Drive
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¿Se puede hacer cine de acción de autor? Sí, o por lo menos eso es lo que intenta Nicolas Winding Refn con este film. Una película en donde un silencioso Ryan Gosling juega a ser un tipo duro de los de antes. Todo esto en medio de un falso cuento de hadas al estilo ‘La prueba del crimen‘. Esta es la historia del Conductor. Sube y ponte el cinturón de seguridad. Esto es… ‘Drive’.

Crítica de Drive

En noviembre de 2011, durante su proyección en cines de Estados Unidos, una espectadora decepcionada interpuso una demanda contra los productores y distribuidores de ‘Drive’. Según la mujer, la cinta tenía publicidad engañosa. Su argumentación se basaba en que los tráilers de promoción vendían el film como una producción al estilo ‘Fast & Furious’ cuando, en realidad, las pocas escenas de persecuciones de coches estaban ya incluidas en el tráiler. Por si fuera poco, la espectadora también acusaba a la propuesta de ser antisemita porque los villanos de la función son unos gánsteres judíos…

La anécdota anterior sirve de ejemplo para que cuando uno va a ver una película debe informarse un poco. En este caso, tanto el director, la novela en la que se basa la cinta e incluso su protagonista principal no son dados al espectáculo más comercial. Estos tres datos ya dejan bien claro que ‘Drive’ no es un actioner ruidoso ni descontrolado. Y dicho esto, ahondemos ya un poco en lo que nos ofrece esta película…

‘Drive’ fue el primer largometraje en Estados Unidos de Nicolas Winding Refn. El director danés sustituyó tras las cámaras al inglés Neil Marshall. Ni que decir tiene que este fue un cambio de rumbo realmente desconcertante por parte de los productores. Lógicamente, y al final, esta sustitución acabó interfiriendo no sólo en el resultado creativo final, sino también en su protagonista. Un protagonista que, en primera instancia, iba a haber sido Hugh Jackman. Refn opta por caminar por un sendero de grandiosidad artística que choca de lleno con la historia que ‘Drive’ cuenta. Su afán por redefinir el género acaba lastrando los mejores momentos del film. Así las cosas, las reminiscencias al cine de Michael Mann (banda sonora, fotografía y personaje principal solitario) quedan en agua de borrajas…

Refn parece que quiso firmar una cinta de acción que fuera el culmen de la pretenciosidad. Al mismo tiempo pasa por alto momentos bochornosos. Bastan estos ejemplos: ver a Ryan Gosling con un cabeza postiza y con cara de retrasado, o aquel momento que lleva al «conductor» a pasearse de día por las calles de Los Ángeles con la chaqueta totalmente ensangrentada sin llamar la atención de nadie… ¡y qué decir de ese instante en que es acuchillado por la espalda de la forma más estúpida posible! No obstante, hay decisiones artísticas muy conseguidas en la propuesta: su pieza sonora principal, la descarnada violencia de la que hace gala o la transformación de Albert Brooks en un villano sin escrúpulos. La pena es que las mismas pueden quedar minimizadas por lo presuntuoso del envoltorio global.

El argumento principal desde donde avanza la película ya lo hemos visto cientos de veces, y mucho mejor llevado a cabo en largometrajes como Ladrón’, ‘Heat’, ‘Layer Cake’ o ‘The Town’. Todas esas cintas, algunas mejores que otras, superan en el computo global a ‘Drive’. Y la superan porque no juegan a redefinir el género, sino que añaden pequeñas gotas de originalidad a un camino ya transitado antes… Y es que hasta los actores parecen no saber muy bien lo que están haciendo. Este el caso de Ryan Gosling, del cual tenemos durante muchos instantes su peor versión en escena: impertérrito, callado e impasible ante lo que sucede a su alrededor. Interpretando al «Conductor, Gosling juega a ser Steve McQueen y, por supuesto, pierde. Es en las situaciones de explotación emocional cuando Gosling se crece y deja ver parte de su talento.

Por su parte, Carey Mulligan lo tiene más fácil como Irene, la vecina del conductor. Su personaje apenas sufre cambios durante el metraje y su cara de madre sufridora y solitaria lo dice todo. Todo lo contrario sucede con un Ron Perlman que pasa sin pena ni gloria por el relato. Los que si rinden a un alto nivel son dos actores con personajes muy agradecidos. El primero es Bryan Cranston como el jefe de «El conductor», un viejo tullido que ha puesto sus últimas esperanzas de ganar algo de dinero en el talento de Driver. Y el segundo es un sorprendente Albert Brooks que clava a la perfección su papel de mafioso despiadado. También tenemos a Oscar Isaac como Standar, el marido de Irene que está a punto de salir de la cárcel. Y cerrando el casting importante no podemos olvidarnos de Christina Hendricks como Blanche.

En resumidas cuentas.
Acabo esta crítica de Drive, una película que se llevó muchísimos elogios allí donde se exhibió. Incluso se le concedió la «Palma de Oro» al mejor Director en el Festival de Cannes. Por mi parte, me hubiese gustado ver a esos mismos críticos «gafapastas» valorar esta cinta si hubiera venido firmada, por ejemplo, por el fallecido Tony Scott…

Tráiler de Drive

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