X-Men

📄 SINOPSIS:
Nacidos en un mundo lleno de prejuicios, son niños que poseen increíbles y peligrosos poderes resultado de extraordinarias mutaciones genéticas. Cíclope desprende rayos de energía de sus ojos, Tormenta puede manipular la meteorología a su antojo y Pícara absorbe la fuerza vital de todo aquel que toca. Pero bajo la tutela del profesor Xavier éstos, y otros jóvenes sin rumbo, aprenderán a encauzar sus poderes y ponerlos al servicio de la humanidad. Ahora tendrán que proteger a un mundo que les teme del malvado Magneto, un veterano mutante que piensa que humanos y mutantes nunca podrán coexistir.
Gracias a su estupenda ‘X-Men’, el realizador Bryan Singer abrió la veda de lo que sería un largo periodo plagado de éxitos y de franquicias basadas en personajes del universo Marvel. Un periodo que, 25 años después, todavía continúa. Singer consiguió trasladar el material de las viñetas sin caer en la desgracia o en la superficialidad. Y esto era algo que, hasta ese momento, sólo había conseguido Richard Donner en el ya lejano 1978 con su espléndida ‘Superman’.
“No somos lo que crees” (Xavier)
Crítica de X-Men
Muchos méritos se le pueden atribuir a la sensacional ‘X-Men’ de Bryan Singer. Entre ellos, el haber sido la auténtica precursora en el año 2000 de la tendencia que inundaría las pantallas de cine de la siguiente década y media: la de las adaptaciones del mundo de los superhéroes a la gran pantalla, tanto del universo Marvel como del de DC Cómics. Pero más allá de esto, su mayor mérito fue, ante todo, el haber demostrado con creces que una película de superhéroes no tenía porque estar reñida con atributos tan importantes como: la calidad, la inteligencia o la seriedad. Singer demostró que dichas virtudes no eran incompatibles con una película de este estilo.
La fórmula fue tan perfecta que, hasta ese momento, sólo la había hecho efectiva Richard Donner en su magistral ‘Superman’ (1978), una de las mejores y más interesantes adaptaciones del personaje hasta la fecha. Y también de manera posterior Tim Burton con su siempre inolvidable y mágica ‘Batman’ (1989). Curiosamente ambas películas basadas en el universo DC Cómics. Y es que los héroes de la Marvel aún no habían encontrado su sitio en la industria del cine. De hecho, sus apariciones en pantalla se habían limitado a cuatro juguetes televisivos y antiguallas para cinéfilos que nunca crecieron demasiado.
La referencia anterior va especialmente dedicada a productos entretenidos y curiosos. Pero, al mismo tiempo, pueriles y poco fiables como lo fueron: ‘Spider-man: El desafío del dragón’ (Don McDougall, 1979), ‘El Capitán América’ (Albert Pyun, 1990), o aquella versión de ‘Nick Furia’ protagonizada por David Hasselhoff con guion de David S. Goyer titulada en España ‘Objetivo: Manhattan’ (Rod Hardy, 1998). Estos films sólo demostraron que los personajes de Marvel no habían corrido la misma suerte que los de la competencia. Por consiguiente, aún había mucho trabajo por hacer… Naturalmente siempre en lo referido a sus adaptaciones al mundo del celuloide. Un hecho que cambió con la irrupción de Bryan Singer en el género.
De este modo, ‘X-Men’ puede atribuirse el honor de ser la segunda gran película co-producida por la entonces Marvel Enterprises. No olvidemos que la primera, aunque menos importante, fue ‘Blade’ (Stephen Norrington, 1998) en los comienzos de la compañía. Algo que sucedió antes de que se convirtiera en la productora que, bajo el sello de Disney, creara el gran universo cinematográfico Marvel en el 2008 con ‘Iron Man’ (John Favreau). ‘X-Men’ fue la película que marcaría las pautas que la empresa debería de seguir en próximas adaptaciones.
Sin embargo, el proyecto original se remonta a muchos años atrás. En 1990, James Cameron fue tanteado por el mismísimo Stan Lee para hacerse cargo de la primera adaptación cinematográfica de los ‘X-Men’. Aunque el realizador rechazó la propuesta. Fue entonces cuando, en 1992, la poderosa 20th Century Fox se hizo con los derechos de los personajes para adaptarlos a la gran pantalla. Así pues, en el 94 se escribió un primer tratamiento de guión. Un «boceto» que sería rechazado por la productora. Posteriormente sería reescrito y reiniciado por guionistas de la talla de Joss Whedon o John Logan.
