John Rambo
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Veinte años después de ‘Rambo III’, y tras una larga espera, Sylvester Stallone volvió a encarnar a ‘John Rambo’. Lo hizo en una película brutal que nos narra la masacre que sucede en Birmania y la eterna lucha de sus habitantes por sus derechos humanos. Machete en mano, y con muy malas pulgas, Rambo intentará liberar a un poblado de su cruel dictador. La batalla ha comenzado y Rambo no está dispuesto a perderla, bajo ningún concepto. Bienvenidos, una vez más, al infierno…

“Sabes lo que eres, sabes lo que llevas dentro. Llevas la guerra en la sangre, no luches contra eso. No mataste por tu país, mataste por ti… Dios no dejará que olvides eso… Cuando te empujan, matar es tan fácil como respirar”  (John Rambo)

Crítica de John Rambo

Con el regreso de Rocky al ring en Rocky Balboa(Sylvester Stallone, 2006), y su éxito a nivel mundial, Sylvester Stallone volvió a ocupar un status que nunca debió haber dejado. Aunque quizás cometió el error de recurrir al púgil de Filadelfia demasiado tarde para resurgir de sus cenizas. La película le volvió a abrir las puertas de la industria y se le presentó una oportunidad de oro para resucitar a su otro “gran héroe”. ¡Nada más y nada menos que John Rambo! ¡Y qué manera de resucitar!

Stallone no sólo hizo caso a las peticiones de sus fans, dándoles lo que pedían con Rocky y Rambo, ya que posiblemente sea uno de los actores más fieles con sus seguidores, sino que también contentó a todos aquellos que reniegan del cine light y descafeinado. Con ‘John Rambo’ Sly demuestra que, a pesar de los tiempos que corren, sigue siendo uno de los actores de acción que menos escatiman a la hora de mostrar en sus películas violencia sin importar la clasificación de la MPAA.

Tras el fracaso de la entretenida aunque, por momentos, demasiado paródica Rambo III (Peter MacDonald, 1988), veinte años después y aprovechando el tirón comercial ya apuntado con ‘Rocky Balboa’, Stallone decidió recuperar a uno de los personajes más atormentados y complejos de su carrera. Un personaje que, en ocasiones, es inmediatamente etiquetado como fascista y anquilosado en los EEUU de Ronald Reagan.

Rambo es un personaje complicado y plagado de demonios internos con los que apenas puede lidiar. Si bien siempre se nos ha presentado en pantalla como un héroe de guerra que luchaba por su país, en esta ocasión queda patente algo que muchos ya intuíamos. Y es que Rambo no lucha precisamente por su patria, sino por sí mismo. Porque lleva la guerra en la sangre y es un verdadero «asesino». Un combatiente que necesita matar para satisfacer esa necesidad innata en él. De este modo se nos presenta en esta cuarta entrega al ex boina verde. Aquí Rambo es una sanguinaria máquina de matar, sin sentimientos ni contemplaciones. Un exterminador que entra en acción con la excusa del conflicto sobre el que gira la película.

En cierto modo cuesta asimilar este nuevo rol de un personaje que, ciertamente, es considerado como la antítesis de Rocky Balboa. Sin embargo, Johnny también nos dio signos de bondad e inocencia a lo largo de las tres entregas precedentes. Algo que, en esta ocasión, queda en entredicho a tenor de lo visto en pantalla. Rambo ya no es aquel joven inocente que sólo intentaba luchar por sus derechos y su dignidad en Acorralado(Ted Kotcheff, 1982). Tampoco es aquel soldado retirado que en Rambo III(Peter MacDonald, 1988) luchó en Afganistán para rescatar a su mejor amigo, el Coronel Trautman. No, ahora Rambo es un hombre arcaico, muy atormentado y brutal en sus actos. Sus rasgos faciales transmiten verdadera dureza y tiene sed de violencia. Violencia que desatará cuando un grupo de misioneros caiga en las fauces de un cruel dictador birmano.

Ni que decir que ‘John Rambo’ es, ante todo, una “obra de pura violencia”. No obstante, no es una película en la que se muestre violencia gratuita sin sentido. A Stallone no le faltan argumentos para justificar esta ola de sangre y destrucción que podemos contemplar en una película que, sin duda, no es apta para todos los estómagos. Así pues, la razón de existir de esta cinta tan salvaje y el motivo de su dureza es el conflicto que tiene lugar en Birmania. Un conflicto del que Stallone hace un retrato tan realista y cruel que realmente logra que sintamos preocupación por lo que allí sucede. Para conseguirlo, ya desde el minuto uno, nos presenta la inteligente inclusión de un documental real de apertura. Esa parte nos muestra los hechos tan terribles que están sucediendo en el país asiático.

De este modo, ya queda claro desde el comienzo de la trama que nos vamos a encontrar con un film mucho más orientado al cine bélico que al thriller de acción más convencional. Y es que ‘John Rambo’ es un producto que no se esmera precisamente en profundizar en los personajes (salvo en el de Rambo), o en recitar grandes y conmovedoras líneas de diálogo. ‘John Rambo’ es una destacada película que nos envuelve como pocas en una verdadera batalla. Aquí seremos testigos de cuán cruel y devastadora puede ser la guerra.

A pesar de que Stallone no moderniza al personaje, y se mantiene tremendamente fiel con el montaje y estilo de rodaje de los años 80, sí es cierto que las escenas de batalla beben ligeramente de las filmadas por Steven Spielberg en Salvar al soldado Ryan (1998) o por Ridley Scott en ‘Gladiator’ (2000). Esto último otorga al conjunto final un aire mucho más realista que las tres entregas anteriores. Algo que queda más que patente en la larga batalla final. Un sangriento choque en el que Stallone decide mantener al margen a Rambo. El icónico guerrero “se limita” a destrozar cuerpos ametralladora en mano desde un Jeep sin entrar en el cuerpo a cuerpo. Así se consigue dar prioridad a una visión mucho más amplia del combate. Un combate que, sin duda, se convierte automáticamente en uno de los mejor rodados de los últimos tiempos.

A lo anterior hay que sumarle una puesta en escena tremendamente efectiva y estilizada. Amén de una ambientación oscura y, a ratos, tenebrosa (atención al primer ataque nocturno) que por momentos nos pone los pelos de punta. Todo ello con una duración de no más de 85 minutos y un desarrollo tremendamente activo que no da lugar ni a un ápice de aburrimiento. Así las cosas, estamos ante la que es la mejor película de la saga tras la insuperable ‘First Blood’. De hecho, a esta última le hace un nostálgico guiño en el reflexivo plano final del film.

En resumidas cuentas.
Dicho todo lo anterior, y para concluir con esta crítica de John  Rambo, pese a otras muchas críticas desmesuradas e inoportunas que se llevó la película por ser supuestamente intrascendente y plana, que no quepa la menor duda de que se trata de un verdadero regalo de Sylvester Stallone para los fans de la acción más directa y sin contemplaciones. Para aquellos que están cansados de que la censura en el cine nos invada a pasos agigantados. Pero, sobre todo, para todos los que queríamos ver, por ¿última vez? a Rambo en acción.

Tráiler de John Rambo

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