Apolo 13
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Ron Howard alcanzaba en 1995 una de sus cúspides. Y lo hacía con esta epopeya espacial sobre el desastre del Apolo 13. La misión de llevar, otra vez, a un hombre a la Luna casi acaba con la vida de sus tripulantes. Tom Hanks pasa aquí su particular odisea del espacio rodeado de un casting de secundarios del que pocos realizadores pueden presumir. En su ¡25º aniversario! regresamos al espacio para recuperar la épica de la exploración espacial a bordo del ‘Apolo 13’.

“Houston, tenemos un problema” (Lovell)

Crítica de Apolo 13

Ron Howard es algo más que un artesano, también es un director con gran tirón dentro de su generación. Una generación con maestros como Steven Spielberg, George Lucas o Francis Ford Coppola. En el caso de Howard, su carrera ha tenido cumbres notorias pero también abismos profundos. Ahora bien, en los 90 su nombre era garantía de éxito. Por ello, en 1995 se decidió (junto con su empresa, Imagine, y su compañero de fatigas, Brian Grazer) a adaptar al cine el desastre de la misión Apolo 13.

Para llevar a la gran pantalla esta fallida misión de la NASA se basó en el libro escrito por Jim Lovell, el astronauta y capitán de la misión. Howard planteó todo como un proyecto de alto presupuesto con un casting digno de los premios de la Academia. En la Universal no le pusieron pegas y se rodeó de un equipo técnico de lujo. A bordo estaba gente como el director de fotografía Dean Cundey (que había trabajado con John Carpenter y Steven Spielberg) y el compositor James Horner. Este último podía convertirse en el músico fetiche de Howard, aunque luego alternaría también con Hans Zimmer. Así pues, las cartas de presentación eran muy potentes y más con Tom Hanks en el rol principal.

Nadie podía negar que ‘Apolo 13’ era carnaza de Oscar. Hablamos del típico proyecto en el que los académicos suelen fijarse para nominarlo. ¡Y así fue! El film recibió 9 nominaciones en la gala de 1996. Entre ellas: Mejor película y Mejor actor secundario para Ed Harris. Finalmente, sólo se llevó los Oscars al Mejor Montaje y Sonido. En taquilla su éxito fue sobresaliente recaudando 355 millones de $ a nivel mundial para un coste de tan sólo 52. Además, se llevó excelentes críticas.

Lo cierto es que la película lo tiene todo para verla y considerarla como un proyecto de incuestionable calidad técnica. Por su parte, Ron Howard se apoya en el eficaz y trepidante guion de Al Reinert y William Broyles Jr., para sacar jugo a toda la épica y tensa historia espacial. La cinta sobresale por su aspecto visual. Aquí estamos, probablemente, ante el mejor film de Howard en cuanto a planificación visual. Por lo menos hasta 2013… que fue cuando estrenó la potente Rush’. Al hablar del aspecto visual de la cinta tengo que volver a citar al director de fotografía Dean Cundey. Su labor sobresale sacando mucho provecho del espacio: tanto del agobiante LEM en el que los protagonistas quedan varados como del cosmos exterior. El trabajo de Cundey sirve para plasmar la epopeya espacial y ayuda mucho a Howard en la planificación de sus secuencias.

El montaje de ‘Apolo 13’ también resulta inspirado y notorio. Howard prioriza, desde el primer minuto, la valentía y la enorme épica de los astronautas y de la NASA a la hora de ejecutar las incontables labores de preparación para enviar a la gente al espacio. Sin olvidar tampoco el ambiente familiar, especialmente del personaje de Tom Hanks. No olvidemos que el guion se basa en las vivencias que Lovell (su personaje) escribió. Así las cosas, todo esto sirve para que el espectador tenga un enganche emocional con Hanks cuando el desastre suceda. Por el contrario, sus compañeros interpretados por Bill Paxton y Kevin Bacon quedan un tanto descolgados a nivel emocional, a pesar de su notable labor actoral.

En lo que concierne al control en Houston destaca Ed Harris. Tan solo con su poderosa voz ya imprime de gran personalidad a Gene Kranz, director de vuelo del Apolo 13. Su personaje resulta memorable y capitaliza toda la tensión de ayudar a los astronautas y devolverlos a casa. También destaca su enorme capitanía y mando en la sala de control durante la crisis. Harris saca un gran carisma y tenacidad en su papel. Y no me puedo olvidar tampoco de un Gary Sinise que, 5 años después, volvería a ponerse el mono espacial para visitar el planeta rojo en Misión a Marte (Brian De Palma, 2000).

Mi queja principal con esta película es el alargamiento del clímax y su sosa resolución. Resulta tremendo que el film, pasado cierto punto, alargue su desenlace contando cientos de incidencias que les pasan a los astronautas en su reentrada unido a la situación en la sala de control. Todo esto es algo en que en tres o cuatro cortes se podía haber solucionado perfectamente. Además, terminar la película con unas breves notas narradas por Tom Hanks sobre el devenir de sus compañeros deviene apresurado y sin chispa.

Finalmente quiero dedicarle unas palabras a James Horner. Su elección como compositor me parece una de las decisiones más sabias de Ron Howard en este proyecto. Su música alterna entre la épica (el lanzamiento, la situación espacial, la visualización de la Luna) y lo minimalista con toques de suspense (el accidente y el quedar a la deriva). Al respecto de esto último, la película tiene muchos silencios que dejan respirar, ofreciendo así una sensación de falsa calma. Volviendo al clímax, ahora desde un punto de vista musical, puedo decir que es una de las cúspides de Horner en su carrera.

En conclusión.
Termino esta crítica de Apolo 13, una de las obras más reconocidas y admiradas de Ron Howard. Y lo es con razón ya que es una cinta notable, con un cast entregado y un trabajo visual y musical impecables. Quizás su clímax alargado termine por quitarle el broche de oro que esta película debería merecer.

Tráiler de Apolo 13

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