Sin escape (Ganar o morir)
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Un fugitivo sin ningún lugar al que ir. Una familia a punto de perderlo todo y sin nadie a quien recurrir. Cuando el enemigo puede destruir un pueblo, y tiene a la ley de su lado, la única esperanza de justicia es un proscrito. Él es todo lo que tienen y todo lo que necesitan. Jean-Claude Van Damme está ‘Sin escape (Ganar o morir)’.

“Si no consigo la finca de la señora Anderson antes de que acabe la semana pierdo los permisos. Y si pierdo esta transacción, pierdo mi negocio. Si usted y su insignificante ejército no pueden convencer a una simple mujer para venderme su finca, tendré que buscarme a alguien que sepa hacerlo” (Franklin Hale)

Crítica de Sin escape (Ganar o morir)

El hit que supuso Soldado universal (Roland Emmerich, 1992), posibilitó a Van Damme conseguir casi lo que quisiera para su siguiente film con Columbia Pictures. Y ese fue el trato por ‘Sin escape (Ganar o morir)’. Un film cuyo guión original fue vendido por el entonces muy cotizado Joe Eszterhas. Sin embargo, y una vez que comenzó el rodaje, Eszterhas se desentendió del libreto y fue reemplazado por Leslie Bohem. Este último lo moldeó al gusto de los productores y del propio Van Damme. Los cambios provocaron que Eszterhas y su socio Richard Marquand acabaran renegando de la autoría del guión. Únicamente firmaron los créditos por motivos meramente contractuales.

Van Damme tuvo en esta producción plena decisión sobre el director y el casting. Así fue como se declinó por Robert Harmon, el responsable de la muy interesante Carretera al infierno (1986). Después de este film, Harmon apenas hizo nada más reseñable. Y no es porque aquí entregaran un mal trabajo, si no más bien porque de esta dio el paso a una serie de telefilms que fueron apagando su estrella. Lo mismo pasó con Rosanna Arquette, elegida por el propio Jean-Claude para ser su compañera en pantalla.

La película vio la luz en cines norteamericanos el 15 de enero de 1993. Oficialmente contó con un presupuesto en el entorno de 15 millones de dólares. Esta cantidad no pudo cubrirse en su totalidad para dar ganancias tras su paso por las grandes salas, donde solo se embolsó 22 kilos. Mucho mejor le fue en el mercado doméstico y en sus pases por televisión.

‘Sin escape’ se intentó vender como una actualización de ‘Raíces profundas’ (George Stevens, 1953), pero con el añadido de estar protagonizada por la superestrella del momento, el belga de oro. Van Damme se mostraría a la audiencia como nunca antes. Aquí afronta un rol dramático de exconvicto que se redime ayudando a unos desprotegidos del yugo de los poderosos sin dar ni una sola patada. Las semejanzas con el film de Stevens acaban en lo atropellado de la relación entre el proscrito y el niño que lo idolatra. El resultado final estuvo lejos del esperado y enterró las esperanzas de Van Damme de lograr una carrera de registro más amplios. En consecuencia, no tardaría mucho en volver al cine de acción en posteriores films.

La verdad es que la cinta tiene un importante contenido de drama y, hasta si se quiere, de denuncia. Denuncia sobre los poderosos y caciques. También pone de manifiesto la lucha de los más desfavorecidos por preservar su honor y sus terrenos. Tierras ganadas cultivándolas y luchando por perseverar. Pero claro, todo debe volcarse a la acción y la pirotécnica. Y todo esto nos deja un timing de apenas noventa minutos donde deben pasar muchas cosas y a gran velocidad. Lo cual no suele funcionar muy bien a nivel global.

El film entretiene, pero tiene demasiada violencia y calificación “R” para ser una cinta familiar. Por el contrario, Van Damme parece marchar con el freno de mano puesto. Y esto es algo que sus fans pueden echarle en cara… porque lo que se le pedía entonces era protagonizar vehículos de acción y artes marciales. Aún con todo, no entrega un mal trabajo Harmon. El director consigue unir acción, drama y thriller especulativo. Al mismo tiempo va cociendo a fuego lento el clímax. Un final que desatará todas las hostilidades apoyado en una fotografía de paisajes amplios firmada por David Gribble. Tampoco está mal la música entregada para la ocasión por Mark Isham.

Harmon, eso sí, debe de rendirse a su superestrella. Sobre todo cuando introduce una secuencia entera de lucimiento para él. Bueno, en realidad son unas cuantas escenas… pero especialmente aquella en la que le vemos saltando imposiblemente sobre su moto antes de ponerse unas gafas de sol para huir de una buena serie de policías a caballo… Por su parte, las confrontaciones físicas están insertadas de forma clave para que el espectador no se termine de ir del hilo del film. Estas set-pieces contienen principalmente puñetazos y golpes varios con objetos del entorno. Recordemos que Van Damme puso como condición innegociable no usar ningún movimiento marcial relacionado con el karate que le dio fama.

En el casting ya he ido mencionando anteriormente a Van Damme y Rosanna Arquette. El coloso belga interpreta a Sam Gillen, un prófugo y antiguo ladrón de bancos procedente de Quebec. Por su parte, Rosanna Arquette es la viuda Clyde, una mujer con dos hijos pequeños que se empeña en no vender sus tierras ni por todo el oro del mundo. Todos recordamos que como actriz vivió una época de cierto esplendor en los años ochenta en comedias nocturnas. Luego terminó siendo sustituida en fama por su hermana pequeña, Patricia. En cuanto a los retoños quedan en manos de Kieran Culkin (Mookie) y Tiffany Taubman (Bree). El hermano de Macaulay tiene un sentido rol de joven en busca de una figura paterna. Y para Tiffani queda una labor ciertamente inocente.

Entre los secundarios ojo al rol de Sheriff alcahuete de Edward Blatchford (Loonie). Para el final dejo los claramente odiosos y bien resueltos papeles del eficaz Joss Ackland y el no menos recordado Ted Levine como su mano ejecutora, el Señor Dunston, un tipo que siempre se guarda una carta maestra en los lugares menos pensados.

“Au revoir, capullo” (Sam)

En resumidas cuentas.
Termino esta crítica de Sin escape (Ganar o morir), una película que debía de abrir una época de esplendor donde Van Damme afrontaría un proyecto de drama y otro de acción y artes marciales por año. Sin embargo, vista su filmografía posterior, no fructificó. Y es que Jean-Claude no tenía tanto público para este tipo de empresas.

Tráiler de Sin escape (Ganar o morir)

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