The Green Hornet
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No hay duda de que las adaptaciones y remakes basados en superhéroes están de moda. Por desgracia, cantidad y calidad no suelen ir de la mano. Michel Gondry nos trae aquí una nueva visión de un serial nacido en la década de los treinta. Comprobemos cómo ha sido adaptado al cine ‘The Green Hornet’.

Crítica de The Green Hornet

Probablemente poca gente sepa quién es el Avispón Verde (Green Hornet, me niego a traducirlo) y de dónde ha salido. Por mi parte, lo descubrí allá por 1966. Era una serie de televisión donde Bruce Lee se encargaba de dar vida a Kato, un papel que se convertiría en una carta de presentación para su carrera cinematográfica. La serie narraba las aventuras del millonario periodista Britt Reid y su fiel amigo oriental. Ambos, bajo sendas máscaras, se convertían en Green Hornet y Kato, dos vigilantes que combatían el crimen a bordo de su sofisticado automóvil.

No hablamos de los típicos superhéroes con habilidades especiales. Hablamos de dos tipos con una inteligencia superior y un profundo conocimiento de las artes marciales. Así, mientras Britt Reid aportaba sus conocimientos como detective, Kato era capaz de diseñar las armas y vehículos que iban a utilizar. El personaje de Green Hornet, creado por George W. Trendle, en 1930 comenzó su andadura en seriales de radio. No obstante, a lo largo de los años se hicieron múltiples adaptaciones a diversos medios. Finalmente, tras una odisea que se alargó unos años, en 2011 llegó a cines de la mano de Michel Gondry.

Reconozco que tuve malas vibraciones desde que empecé a saber de este proyecto. Que Michel Gondry se fuera a encargar de la película me dejó intranquilo. No me malinterpretéis, Gondry ha hecho cosas interesantes y geniales. Pero su prolífico pasado como director de videoclips y el hecho de que estuviéramos ante una película comercial, que le sacaba de su terreno habitual, despertaba mis temores. Y la verdad es que cuando apareció el nombre de Seth Rogen por medio la cosa aún se me pintó más negra. Porque estamos hablando de un tipo que es productor, actor, guionista, escritor y a saber qué cosas más. Y la verdad es que, salvo unos pocos privilegiados que pueden alardear de ello, la gran mayoría de profesionales que abarcan tanto acaban siendo mediocres en casi todo. ¿Es el caso de Seth Rogen? Pues el tiempo lo dirá…

Hablemos primero del guión que es bastante flojo. El libreto nos presenta unos personajes sin carisma ni profundidad alguna. Algo paradójico teniendo en cuenta que se dedica casi media hora de metraje a presentárnoslos. Esto repercute negativamente en una trama que tarda demasiado en arrancar… Así las cosas, miramos el reloj en espera de que se nos cuente algo que capte nuestro interés…

La verdad es que la historia del vividor millonario que pierde a su padre y decide iniciar un camino de redención siempre da mucho juego. Desgraciadamente lo que tenemos aquí es todo lo contrario. Es decir, el joven Britt decide aprovechar la muerte de su odioso progenitor para buscar nuevas y disparatadas aventuras. Y obviamente no lo hace de forma inverosímil, sino con la total estupidez que caracteriza al personaje. Es entonces cuando uno empieza a ver claro que lo que tenemos delante no es una adaptación más de Green Hornet sino otra cosa. Sólo así se puede asimilar que el elemento catalizador que une a Britt con Kato sea una puñetera máquina de café.

Así las cosas, el concepto del Green Hornet original queda reducido a una especie de parodia. Lo cual nos lleva a entender que el actor encargado de interpretar a nuestro héroe fuera Seth Rogen. Para el que no lo conozca, es un actor especializado en papeles cómicos y cargantes. Y la verdad es que la manía que vamos cogiendo al personaje de Britt Reid va in crescendo. Tan es así que más que a un avispón verde terminamos viendo a una mosca cojonera. Quien consigue caer algo mejor es Jay Chou como Kato. Al menos es el menos inútil de la dupla, pero parece sacado de ‘Kung Fusion’. Resumiendo, un par de mentes privilegiadas son sustituidas por un imbécil y un chino flipado. Quizás para aportar un poco de cordura decidieron contratar a Edward James Olmos. No obstante, me cuesta ubicarlo aquí… ni siquiera como director del periódico.

Ante semejante panorama sólo nos queda recurrir al villano. Un elemento que no pocas veces consigue salvar la película. La responsabilidad recae sobre Christoph Waltz. Personalmente me parece un actor con una interesante vis cómica. Sin embargo, antes de trabajar para Tarantino, hablamos de casi 30 años de carrera, sólo lo conocían en su casa… Su papel de mafioso es de lo mejor que ofrece esta película. Todo lo contrario que Cameron Diaz, una vez más queda relegada a ser un mero florero de escasa relevancia. Y una mención especial para Edward Furlong. Sí, nuestro añorado John Connor. Cuando en una película veo a un actor acabado como él suelo desconfiar. Se trata de cebos comerciales o les están haciendo un favor. No sé si será lo primero o lo segundo, pero se lo podrían haber ahorrado, sobre todo él.

Al marge de Christoph Waltz hay otra cosa que me gusta de esta película: el coche. Y no me cabe duda de que la productora también era consciente de ello cuando decidieron filtrar las imágenes. Un coche cargado de armas hasta los topes siempre ayuda a vender el producto. En este caso no sólo eso, sino que es el elemento que mantiene mayor fidelidad con lo que era el Green Hornet original. No es raro pues que el equipo de producción empleara 29 unidades de Chrysler Imperial, concretamente de los años sesenta, para ofrecernos el vehículo de Green Hornet y Kato, que lleva el exótico nombre de «Black Beauty». Un vehículo blindado y dotado de las mejores armas. Un «carro» que hará las delicias de cualquier fan de la destrucción. También son de agradecer los gadgets que emplea la pareja de justicieros, como la famosa pistola de gas.

Es de justicia reconocer que la productora no escatimó en gastos y puso 120 millones sobre la mesa. Todo este pastizal se empleó a conciencia, tanto en accesorios y decorados como en rodar unas persecuciones de coche impactantes. El problema es que un precursor del bullet time como Michel Gondry no pudo resistirse a su abuso. Esto nos deja un sabor agridulce, porque lo que podrían haber sido unas secuencias de acción memorables acaban convertidas en un montón de escenas videocliperas. Lo que sí cabe destacar de forma positiva es el uso de la tecnología 3D. Al contrario que en otras películas aquí destaca su uso, especialmente en los créditos finales con sabor a serie B.

Conclusión.
Finalizo esta crítica de The Green Hornet, una adaptación fallida que no destaca por nada en especial. Además, se acerca peligrosamente a la idiotez. Lo cual suscitó en mí la pregunta de por qué decidieron recuperar un serial que nadie recuerda y que muy pocos han visto si no tenían intención de mantener las pocas señas de identidad que posee. Sí, hay un tipo oriental que reparte estopa y un coche molón, pero creo que se entiende lo que quiero decir. No voy a negar que algunas de las secuencias de acción son entretenidas. Tampoco negaré que en momentos puntuales consiguen arrancarnos alguna sonrisa. Sin embargo, en general, me parece una película lenta, sin chispa y a día de hoy ya casi olvidada.

Tráiler de The Green Hornet

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