visualmente atractivo), y los que intuían que se iba a tratar de un imaginativo y peculiar producto casero aliñado con contadas (y asombrosas) secuencias de destrucción, pero basado principalmente en las desdichas de un reducido grupo de gente. Y es que esto no es elGodzilla’ (1998) de Roland Emmerich ni el King Kong(2005) de Peter Jackson, películas donde la criatura se mostraba en pantalla constantemente y acaparaba todo el protagonismo de la historia, negándole al espectador ese efecto sorpresa que tanto ansía y esa exquisita inquietud provocada por aquello que no llegamos a ver claramente.

El mayor elemento sobre el que se sustenta ‘Monstruoso’ (Cloverfield) es la sugestión del espectador, factor clave para mantener al público pegado a su butaca mientras experimenta sensaciones dispares provocadas por «aquello que no vemos pero intuimos». Dicho esto, no esperen contemplar nada parecido a ninguno de los films anteriormente mencionados (que dicho sea de paso, y sin ser buenas películas, llegaron a deleitar por su alto grado de espectacularidad) ya que «Cloverfield» se aparta totalmente de esa imagen, incluso se aleja considerablemente de la aburrida producción coreana The Host’ (Joon-ho Bong, 2006), la única película con la que podría compartir algún patrón narrativo (ambas películas se centran en la persona y no en la criatura).

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Antes de medir esta producción con el rasero que realmente le corresponde, debemos de partir de una premisa fundamental que posiblemente pocos hayan sido capaces de tolerar, y dicha premisa es que este film no se puede considerar en absoluto como una película, sino como un documental rodado al más puro estilo amateur (con todos los inconvenientes y ventajas que ello conlleva), y es aquí precisamente donde radica el auténtico encanto del asunto. No olvidemos que la cinta de videocámara que contiene grabados todos los hechos ocurridos en Manhattan, la encuentra el ejército en un lugar llamado «Cloverfiled» (lo que anteriormente se conocía como «Central Park»), así pues, desde el inicio se nos mostrará el contenido íntegro de dicha cinta. Por lo tanto, y partiendo desde la base de que esto no es un film convencional marcado por las típicas normas o directrices básicas, no traten de esperar un guión meditado, unos diálogos extensos o unas interpretaciones magistrales. Nada de esto existe en detrimento de un veraz y fluido acercamiento entre el espectador y las situaciones narradas en el film, de hecho, expresiones tan cotidianas ante cualquier desastre como «¡Dios mío!» o «¡Madre mía!» se recitan constantemente en la película. Se trata de puro documental, puro realismo y pura desesperación que se plasma en pantalla a base de gritos de pánico o dolor prácticamente improvisados; por no hablar de la contundente aparición del ejército, que se dispone a aniquilar a la criatura a toda costa provocando verdadera anarquía y descontrol en la ciudad.

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Personas sufriendo, asustadas, conmocionadas… explosiones, caos y destrucción; y un grupo de amigos que intentan salvaguardarse de la bestia pero que en el fondo no cesarán en su labor de intentar salvar a la novia de uno de los protagonistas, que se encuentra atrapada en un edificio céntrico de la ciudad. Así es «Cloverfiled»… por lo tanto, poco hay que mencionar en lo que respecta al guión, ya que como hemos comentado éste es prácticamente inexistente, plano y lineal, aunque tampoco se pretende aparentar lo contrario… es más, teniendo en cuenta que el film trata sobre la repentina aparición de un monstruo en Manhattan, no tiene demasiado sentido quejarse del libreto de la película, sobre todo si tenemos en cuenta que la coherencia narrativa se ausenta con el fin de lograr un ejercicio lo más cercano posible «a la vida misma». No obstante, se definen claramente dos fases en el metraje. La primera, de unos 15 minutos de duración, versa sobre la presentación de los personajes: unos jóvenes que se encuentran celebrando una fiesta de despedida entre líos de faldas y amores. Así, este prólogo podríamos considerarlo como un pequeño y prescindible episodio de «Merlose Plase» o «Sensación de vivir», pero pronto terminará el tostón amoroso para dar paso al segundo (e impresionante) acto de la película, que trata sobre la aparición de la criatura y toda la conmoción que ello provoca.

