28 semanas después
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Con el éxito bajo el brazo, unido al resucitamiento del genero zombi en el año 2002, la idea de una secuela de ‘28 días después’ era inminente. Pero sin Danny Boyle y Alex Garland era improbable y tarea casi imposible. Sin embargo, un joven director español aceptó el desafío de realizar la continuación. Estamos ante una de las pocas segundas partes que han sido capaces de ser consideradas tan buenas como la original. Juan Carlos Fresnadillo nos traslada nuevamente al Londres desierto arrasado por el virus de la rabia en ‘28 semanas después’.

“¿Y si vuelve a pasar?” (Scarlett)
“Código rojo, lo cortamos” (Stone)

Crítica de 28 semanas después

28 días después (2002), catapultó a Danny Boyle como un realizador con sello propio. Además resucitó un género que parecía destinado a quedarse en un “territorio de nicho” para los amantes del género. Eso sí, Boyle siempre dijo que ‘28 días después’ no era una película de zombies. Aunque reconocía la influencia de las creaciones de George A. Romero. El film de Boyle costó 8 millones de $ y recaudó mundialmente casi 75. Por consiguiente, la idea de una secuela estaba ahí. Y el propio director tenía interés en hacerla con Alex Garland repitiendo como guionista. Hubo ciertos tanteos sobre las ideas pero no llegaron a fructificar (una secuela titulada ‘29 días después’ o hacer incluso una precuela). Finalmente, Boyle se dedicó a su siguiente proyecto dejando la posible secuela a los productores. En cualquier caso, no perdió en ningún momento la supervisión de la misma.

La decisión de fichar a Juan Carlos Fresnadillo fue precisamente del propio Boyle tras ver ‘Intacto’ (2001), la película con la que debutó en cines. El director británico quedó tan impresionado que Fresnadillo fue su única y primera elección para hacer ‘28 semanas después’. Además se daba la circunstancia de que Fresnadillo era fan de la cinta original. En cualquier caso, Fresnadillo y su productor, el también español Enrique Lavigne, no querían replicar la película de Boyle. Ellos querían hacer una propuesta más visceral que la primera y centrarse en otros personajes. Eso sí, manteniendo los conceptos desarrollados en ‘28 días después’. La tarea no era sencilla y más con el presupuesto asignado: tan solo 15 millones de $ para rodar la cinta tanto en digital como en película, con un reparto más internacional y un apoyo más notorio por parte de la Fox.

Tal y como expuse en la introducción de esta reseña, pocas secuelas igualan a su primera parte. Pues bien, ‘28 semanas después’ es una de ellas. En mayor o menor medida, se podría decir que estamos ante un caso similar al deAlien (Ridley Scott, 1979) yAliens: El regreso (James Cameron, 1986). Ambos films son totalmente diferentes. Sin embargo, mantienen un nivel alto en sus cuestiones más inmediatas y directas. Y el caso de ‘28 días después’ y ‘28 semanas después’ es bastante similar. La cinta de Fresnadillo está más inclinada a la acción pura y dura, pero sin olvidar tampoco el drama ni el ambiente post-apolítico de su predecesora. Si Boyle se inclinaba por mostrar el impacto del brote en un mes y el horror del que era capaz el ser humano en las circunstancias más extremas, Fresnadillo aboga por el survival puro y duro.

El director tinerfeño nos regala algunas set-pieces realmente violentas. Fresnadillo se marca una cinta de género en todo su esplendor sin perder el tono o legado del film original. Ahí está la recuperación de aquellas fatídicas escenas del Londres desierto ‘28 días después’ (ahora representadas en planos aéreos de forma cuasi épica). Y todo esto se presenta en los primeros 10 minutos con el brutal ataque que sufren Don y su mujer. Fresnadillo demuestra un gran manejo de la cámara y una muy buena planificación a la hora de abordar la intensidad y abrumador salvajismo de los infectados. Nada de tembleques ni cámaras mareantes. Sin duda, gran aporte del cineasta en una época en la que la acción se dedicaba a imitar a Paul Greengrass y el caótico uso de “la cámara en mano”. Además exhibe un nivel de gore muy bestia a nivel de cine comercial.

Por otro lado, se acusó a Fresnadillo de abogar por una cinta mucho menos metafórica que el film de Boyle. Personalmente, no estoy de acuerdo. El director español optó por trasladar las metáforas de manera más sencilla. Aquí se da más forma a la idea de que el virus de la rabia podría considerarse un exponente externo. “Algo” que convierte a los infectados en seres irreversiblemente abocados a una furia continua y canibalística, tanto por elementos psicológicos como por elementos traumatizantes. Así pues, afloran los sentimientos de “desgracia” o “pena” por los infectados. Y esto ya era algo que, en cierta medida, Garland dejaba entrever en el guión original. Fresnadillo lo escenifica de manera tremenda en el momento de la infección del personaje de Robert Carlyle.

No quiero pasar por alto el score tremendista de John Murphy, que repitió su labor tras ‘28 días después’. Murphy se decanta por los sonidos más electrónicos. También dota a su música de algunas sonoridades más tranquilizadoras con el principio en Londres. Pero, aun así, el plato fuerte viene cuando la electrónica se vuelve agresiva, totalmente desnortada e implicándote en las secuencias de persecución y terror. Se amolda así a las caóticas, en el buen sentido, imágenes de Fresnadillo. Además regresa aquel famoso tema final de la primera cinta como el main theme.

En el reparto destaca Robert Carlyle con un papel de importancia como Don, un padre de familia que logra escapar del caos por los pelos al principio del metraje. Probablemente este sea uno de los roles más sólidos del actor británico. Incluso de los más físicos desde el momento en que su personaje queda infectado. Carlyle entrega una interpretación de primer nivel en cuanto a expresión corporal. Atención a todos los primeros planos que le dedica Fresnadillo dando como resultando un nivel de visceralidad tremebunda, pero también de una humanidad ejemplarizante. Lo dicho, impecable Carlyle. Su hija es una jovencísima Imogen Poots (Tammy) con una interpretación que también me parece muy buena. Y su hijo es Mackintosh Muggleton (Andy). Por aquel entonces un pequeño actor en su primer papel, pero que resulta extremadamente convincente con su personaje. Además establece una sólida química con Poots.

En papeles muy eficaces tenemos a Jeremy Renner como Doyle, un francotirador estadounidense que vigila los tejados de la zona libre de la capital. Este papel bien podría ser el precursor de su personaje enEn tierra hostil (Kathryn Bigelow, 2008). También está Rose Byrne como la doctora Scarlett. Y, por supuesto, se deja ver un duro Idris Elba como el general Stone, un militar dispuesto a todo con tal de que se cumpla la cuarentena. Por último, y en cuanto a Catherine McCormack dando vida a Alice, la esposa de Don y la madre de Tammy y Andy, decir que su intervención es corta… pero con bastante dramatismo.

En conclusión.
Acabo esta crítica de 28 semanas después, una de las pocas secuelas que puede ser tan buena como la cinta original. Fresnadillo no abogó por replicar el tono del primer film, sino por ser diferente… pero, a la vez, también respetuoso. Aquí el terror y la acción están presentes en mayores dosis, aunque también conserva las convicciones dramáticas que hicieron a la película original una de las mejores del género.

Tráiler de 28 semanas después

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