El héroe y el terror
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“Un hombre tan demoniaco no muere tan fácilmente. Es aterrador ¿no crees? La cantidad de historias que se contaron cuando capturaste a Simon. Entonces negaste que hubieras hecho ninguna heroicidad. Y yo opine como tú. Tener miedo es algo muy natural. Te has enfrentado con un monstruo. Y ha podido más que tú. Eso es todo”. Por separado, Chuck Norris es Danny O`Brien y Jack O`Halloran es Simon Moon. Y juntos son: ‘El héroe y el terror’.

“Me gustaría que me dejaran de llamar héroe” (Danny)

Crítica de El héroe y el terror

En su momento, Raymond Wagner produjo Código de silencio (Andrew Davis, 1985), una de las películas más serias y contundentes de la carrera de Chuck Norris. Por ello, no fue casualidad que, para su siguiente film junto a la estrella de acción, Wagner eligiera un material igualmente serio y prometedoramente contundente. Pero, como se suele decir, ¡segundas oportunidades no suelen ser buenas! Para esta nueva colaboración, Norris pasó de ser un buen policía teniendo un mal día… a ser un policía temeroso al que un mal día lo alzó a la categoría de héroe, sin casi merecerlo. Y es ahí donde acaban las semejanzas entre ambas películas.

‘El héroe y el terror’ se aleja del policíaco y se afinca en el thriller. Un thriller con ecos a la propia carrera de Norris. Por ejemplo, aquí se intenta reconducir aquella fallida producción de Chuck vs maniaco conocida como ‘Furia silenciosa’ (Michael Miller, 1982). Pero el encanto trash de la película de Miller pasa ahora por una mezcla de seriedad y ligereza que no cuaja. ‘El héroe y el terror’ fue una producción Golan & Globus (Cannon Films). Su estreno en cines se produjo el 26 de agosto de 1988 en algo menos de 1000 salas en su punto culminante. La cinta terminó recaudando unos escuetos 5 millones de dólares durante 18 semanas de exhibición.

En cualquier caso, lo que sucedía con estos films de Norris es que ya eran más rentables en video que en grandes salas. No ayudaba tampoco el hecho de que el propio actor hubiese aceptado hacer secuelas de otros éxitos suyos precedentes. Y mucho menos el hecho de que se mostrará muy abierto a la mayoría de guiones que le remitían desde la Cannon para financiar su inminente divorcio. Precisamente, y sobre el guión de ‘El héroe y el terror’, por mucho que venga desde una novela se puedo redactar en una servilleta de papel. Y aquí el espectador se encuentra con que el ejercicio de simpleza echa por la borda cualquier intento de entregar una historia que logre enganchar.

Aún con todo lo bueno (poco) y malo (mucho) ya contado, el sello “Cannon” solía propiciarnos casi siempre entrañables vehículos de diversión. Pero ‘El héroe y el terror’ no fue de sus mejores propuestas. Ya se notaba que la Cannon necesitaba imperiosamente que sus películas fueran éxitos de taquilla, sobre todo para paliar el fiasco de las producciones fuera de presupuesto que habían empezado a realizar en un intento claramente kamikaze de expandir su modelo de negocio… En cualquier caso, este film nos mostraba cierta novedad entorno a la figura heroica de Norris. Aquí incluso luciendo vulnerable. Una especie de curioso preludio del héroe a lo John McClane que Bruce Willis instalaría algunos meses antes del mismo año de estreno de la cinta que nos ocupa.

El tono de ‘El héroe y el terror’ es el thriller de asesino en serie con pequeñas dosis de acción. También presenta algunas pinceladas de humor, especialmente en lo referente a los compañeros de farras del héroe. Además tenemos el drama y el interrogante de cómo se crea a un maniaco del nivel de Simon Moon. ¿Es la sociedad quien lo crea o fue algo de nacimiento?… Por supuesto, no faltan tampoco las dosis de combates, muy rápidos todos ellos, siendo el mejor de todos el enfrentamiento final. Ahí veremos un vs con un decidido O’Brien yendo de frente hacia su némesis. Se traza así un curioso paralelismo con el inicio donde era el villano quien atacaba el héroe.

