Atómica
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La Guerra Fría está llegando a su final. Pero todavía quedan cuentas que ajustar, secretos que proteger e identidades que ocultar. En medio de todo esto tenemos a Charlize Theron. Ella es Lorraine Broughton, una agente del MI6 dispuesta a darle una vuelta de tuerca al género de espías. No en vano, ella es una mujer verdaderamente… ‘Atómica’.

“Es doble placer engañar al engañador” (Maquiavelo)

Crítica de Atómica

Es conveniente destacar que ‘Atómica’ está basada libremente en la novela gráfica titulada ‘The Coldest City’. Hablamos de una obra escrita por Antony Johnston y dibujada por Sam Hart, y publicada en el año 2012. La trama inicial del film y de la novela es la misma. En ambos casos nos encontramos con Lorraine Broughton, una agente británica del MI6. Lorraine es enviada al Berlín de los días anteriores a la caída del muro para recuperar una importantísima lista.

A partir de lo expuesto en el párrafo anterior, el director David Leitch convierte la película en una especie de versión femenina de John Wick (no por casualidad, Leitch fue su co-director junto a Chad Stahelski). Todo el estilo de filmación recuerdan a “JW” y su secuela. En la fotografía tenemos nuevamente Jonathan Sela con sus neones de discoteca, tonos grises y azules, o cálidos para los ambientes ricos. En la banda sonora también repite Tyler Bates. Las escenas de acción e incluso rótulos, aquí a modo de grafitis, también siguen la estela del film del hitman. Lo único que cambia es la trama desapareciendo la venganza por una temática de espías. Por supuesto otra modificación es el protagonista. En esta ocasión tenemos a una durísima Charlize Theron, que cae como un castigo sobre los espías del Berlín Este y Oeste (en realidad, escenas filmadas en Budapest).

El guión es obra de Kurt Johnstad, conocido por participar en los libretos de 300 (Zack Snyder, 2006) y 300: El origen de un imperio (Noam Murro, 2014). La narración y el montaje del film avanzan a base de saltos temporales entre el presente y el pasado. Estos saltos vienen provocados por la explicación que va haciendo Broughton, en la declaración a sus superiores, de los sucesos acontecidos en “territorio comanche”.

Precisamente, el hecho de combinar presente y pasado (con una trama en la que las intenciones de los protagonistas van cambiando radicalmente) puede despistar a más de uno, sobre todo porque no todas las motivaciones quedan claras y definidas. No obstante, ya se sabe que los espías y los agentes dobles nunca juegan con las mismas cartas…

Todo lo anterior se establece en un marco como el Berlín en el que la caída del muro era inminente. Además se añaden referencias a la cultura popular de la época. Por ejemplo: la visita de David Hasselhoff. Como expuse antes, también destaca el empleo de los “grafitis”. En la película se usan a modo de créditos que van situando al público en las diferentes localizaciones por las que transitan los personajes.

Las escenas de acción se van intercalando a lo largo de la trama. En pantalla tenemos unas crudísimas y violentísimas set-pieces. Escenas filmadas con el mismo buen hacer de la ya citada ‘John Wick’ e igual de exageradas o más. En ‘Atómica’ cualquier objeto es susceptible de ser convertido en un arma (hasta unas simples llaves de casa). Por otro lado, nada importa que sea una mujer o un hombre el que reciba los palos. De hecho, Charlize Theron da y recibe trompadas de una manera ultraviolenta. ¡Atención a la escena que se inicia en las estancias de un edificio y termina en sus escaleras!

Al margen de la contundencia de las escenas de acción, la música es otro elemento que destaca (y mucho). La banda sonora está repleta de canciones fácilmente identificables para los que vivimos la época dorada del POP de los 80 y 90. Por las diferentes radios y cassettes del film sonarán temas como el “Cat People” de David Bowie, el “Father Figure” de George Michael, el “Personal Jesus” de Depeche Mode, o el “Under Preassure” de David Bowie & Queen.

“Berlín es el salvaje oeste”… Then we take Berlin.

El reparto viene liderado total y absolutamente por Charlize Theron. La sudafricana se muestra tan fría como el telón de acero y muy en la línea de su personaje. Da vida a Lorraine Broughton, una espía que tiene que tratar con lo peor del mundo del espionaje. Es tal su frialdad que es incapaz de mostrar ni siquiera un guiño cómplice cuando se enrolla con Sofia Boutella. Al margen de esto, también destaca por la contundencia con la que apaliza y es apalizada por los diferentes esbirros que van apareciendo en escena. Atención al primer plano de su trabajada espalda al salir de la bañera, y cómo le va quedando el rostro a lo largo del metraje… Algo muy similar a lo que vimos con las zurras de Milla Jovovich en Resident Evil: Capítulo final’, pero esta vez con todas las escenas de mamporros bien filmadas.

Al margen de Theron destaca James McAvoy, que se pasea desatado y desaliñado por el metraje dando vida a David Percival, un agente local de esos que suben y bajan al mismo tiempo. Para Sofia Boutella queda el papel más agradable de la cinta como Delphine Lasalle, una agente francesa a la que esto le viene grande y que es la que más grado de empatía llega a transmitir por su “inocencia”. Esperaba más de Boutella, pero queda claramente infrautilizada por el realizador y usada como mero interés romántico de Lorraine. Finalmente, papeles muy fáciles para Tobey Jones y un John Goodman con pintas de Rajoy. Ambos intérpretes aparecen en sus escenas casi siempre sentados. Su labor es interrogar con más o menos autoridad al personaje de Theron. Poco más hacen.

En conclusión.
Finalizo esta crítica de Atómica, un film que bien se puede tomar como la respuesta femenina a ‘John Wick’. Ahora bien, peca de intentar presentar una trama más compleja y menos directa que el film del hitman y en el pecado va la penitencia. No obstante, como vehículo de acción puesto absolutamente al servicio de una ciertamente musculada Charlize Theron cumple de sobra. Otro tema distinto es que con todo este envoltorio y casting bien podríamos haber pedido más.

Tráiler de Atómica

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