Las interpretaciones no son en absoluto dignas de celebrar a lo grande, más que nada porque estamos hablando de personas normales que se ven envueltas en un conflicto aterrador y que no saben cómo reaccionar y comportarse ante tal acontecimiento, y es aquí donde la cinta gana otro punto a favor: con la espontaneidad de los actores, que intentan alejarse de roles típicos y tópicos. Expresiones, frases y diálogos propios del desconcierto serán las «conversaciones» habituales de la mayor parte de los protagonistas que, en ocasiones, serán llevados al extremo de la desesperación por el hecho de encontrarse en mitad de una situación terrible y atípica, sufriendo en sus propias carnes una auténtica pesadilla que consiguen compartir vigorosamente con el espectador.

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Por otra parte, todas y cada una de las secuencias más dantescas son capaces de desatar verdadera inquietud por el simple hecho de estar enfocadas desde una perspectiva de primera persona, algo que nos sumerge de lleno en ese ambiente hostil situándonos justo en el centro de la acción de un modo sutil y crudamente real, aunque esto también tiene sus inconvenientes. Y es que emular mediante una cámara de video una situación caótica de un modo tan verosímil, da lugar a numerosos zarandeos, movimientos «relámpago», molestos reflejos e inevitables mareos que se agudizan aún más si cabe cuando el personaje que sostiene el aparato de grabación se dispone a correr fruto del pánico; tanto que durante el transcurso de diversas secuencias, la vista se llega a sobrecargar excesivamente… siendo éste uno de los puntos más negativos del proyecto. El otro es la inevitable previsibilidad que envuelve distintos momentos, como por ejemplo: el de la escena del túnel (una «set-piece» eficazmente ambientada aunque en el fondo trata de aterrar sin éxito quizás porque se veía venir de lejos lo que ahí iba a acontecer, aunque también es cierto que el público cada vez es más sabio y difícil de asustar). No obstante, ‘Monstruoso’ se podría encuadrar dentro del género de terror, pero yo no lo tengo tan claro… más que nada porque el film no produce terror, sino más bien expectación y asombro producidos por ese tufillo a «reality show» que caracteriza a la película. Encuadrémosla mejor dentro del género fantástico y, sobre todo, del sub-género de «cine catastrófico»; un tipo de cine que es claramente homenajeado en «Cloverfiled» a través de varios guiños cinéfilos.

Con un limitado presupuesto de 25 millones de dólares, el director Matt Reeves y productor J.J. Abrams lograron sacar el máximo partido a esa paupérrima cantidad económica si la comparamos con la de otras superproducciones, y es que hasta el último centavo luce en la pantalla y además de una forma espectacular. Como comentábamos al principio, este film no se sostiene constantemente sobre el afán de ofrecer al espectador cuantas más secuencias de destrucción mejor, pero ello no quiere decir que este tipo de escenas se ausenten por completo en el metraje. Al contrario, son relativamente escasas pero estratégicamente distribuidas a lo largo de los 85 minutos de proyección, logrando un equilibrio perfecto entre el dramatismo de la historia y la devastación producida por la criatura; unos momentos sumamente espectaculares apoyados sobre unos excelentes efectos especiales: las contadas apariciones del animal (siempre se nos mostrará escondido a medias, o a través de cámaras televisivas para mantener la intriga y no desvelarnos el aspecto de la criatura), el desprendimiento de la cabeza de la «Estatua de la Libertad», la primera explosión producida por el animal (que no se desvela con claridad el por qué de su existencia), de la que emanan numerosas bolas de fuego que impactan sobre toda Manhattan; o la hiper-histérica secuencia del puente. No hay efecto que sobre ni plano prescindible en esta magnífica «película-documental» que será valorada en su justa medida con el transcurso de los años.

Monstruoso

En resumidas cuentas.
Finalizo esta crítica de Monstruoso, un film que no es la típica película de «monstruo devorador» que se basa en su totalidad en mostrar la devastación y aniquilación gráfica en pantalla, ni tampoco es sólo un cúmulo de elementos espantosos entremezclados aleatoriamente sin ningún sentido, ya que realmente nos encontramos ante un cocktail perfectamente equilibrado y plagado de situaciones trágicas de pánico y desconcierto que se relatan de un modo inigualable. La película, que es bastante lineal, no pretende indagar en ningún otro aspecto que no sea el de la supervivencia, un hecho que se muestra de manera sublime y real. Una auténtica experiencia digna de disfrutar en un buen Home Cinema y una película imprescindible que, con el paso del tiempo, alcanzará la categoría de «culto» si es que no la ha alcanzado ya.

Tráiler de Monstruoso

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