El elegido para dirigir el evento fue William Tannen. Este director debió hacer buenas migas con Chuck, ya que acabaría por dirigir el ultimo film como protagonista absoluto del actor muchos años después, ‘El mediador’ (2005). Entre medias dejó una retahíla de películas olvidables. Su trabajo en ‘El héroe y el terror’ bascula entre lo atmosférico y lo ligero. Y donde más falla es en lo primero. Y, no en vano, debía ser lo primordial. Quiero decir que los puntos clave del film resultan fallidos. Y estos son: el dibujo de la figura de Simon Moon, su modus operandi, la recreación del miedo en el protagonista y la localización del ajado teatro donde Moon se refugia, cual Quasimodo moderno. Por consiguiente, el global del trabajo de Tannen debe ser considerado como netamente superficial. Además, la cinta resulta atropellada y peca de fallida.

Así las cosas, quedamos a la expensa del interés que el reparto le ponga a las actuaciones y, sobre todo, al carisma que Chuck Norris pudiera aportar. Eso sí, por mucho que intente dar un giro a sus habituales papeles, aquí no entrega ni mucho menos una de sus performances más memorables. Su rol de policía asustado luce forzado… como si él mismo supiera que está haciendo algo que se le escapa. Menos mal que, llegado su inevitable clímax, Norris (Danny) se suelta totalmente el pelo haciendo lo que mejor se le daba. Ahí lo veremos ejecutar un finisher que es lo que mayormente salva a la cinta del suspenso.

Por otro lado, la cinta presenta una buena serie de rostros habituales de la Cannon. Actores que, seguramente, estaban bajo contrato con la productora. Tipos que de día rodarían una película y de noche la cinta que nos ocupa. Como los currelas que van al muelle a descargar por la mañana y por la noche patrullan un taxi. Entre ellos está Billy Drago entregando un inenarrable e imposible rol de “Doctor Loomis”. Ni siquiera el propio Drago es capaz de aguantarse serio. Ojo a su segunda, y última, escena en el film dándole las pautas psicológicas del villano a Danny café en mano.

Por su parte, Steve James da vida con su particular y musculado físico al compañero del héroe. Un tipo al que no se le ocurre otra cosa que ponerse a hacer cardio en medio de una vigilancia con la música de Mozart a tope. El gigante Jack O`Halloran ¡cómo no podía ser de otra forma! interpreta el silencioso, psicópata y gigantesco rol de villano. Ojo a sus pesadísimos andares, el sucio chándal gris a lo Rocky que viste y su zombificado maquillaje. Todo ese look más que crear miedo y terror, producen todo lo contrario. Sin duda, lo mejor que hace es partir cuellos y poner cara de ardor de estómago en plena fuga de un furgón de la cárcel.

Acabamos con los roles dignos de mención con Brynn Thayer, la muy embarazada novia de Danny. Y con el desnerviado papel del alcalde de California que no quiere perder el favor de sus votantes a cargo de Ron O`Neal. Por último, y para los más avispados, queda la aparición de Branscombe Richmond, el mítico maloso/especialista de look puramente indio que aparecía por aquella época en millones de producciones de acción de serie B y televisión. Principalmente conocido por ser el inseparable compañero de ‘Renegado’ (1992-1997) y por haber sido fostiado por todos los action-man de los 80 y 90.

“De acuerdo. Que empiece la función” (Robinson)

En resumidas cuentas.
Acabo esta crítica de El héroe y el terror, una curiosa variación del protagonista intocable que solía interpretar Chuck Norris. Sobre el papel prometía más de lo que acaba dando. Se deja ver para una vez y ya. Sobre todo está indicada para completistas de la figura del durísimo maestro del karate.

Tráiler de El héroe y el terror

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