Pesadilla en Elm Street
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Nace un nuevo icono del cine del terror: Freddy Krueger alias Robert Englund. Este personaje y sus historias nos acompañaron durante la década de los 80’s y principios de los 90’s. Pero lo más importante es que, gracias a la franquicia de ‘Pesadilla en Elm Street’, New Line Cinema logró situarse en el mundo del cine. En otras palabras, sin “Pesadilla” no existiría “El Señor de los Anillos”.

«Yo… soy ¡Dios!» (Freddy Krueger)

Crítica de Pesadilla en Elm Street

Conviene empezar destacando que Wes Craven ideó el concepto de «Pesadilla» basándose en «hechos reales» de personas que murieron mientras dormían. Además le aplicó sus propias experiencias personales. Por ejemplo: el nombre de Fred Krueger es el mismo de un niño abusón de su escuela y su personificación se basa en una vivencia de Craven durante su infancia. Craven relató que, siendo niño, se despertó una noche escuchando un ruido en la calle. Al mirar por la ventana de su habitación vio a lo lejos un hombre que viéndose observado por él se acercó directamente a su ventana y permaneció allí mirándolo. Poco a poco fue retrocediendo sin dejar de mirar a la habitación de Wes para luego intentar entrar en la casa, aunque finalmente no lo consiguió. Este momento dejó al director marcado de por vida.

Wes Craven tuvo muchísimos inconvenientes para lograr que alguien realizara la película, ya que todos los estudios rechazaban la idea por no considerarla terrorífica al todo suceder en los sueños. New Line Cinema fue la única en apostar por el proyecto. Lo arriesgaron todo. Tras el rotundo éxito decidieron hacer su secuela y convertirla en la saga que todos conocemos. Fue precisamente gracias a esto que New Line Cinema es lo que es hoy día. De hecho, ellos no se sienten para nada avergonzados de reconocerlo; contrario a lo que le sucede a Paramount con la saga ‘Viernes 13’. Para Robert Shaye, su productor, Freddy Krueger es su Mickey Mouse.

Por otro lado, la primera Pesadilla está considerada por muchos como una de las mejores películas del género de terror que existen. De hecho, fue la responsable de verdaderas pesadillas a los que crecieron con ella. Y razones demás tiene para haber conseguido tal hazaña gracias a todos los conceptos que la dan forma.

El primer factor es el más evidente: morir en tus sueños. Todos tenemos que dormir, por lo que ninguno nos vemos exentos de que, en caso de que fuese verdad, librarnos de esto sería sencillamente imposible. Como segundo factor tenemos, por supuesto, el personaje de Fred Krueger (solamente se llama él mismo «Freddy» en un momento específico). Se trata de un ser a todas luces repulsivo, del que no se sabe prácticamente nada y que por lo poco que logra demostrar es que es capaz de hacer cosas que escapan a la realidad. Cosas tales como: alargar los brazos o mutilarse sin sentir dolor para luego estar intacto. Y esto nos lleva al tercer y último factor: las posibilidades infinitas del mundo de los sueños/pesadillas. Aunque esto es algo que no se comenzaría a explorar del todo hasta la tercera entrega.

Además de lo comentado, la cinta cuenta con muchos otros motivos para hacernos sentir aterrorizados. Estos los encontraremos en las muertes, cómo se fusiona el mundo de la realidad con el de los sueños y los personajes. Algunas de las muertes son particularmente representativas de lo que sería toda la saga. Para ejemplo decir que una de ellas tiene que ver con una cama y litros y litros de sangre. Igual que esa muerte lo serán todas y cada una de ellas. Todas son sumamente ingeniosas y, cabe mencionar, muy bien logradas; tanto que han superado el paso del tiempo y es todavía más de aplaudir teniendo en cuenta el escaso presupuesto. De hecho, el que los personajes fueran despachados de estas formas es algo que la diferencia de todas las películas de terror de entonces y de ahora, siendo este uno de sus mayores distintivos.

La manera en que se fusiona el mundo de los sueños con la realidad es igual de ingeniosa que las muertes. Si bien es cierto que este concepto es algo que se trabaja mejor en la tercera entrega y se perfecciona en la cuarta. Aún así aquí tenemos este “juego” que no le deja saber al espectador si lo que sucede está pasando en el mundo real o el de los sueños. Es algo tan brillante y tan sutil que toma a uno por sorpresa. De hecho, te mantiene al borde del asiento ya que no sabes dónde está transcurriendo la acción y, por tanto, tampoco sabes cuándo va a pasar algo.

También destaca esta primera entrega por la atmósfera tan oscura, algo que no se repite hasta la quinta parte, The Dream Child’. Se impregna el film un aire de seriedad y en este apartado no se retoma hastaNueva Pesadilla’. Un último punto a comentar son las representaciones de los personajes. Los adolescentes protagonistas están bien personificados y se les da el tiempo suficiente en pantalla para demostrar que no son planos. A diferencia de lo que sucede, por ejemplo, en la franquicia “rival”, “Viernes 13”, donde la mera razón de existir de los jóvenes es para ser asesinados de cualquier manera posible. Todos los chicos de ‘Pesadilla en Elm Street’ encabezados por Heather Langenkamp son creíbles, con emociones y capaces de pensar y tratar de defenderse. Detalle importante es que esta fue la primera película de Johnny Depp como actor.

En el otro lado tenemos a los adultos, principalmente interpretados por Ronee Blakley y John Saxon, que terminan por solidificar los cimientos del film, dándonos en definitiva personajes con los cuales empatizar. Mención especial merece Robert Englund que, con su personificación de Freddy Krueger, alcanzó la fama y el estrellato en el cine de terror a nivel mundial.

Personalmente «la saga de Pesadilla en Elm Street» es mi favorita de terror por todo lo que ofrece. Y si bien es cierto que las posteriores entregas no llegarían al nivel de la primera, no menos cierto es que presentan (por lo general) historias, personajes y muertes muy interesantes y entretenidas. Sin embargo, comprendo quienes consideren que, poco a poco, fueron decayendo y que ninguna otra fue tan terrorífica como la primera. Es por ello que si has de ver o escoger solamente una película de esta franquicia, entonces, ‘Pesadilla en Elm Street’ debe ser la elegida.

Conclusión.
Repitiéndome un poco en lo ya expuesto en esta crítica de Pesadilla en Elm Street, es muy común la frase de “nunca segundas partes fueron buenas” y ya sabemos todos que son pocas las excepciones a esta regla. Esta saga en particular cuenta con siguientes entregas que van desde malas (‘Pesadilla Final’) hasta icónicas (‘The Dream Master’) y no llegando ninguna de ellas al nivel de clásico y de efectividad que este film representa.

Tráiler de Pesadilla en Elm Street

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