Pero ninguno de esos esbozos llegó a cuajar… ni siquiera los de los ciados Whedon o Logan. Así hasta que, en 1996, la Fox se hizo con los servicios de Bryan Singer. Hablamos de un joven realizador que venía de asombrar con su película ‘Sospechosos habituales’ (1995). Pese a que Singer en un principio fue reacio a la idea de tener que llevar a la pantalla grande las aventuras de la ‘Patrulla X’, finalmente aceptó la propuesta. Y lo hizo tras indagar en el universo ‘X-Men’ de los cómics, algo que el director hasta ese momento desconocía.
El guion de Ed Solomon que Singer quería filmar era sumamente profundo y complejo. Solomon abordaba temas un tanto arriesgados que la productora no quería trasladar a la pantalla en la primera aventura cinematográfica de los ‘X-Men’. Quizás era más viable llevar a cabo una buena película que asentara las bases de la franquicia. Y, posteriormente, desarrollar esos temas en futuras continuaciones. Así pues, el libreto nuevamente fue reescrito por David Hayter y Tom DeSanto. Ambos lo transformaron en un buen guión más entendible y accesible que el primero de ellos.
Con un presupuesto de 75 millones de dólares, ‘X-Men’ narra la historia de una nueva raza de seres humanos que, con el paso de las generaciones, han ido desarrollando diversas mutaciones. Estos mutantes poseen una seria de poderes extraordinarios, algunos de ellos altamente peligrosos. Por este motivo, la humanidad se muestra reticente a coexistir con ellos en el mundo al considerarlos auténticos monstruos. Esta premisa argumental es idónea para profundizar en el aspecto más jugoso de la trama: la guerra que mantienen los mutantes entre sí.
Y es que los mutantes se encuentran agrupados en dos bandos. El que pretende revelarse al gobierno, y a la sociedad en general, con el fin de obtener un oscuro propósito: alcanzar la dominación mundial y extinguir a la raza humana, a la cual consideran seres prescindibles y débiles. Estos mutantes se representan en la película a través de su líder, Magneto (un estupendo Ian McKellen), un peligroso mutante que no cesará hasta lograr erradicar a los humanos de la faz de la Tierra. Mientras que el otro grupo lucha porque los mutantes sean aceptados pacíficamente en una sociedad desconfiada y, por momentos, cruel e intolerante. Estos últimos velan al mismo tiempo por el bien y por la seguridad del resto de los humanos, y son encabezados por el profesor Charles Xavier (genial Patrick Stewart), viejo amigo de Magneto antes de que éste pasara al lado oscuro.
Xavier, con la ayuda de un grupo de mutantes compuesto por: Lobezno (un sensacional Hugh Jackman en el papel que le dio la fama y sobre el que girará gran parte de la trama de la franquicia), Pícara (interpretada por una adolescente Anna Paquin), Tormenta (de la que se ocupa Halle Berry), Cíclope (un joven James Marsden) y Jean Grey (una sensacional Famke Janssen), deberán de detener a Magneto y neutralizar sus planes. Y, al mismo tiempo, tendrán que enfrentarse y derrotar a su equipo de mutantes hostiles. Entre ellos destacan Rebecca Romijn-Stamos como la transformista Mística, el gigantesco Tyler Mane como Dientes de sable, o el acróbata Ray Park como Sapo. Ambos grupos de actores nos ofrecen unas interpretaciones de nivel gracias a su carisma consiguiendo mimetizarse a la perfección con sus respectivos personajes.
Llegados a este punto hemos de afirmar con rotundidad que la película se sostiene sobre un buen guión. Quizás no sea demasiado complejo, pero sí lo suficientemente interesante. Sobre todo al basarse en una historia que plantea cuestiones trascendentales. Una trama que, haciendo uso de la metáfora, alude abiertamente a temas tan presentes en la historia de la humanidad como: la desigualdad social, la xenofobia al extranjero (el mutante) y el miedo a lo desconocido. Asuntos que Singer critica sin reparos a través de una narración claramente sustentada sobre una importante dosis de carga sociopolítica. Esto último algo que el realizador enfatizaría aún más si cabe en la extraordinaria, y superior, secuela de 2003.
