La matanza de Texas (2003)
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R. Lee Ermey y Jessica Biel, cada uno a su modo y manera, llevan la voz cantante en este remake. Un remake a través del cual Marcus Nispel nos presentó todo un nuevo universo de macabros personajes: la familia Hewitt. Llegó el momento de regresar a Texas para presenciar una nueva versión de ‘La matanza de Texas’ (2003).

“Escuchad, retrasados… ¡Estáis muertos y aun no lo sabéis!” (Abuelo)

Crítica de La matanza de Texas (2003)

En el año 2003, los derechos del mítico filmLa matanza de Texas (Tobe Hooper, 1974) fueron adquiridos por New Line Cinema. Así las cosas, el estudio decidió producir un remake que, de alguna manera, volviera a contar tan tremebunda historia. Una historia que había quedado desdibujada por las irregulares, y mediocres, secuelas que siguieron al original de Tobe Hooper. En la producción también se vio involucrado el odiado/amado Michael Bay. Durante el principio del siglo XXI, el realizador de melena rubia se dedicó a poner dinero para dar salida a una serie de remakes de films de género que habían sido un éxito en décadas pasadas. Y esta película que comentamos hoy fue su primera y más conseguida apuesta.

Para dirigir la nueva matanza se contrató al alemán Marcus Nispel, un consumado especialista en videoclips que había trabajado con artistas del nivel de Gloria Estefan, Luis Miguel, Cher, las Spice Girls, Bryan Adams,… ‘La matanza de Texas’ (2003) significó su debut en cines. Lógicamente, nadie puede huir de su pasado. Comento esto porque la película tiene un estilo de filmación cercano, en varias escenas y planos, al mundo de los videos musicales. Ahora bien, es un estilo que a esta nueva versión le sienta francamente bien. Como también le sientan de maravilla esas secuencias iniciales a modo de falso documental en blanco y negro (con grano incluido) tratando de hacer pasar los sucesos del largometraje como algo totalmente real.

Por supuesto, y estando Michael Bay en el equipo producción, se nota parte de su mano en la película. Esto último es algo que también se aprecia en el resto de remakes de terror que produjo. Tan contentos quedaron Nispel y Bay que volvieron a colaborar juntos en otro remake: Viernes 13’, versión 2009. Otra vuelta de tuerca, esta vez a Jason Voorhes, con el mismo estilo visual de esta matanza que hoy estamos comentando.

Para reescribir la historia se contrató a otro debutante: Scott Kosar. En su caso, hablamos de un guionista que igualmente haría carrera gracias a Michael Bay. Posteriormente, Kosar ha pasado a convertirse en un “escribano” de prestigio dejando su sello en series como ‘Bates Motel’ o La maldición de Hill House’. Incluso se apuntó un gran tanto con el libreto de ‘El maquinista’ (Brad Anderson, 2004). Esta filmografía ya apunta a que Kosar no es un “juntaletras” cualquiera. En consecuencia, en el libreto de ‘La matanza de Texas’ no se limita copiar y pegar párrafos… sino que sobre la misma historia original crea todo un nuevo universo de grotescos personajes y situaciones nuevas.

Evidentemente, y en consonancia con el guión de Kosar, va la dirección de Marcus Nispel. Por consiguiente, esta nueva matanza no es un copiar y pegar de la vieja matanza. No, para nada. Aquí estamos ante un film que, evidentemente, parte de unas bases ya establecidas… pero, a partir de ahí, trata de innovar y meter todo el material nuevo que puede. El resultado final es un remake de los que realmente merecen la pena. Por supuesto, también rinde tributo a Tobe Hooper (aquí co-productor) con algunas escenas (pocas) que homenajean al film original. Las más claras serían el primer crimen de Leatherface y la persecución nocturna de este último a Erin sierra en mano y por un camino repleto de matorrales secos.

