El invitado
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Como muestra de su veteranía como actor protagonista, Denzel Washington ha sabido unirse a interpretes más jóvenes que él y con carreras ascendentes para co-protagonizar sus films. En 2010 lo vimos en ‘Imparable’ junto a Chris Pine. Dos años después le tocó el turno a Ryan Reynolds para darle la réplica en el film que hoy nos ocupa. Un furioso thriller de acción excelentemente manufacturado por Daniel Espinosa. Nos preparamos para recibir a… ‘El invitado’.

«Cuando al cabo del día dices más de cien mentiras, al final acabas creyendo que son verdades» (Frost)

Crítica de El invitado

Tras dirigir la producción sueca ‘Dinero sucio’ (2010), Daniel Espinosa llamó la suficiente atención de los mandamases de Hollywood como para acabar haciéndose con las riendas de una producción de acción de clase A. Una cinta protagonizada por una estrella de peso como Denzel Washington, aquí también en tareas de productor ejecutivo, y con un actor en constante progreso como Ryan Reynolds. Todo ello bajo un bien llevado libreto del debutante David Guggenheim. El resultado es un excitante thriller de acción con una dirección por parte de Espinosa que recuerda tanto al mejor Tony Scott como a los instantes más conseguidos de la saga Bourne.

‘El invitado’ no es un film de acción al uso, sino un producto que va más allá de la efervescencia del momento. En pantalla se nos presenta una trama de espías y secretos lo suficientemente intrigante como para mantenernos con el suspense. Por si fuera poco, nos regala una sucesión de set pieces de acción realmente colosales. Set-pieces que incluyen descarnadas luchas cuerpo a cuerpo y opresivas persecuciones de coches. En ambos terrenos, Espinosa se erige como un más que prometedor relevo de los directores de acción de la vieja escuela. Me refiero a gente como Walter Hill, John McTiernan, Martin Campbell o al ya citado Tony Scott. De ellos toma el testigo y las maneras de cada uno, cuando considera oportuno, para dar como resultado un vehículo de acción muy por encima de la media.

Partiendo desde una premisa argumental pocas veces vista, los pisos francos de la CIA, Espinosa lleva hábilmente a sus personajes por un camino de no-retorno. Una senda que deja tras de sí una importante retahíla de cadáveres y unas espídicas set pieces. Toda una agradable sorpresa la llegada de este sueco, de orígenes latinos, al género. Un realizador que en ‘El invitado’ se rodea de un elenco de actores de alto nivel. Y es que era de recibo esperar buenas actuaciones de su reparto sólo echando un ojo a quienes lo integran.

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Para empezar nos encontramos a todo un coloso como Denzel Washington en ese personaje de anti-héroe que tan bien ha sabido explotar desde Training Day(Antoine Fuqua, 2001). Con este film, Washington se subió al carro de las estrellas de cine que mejor lucen dando vida a sociópatas peligrosos. Aquí lo borda literalmente como Tobin Frost, un forajido agente de la CIA que hace permanentemente el agosto vendiendo secretos de la agencia al mejor postor. Se puede decir que Washington recuperó la marcha con esta película después de sus rutinarias actuaciones en films como Asalto al Tren Pelham 123’ (Tony Scott, 2009) o la ya citada Imparable(Tony Scott, 2010).

Denzel es uno de esos intérpretes que sabe muy bien manejar las entonaciones de voz y sus movimientos corporales. Personalmente lo considero el Marlon Brando afroamericano. Un tipo de actor tremendamente peculiar y único. Un intérprete que sabe muy bien cómo explotar su presencia en pantalla. Su personaje, Tobin Frost, luce perturbador e intrigante. Todo ello gracias al talento innato de Washington. Después de unos años firmando el expediente en piloto automático, a excepción de El Libro de Eli(Albert y Allen Hughes, 2010), por fin tiene las suficientes escenas de lucimiento (tanto en forma de diálogos como de situaciones en pantalla) como para firmarlo de forma sobrada con notable alto. Presten atención al momento en que entra dentro de la cabeza de Weston para que lo saque del piso franco. Y, por supuesto, al auténtico recital que nos ofrece en el clímax.

Otro que también da lo mejor de sí mismo es su rival en pantalla, Ryan Reynolds. Tengo que admitir que, salvo contadas ocasiones, Reynolds me parecía un actor tremendamente inflado por Hollywood debido a su físico de galán. Sin embargo, hay que aceptar que tanto en Ases calientes’ (Joe Carnahan, 2006) como en esta cinta sabe muy bien cómo llevar adelante sus personajes. En ambas películas hace creíbles las travesías vitales de los mismos. Además da sobradamente el tipo como héroe de acción, sobre todo en la cinta que hoy reseñamos. Aquí acaba teniendo un brutal y descarnado combate cuerpo a cuerpo en pleno clímax que mejora en mucho a las luchas de la Saga Bourne, tomando justamente a estas como referencia visual.

Reynolds, como digo, hace gala de un saber hacer digno de mención. El actor consigue llevar desde un punto tanto emocional como físico hasta el lado opuesto a su personaje. Sólo hace falta echar un ojo en retrospectiva a la secuencia inicial que muestra la idílica vida fuera del trabajo de su personaje con el desolador plano final que cierra el film. Esos dos momentos resumen a la perfección el camino vital recorrido por Matt Weston. Además nos revelan el endurecimiento irreversible que debe llevar a cabo si quiere salir con vida de esta aventura.

A la dupla protagonista los arropan excelentes intérpretes de carácter como Brendan Gleeson (el superior de Weston), David Barlow o Sam Shepard interpretando a Ian Whitford (el director adjunto de operaciones de la CIA). También tenemos secundarios de lujo como Robert Patrick, Liam Cunningham y Rubén Blades. Este último dando vida a un falsificador semi-retirado llamado Carlos Villar. Y la siempre agradecida presencia, tanto física como interpretativa, de Vera Farmiga. En esta cinta interpreta, por segunda vez consecutiva, a un personaje que originalmente era un hombre; ya lo hizo en ‘Código Fuente’ (Duncan Jones, 2011). Farmiga es la jefa de sección de la CIA, Catherine Linklater. La pena es que, en esta ocasión, goza de menos protagonismo del que debería.

Dentro del apartado técnico hay que alabar la decisión de ambientar el film en Sudáfrica, un país con un pasado reciente tan políticamente presente aún hoy día. Con esto se consigue que sus escenarios naturales se erijan como otro protagonista más de la función. Finalmente, resaltar la convenientemente “bourniana” fotografía de Oliver Wood (que desempeñó esas mismas tareas en las tres primeras entregas de la saga) y la notablemente integrada música de Ramin Djawadi.

En resumidas cuentas.
Finalizo esta crítica de El invitado, una de las destacadas cintas de acción del 2012. Una cinta que recupera al mejor Denzel Washington y confirma el buen hacer de Ryan Reynolds lejos de la comedia tontorrona que tanto amenaza con encasillarlo. Por si fuera poco, descubrió al planeta entero el emergente talento de Daniel Espinosa que en esta propuesta alcanza cotas de muy alto nivel. Una muestra de cine de acción bien hecha y como tal merece ser considerada.

Tráiler de El invitado

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