Splice: Experimento mortal
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En 1997 Vincenzo Natali me asombró con esa gran y claustrofóbica obra titulada ‘Cube’ que triunfó en Sitges´98 con los premios de mejor película y mejor guión. 13 años después Vincenzo Natali me volvió a sorprender con ‘Splice: Experimento mortal’, un film de ciencia ficción por momentos original y llamativo, y  con toques de terror y ternura. Llegó la hora de profundizar en el experimento H-50.

“Es perfecto, simplemente perfecto”.-Clive.

H-50

Crítica de Splice: Experimento mortal

En 2009 llegó esta nueva película de Vincenzo Natali, una película que mezcla con acierto varios géneros como la sci-fi, el terror o el drama… Todo ello además aderezado con toques de ternura, intriga y con un cierto debate moral sobre la utilización del ADN. El resultado de toda esta mezcla no es para nada desechable.

Si queremos, podemos apreciar aquí ciertas influencias de films míticos como ‘El doctor Frankenstein’ (James Whale, 1931), ‘Engendro mecánico’ (Donald Cammell, 1977) o La mosca (David Cronenberg, 1986). Inclusive, también podemos encontrar la influencia de obras «relativamente modernas» como ‘Frankenstein’ (Kenneth Branagh, 1994) o Species (Roger Donaldson, 1995).

En cierto modo, es cierto que ‘Splice: Experimento mortal’ tiene algo de todas ellas, pero es innegable que este nuevo film de Natali tiene (como no podía ser de otra manera en alguien que creó ‘Cube’) su propia personalidad. Personalidad conferida por ese gran personaje que resulta H-50 o Dren. Un personaje que, a pesar de carecer de voz, es capaz de comunicar y de provocar en el espectador multitud de sentimientos como la ternura, el cariño, el miedo, la incomprensión e incluso el terror o el miedo. Sensacional esta nueva creación para el mundo de la Sci-fi.

Splice: Experimento mortal

El film además plantea el polémico debate de usar o no el ADN humano para conseguir mejoras en la propia especie, o incluso ir más allá y atribuirse el papel de dioses creando una nueva raza. Cada uno tendrá su propia respuesta/opinión, ahora bien, lo que queda claro en la narración es el peligro de que unos meros mortales puedan crear o dar vida a una nueva raza…

Lo anterior se vuelve especialmente grave cuando esos humanos no están preparados para ello, y someten a la nueva creación a soportar todos y cada uno de sus defectos… Defectos que dejan aflorar sin darse cuenta de su nuevo e importante papel como creadores. Me refiero a la desconfianza, el temor, el castigo o la arbitrariedad. Las consecuencias no tardarán en llegar y todos las sufrirán… porque Dren también es un ser vivo con ADN humano y que, al igual que estos, puede temer, reír, llorar, amar e incluso matar… Citando al propio Clive (Adrien Brody) en un momento determinado del film: “No deberíamos haber llegado tan lejos. No debería haber nacido”.

Splice: Experimento mortal

A destacar como, según el genetista George S. Charames (Centro de Genética del Cáncer Bapat Lab del Instituto de Investigación Samuel Lunenfeld. Hospital Mount Sinai en Toronto), la Incubadora Térmica Extrauterina Biomecánica que vemos en «Splice» (B.E.T.I. en inglés) no existe en la actualidad, pero sí que podría existir en el futuro. El balance objetivo que hace este genetista es que nada de lo visto en la película es imposible: “Si la ciencia fuera capaz de resolver inconvenientes tales como la barrera inmunológica entre especies y las fronteras éticas asociadas a estos procesos, lo visto en el film estaría cerca de convertirse en una realidad” .

En el plano interpretativo tenemos una muy buena actuación de la pareja protagonista encarnada por Adrien Brody y Sarah Polley. Ambos interpretan a Clive y Elsa, una pareja de científicos que trabajan “empalmando” el ADN de las especies conocidas para crear otras especies que puedan dar cuantiosos beneficios económicos para su firma. Por encima de ellos situaría la gran interpretación de Delphine Chanéac que da vida de forma destacadísima a Dren. Una actuación grande y basada totalmente en la expresión corporal. Una actuación que nos hará amar pero también llegar a temer a su personaje.

Dren

En conclusión.
Finalizo ya esta crítica de Splice: Experimento mortal, un film que combina con gran acierto diferentes géneros como la sci-fi, el terror y el drama, y que lo adereza todo con ciertos toques de  ternura. Amén de contar con unos logrados fx visuales y unas buenas interpretaciones. Temerás u odiarás a Dren… no creo que haya término medio con ella ni con este film. Por mi parte, recomiendo su visionado si queréis ver algo nuevo (y hasta cierto punto original) en el cine de sci-fi y terror actual.

Curiosidades y declaraciones.
-El origen de este proyecto hay que buscarlo en el año 1995. En se año Natali quería filmar una historia muy parecida a esta en formato corto bajo el título “Mutants”. El proyecto, sin embargo y por diferentes motivos (entre ellos la ausencia de una tecnología digital capaz de plasmar en pantalla la criatura y efectos que quería Natali), fue dejado en “stand by” y convertido posteriormente en largometraje. “Cuando empecé a escribir la trama en 1995, nadie hablaba de clonación. En 1997, el mundo conoció a Dolly, la oveja clonada, y después, en 2001, se secuenció el genoma humano, lo que da una idea del tiempo que me llevó hacer esta película” afirma Natali.
-Stanley Kubrick, Steven Spielberg y George Lucas son los tres directores de los que Vincenzo Natali reconoce haberse sentido siempre influenciado y de los que reconoce haber aprendido grandes cosas.
-Natali define así su película: “Aparentemente, el mensaje trata sobre las consecuencias de lo que ocurre cuando se juega con la genética, no obstante, si profundizamos, el contenido radica en la necesidad responsabilizarse de los propios actos”.

Tráiler de Splice: Experimento mortal

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