Por otra banda, en toda “matanza” que se precie la violencia, las muertes y la casquería juegan un papel muy importante. En este caso, y conscientes de que era imposible replicar la malsana ambientación original, se centran en ofrecer mayores dosis de casquería y sangre para impactar al público. Haciendo un breve repaso, Nispel nos regala amputaciones de brazos y piernas, un brutal suicidio en primer plano, una “crucifixión”, carne y mucha sangre derramada. Por supuesto, la sierra de “Cara de cuero” también suena a tope de revoluciones.

Respecto a la ambientación, ya he comentado que no se consigue replicar la angustiosa y malsana atmósfera anterior… lo cual, dicho sea de paso, era imposible. No obstante, los planos de la casa de los matarifes resultan muy impactantes. En pantalla vemos una morada realmente granítica plantada en pleno campo texano que no augura nada bueno. Tan es así que sus imágenes nocturnas la revelan como una especie de lugar infernal. En el interior abunda la roña y el agua estancada con gran cantidad de basura, polvo, y cerdos y gallinas campando a sus anchas. También se ofrece una descripción visual de la guarida en el sótano de Leatherface y de lo que hace con los cuerpos de sus víctimas. Todo esto está ciertamente conseguido destacando el trabajo fotográfico de Daniel Pearl, no por casualidad fue el director de fotografía en la cinta original de Hooper.

Completando la ambientación está la música de Steve Jablonsky, otro amiguete de Michael Bay. El compositor entrega unas partituras con tonos claramente ominosos y amenazantes. Unas notas que van advirtiendo al público sobre los tremebundos sucesos que se van a ir desarrollando en pantalla.

“¿Qué coño hacéis en mi casa?”. Carne fresca.

Al margen de las virtudes ya comentadas de este remake, su principal punto fuerte es el reparto con una serie de grotescos personajes que se hacen imposibles de olvidar. La palma se la llevaron R. Lee Ermey y Jessica Biel. Al primero le regalaron todo un caramelo con su rol del Sheriff Hoyt. Hablamos de un personaje perfectamente adaptado a la especialidad del actor. Un tipo desagradable al máximo que no para de soltar firmezas y amenazas. Ermey hace suya cada escena en la que aparece y desata un auténtico show humillando al grupo de jóvenes… Y del grupo la que más sobresale es Jessica Biel como Erin. La actriz lo da todo por la causa y se entrega a un histérico tour de force en el tramo final. Su look con vaqueros, camisa ajustada marcando pectorales y sombrero de cowboy la convirtió en todo un icono sexual del género.

La galería del horror de la familia de matarifes la completan Andrew Bryniarski heredando la máscara de Cara de Cuero. Terrence Evans como el abuelo Monty, un anciano sin piernas, con una sonda para el pis y un humor del diablo. Marietta Marich es la desagradable y autoritaria abuela. También está Heather Kafka como la débil y flaca Henrietta. No pierdan detalle de David Dorfman como un feo niño apodado “pequeño mutante” que es lo único bueno de esta terrorífica familia. Y, finalmente, Kathy Lamkin es Tea Lady, una amiga de la familia que destaca por su tremebundo sobrepeso. Cada uno de estos personajes daría para escribir una “tesis doctoral”…

Para terminar, cabe destacar al resto del grupo que acompaña a Erin. Este plantel lo componen Jonathan Tucker como Morgan, un sufrido gafitas amante de los porros. Eric Balfour es Kemper, una especie de jefecillo del grupo. Mike Vogel es Andy, un cachitas rubio y muy amoroso que pasará las de Caín. Y la última cara femenina la pone Erica Leerhsen como Pepper, la improvisada novia de Andy.

“Aquí huele a mentiras” (Sheriff Hoyt)

En conclusión.
Termino esta crítica de La matanza de Texas (2003), un remake de los buenos y que muestra el camino que deberían seguir todas las nuevas revisitaciones de clásicos. En definitiva, un trabajo bien hecho con tan sólo 9 millones de $ que fue correspondido por el público dando lugar, tres años después, a una precuela levemente inferior… pero igualmente “disfrutable”.

Tráiler de La matanza de Texas (2003)

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