En todo caso, es bien cierto que se aprecia cierta prudencia de Singer a la hora de mostrar mutantes en pantalla. Tengamos en cuenta que hablamos de una película pensada para asegurar adecuadamente las bases de una posible franquicia y para presentarnos a los personajes principales. Siguiendo esta línea, introducir todo un aluvión de mutantes no hubiera sido del todo correcto. O quizás sí, aunque puede que demasiado arriesgado.
Singer emplea su tiempo en construir de cara al espectador un número determinado de personajes esenciales. Personajes que serían más desarrollados en la secuela junto a una avalancha de nuevas incorporaciones. Cabe destacar la habilidad empleada por el realizador a la hora de dibujar en pantalla a sus mutantes. Singer recurre a la humanización de todos y cada uno de ellos como vehículo de presentación al espectador. Un ejemplo sería ese amago de triángulo amoroso entre Grey-Cíclope-Lobezno, o también el sobrecogedor instante en el que Pícara se percata de su peligroso don… Y esto lo consigue sin renegar de ciertos y muy sutiles toques de humor que salpicarían la trama en algún que otro instante. Un ejemplo sería el intercambio de frases entre Logan y Cíclope respecto al color de los trajes (toda una proeza de originalidad y autoparodia relacionado con los uniformes originales de los cómics).
Quizás el único gran hándicap que se le puede reprochar a Singer sea su falta de experiencia dirigiendo y diseñando escenas de acción. Comento esto porque la mayoría de ellas no fluyen en pantalla como debieran. Algunas parecen tremendamente artificiales y forzadas. Especialmente toda la coreografía en la que intervienen Sapo y Jean Grey. Tampoco quedan en buen lugar aquellas secuencias que requieren acrobacias y el uso de cables. Por otro lado, algunos de los efectos especiales no brillan lo suficientemente bien (de nuevo, ponemos como ejemplo al mutante Sapo). Seguramente esto fue provocado por las prisas a las que el departamento de FX fue sometido a la hora de diseñar las secuencias CGI de la película.
No obstante lo anterior, cabe decir que nos encontramos ante una película esencial, sensacional, inteligente y madura. Una cinta que daría inicio al periplo cinematográfico de los superhéroes en el nuevo milenio. Un viaje que posiblemente jamás se hubiera iniciado sin la revelación que supuso Bryan Singer con su estupenda ‘X-Men’. Aunque el realizador se superaría tres años después con una secuela que, para muchos, incluido para el que escribe estas líneas, es una de las mejores películas de superhéroes de la historia del género.
En resumidas cuentas.
Acabo esta crítica de X-Men, una estupenda película que asentaría las bases fundamentales de lo que serían las próximas adaptaciones del universo de los superhéroes al mundo del celuloide. Todo gracias a un Bryan Singer que consiguió llamar la atención, tanto de la crítica como del público, con un film que demostraba que este género aún tenía mucho que decir en pantalla grande sin caer en el ridículo o la infantilización.
Tráiler de X-Men
Muchas cosas, especialmente la sobriedad con la que Singer retrata a los mutantes en pantalla gracias a un guión sencillo, pero inteligente. Y, por supuesto, un magnífico reparto del que hay que destacar, por encima de todos, a Hugh Jackman.
Se nota que Bryan Singer era un novato en lo referente a la realización de escenas de acción, algo que salta a la vista como consecuencia de la poca fluidez y dinamismo durante el desarrollo de las mismas.

Estoy bastante OK con la crítica por lo que poco o nada hay que añadir. No obstante, si querría insistir en algunos puntos:
1º.-La importancia histórica de esta película por encima de otras cualidades: durante mucho tiempo fue el único film al que los seguidores del Universo Marvel nos podíamos agarrar con seriedad, este fue uno de los motivos que me hizo verla una y otra vez....
2º.-El sensacional casting de actores con unos increíbles Ian McKellen, Patrick Stewart y Hugh Jackman... sin desmerecer al resto, en absoluto.
3º.-El guión. Muy notable y con un buen repertorio de frases para recordar, especialmente los diálogos entre Magneto y Xavier.
Es claro que en determinados aspectos visuales (sobre todo en la parte final) este film ya está muy superado por todo lo que ha venido posteriormente y que Singer no acierta con el tono de las confrontaciones en la Estatua de la Libertad... pero la valoración de esta película hay que remitirla, como dije al principio, a su contexto histórico del año 2000 y ahí puntúa muy alto.