Mula
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“Me gustó la idea de un hombre que tiene que superar tantos obstáculos físicos y emocionales. Es un personaje que siempre está aprendiendo algo a pesar de que es un hombre mayor. A medida que cumples años te das cuenta de lo mucho que no sabes. Pero hay que seguir adelante…”. Clint Eastwood se convierte en Earl Stone en ‘Mula’.

“Todo sale mejor de lo que esperamos” (Mary)

Crítica de Mula

En 2012, Clint Eastwood se puso por última vez, hasta ese momento, delante de las cámaras. Lo hizo enGolpe de efecto’, película dirigida por su amigo Robert Lorenz. Ahora regresa nuevamente delante de las cámaras y también detrás de las mismas con ‘Mula’. Es muy probable que esta sea una de sus últimas películas. No obstante, nunca se sabe…

Del guión se ocupa Nick Schenk, el autor del libreto de Gran Torino (Clint Eastwood, 2008). De hecho, ‘Mula’ bebe bastante de ‘GT’. Por ejemplo: aquí también encontramos a un anciano que se lleva mal con su familia, o esa descripción del nuevo ambiente racial en USA. Dejando parecidos al margen, el guión se basa en un artículo publicado por Sam Dolnick en el NYT Magazine. Dicho artículo se titulaba ‘The Sinaloa Cartel’s 90-Year Old Drug Mule’ y se basaba en la figura de Leo Sharp aka “El Tata”. Leo Sharp era un anciano horticultor que se convirtió en una de las mulas más exitosas del Cártel de Sinaloa. Su avanzada edad (casi 90 años) lo convertían en un objetivo casi inexistente para las autoridades antidrogas. No comentaré más acerca de su historia por si no la conocéis y queréis ver el film.

‘Mula’ es un biopic muy amable, entretenido y disfrutable. La película se sostiene por completo sobre la carismática presencia de Eastwood y tiene tanto de drama como de comedia. También hay algunos instantes de thriller muy bien resueltos. Por ejemplo: la aparición del perro, la “lección” del maletero o el mismo final. Estas son secuencias que realmente te ponen en tensión.

Apurando un poco, el film resulta mucho más “cómico” que dramático. Esta “comicidad” viene dada por la peculiar personalidad y comentarios que hace Earl Stone (atención a su encuentro con unas “bolleras” o con una familia de “negritos”). También por las situaciones en las que se ve envuelto como “mula” (ojo a la fiesta en la piscina de Latón con culos imponentes filmados en primer plano). El drama también hace acto de aparición en momentos muy concretos. Momentos que tienen lugar hacia el final y en los que Earl debe mirar a su familia a la cara.

Precisamente, la familia también goza de mucha importancia, tanto o más que las andanzas con las drogas. Los miembros de la familia de Earl son presentados en breves pero suficientes brochazos, los justos y necesarios para conocerlos y conseguir la implicación final que marca el punto definitivo para el protagonista.

Respecto al montaje hay que resaltar que el metraje alterna dos narraciones. Por un lado las aventuras de Earl Stone como mula de la droga. Y, por otro lado, las investigaciones de Colin Bates sobre el tráfico de estupefacientes. La primera narración se configura como una road movie con Earl viajando por diferentes rutas. La segunda es la típica narración de seguimientos y captación de chivatos. Poco a poco, ambas “partes” se van uniendo en la medida en que Colin va estrechando el cerco a las diferentes mulas. Esta es una exposición muy atractiva y genera mucho interés por ver cuándo ambos personajes coincidirán en pantalla.

“¿Sólo por conducir?”. Don Lirio del día.

En las interpretaciones es increíble ver a Clint Eastwood dirigir y protagonizar a este nivel. No ya sólo por la capacidad mental de controlarlo todo o aprenderse todos sus diálogos… sino por cómo saca adelante sus proyectos y personajes. Otros actores de su generación ya están jubilados y otros están arruinando su carrera en el VOD. Pero Eastwood, no. Él es el ejemplo a seguir.

Aquí retrata a un anciano pícaro, cordial y exitoso con la gente de fuera… pero de nulo trato con su familia. Una familia a la que sacrificó a cambio de su éxito profesional. Imposible no reírse con varias de las frases en las que Eastwood retrata lo absurda que es la vida actualmente. Ahí están sus referencias a los móviles o al uso del lenguaje políticamente correcto. Además, en determinados diálogos se atreve con palabras y frases en español: “Poca siesta es malo para el hombre”. Si ‘Mula’ funciona tan bien como lo hace es gracias a Clint. Un Clint que físicamente ha sabido envejecer de maravilla. Todavía vestido de gala resulta un hombre que llama la atención.

A la familia de Earl Stone la conocemos lo justo y necesario. Destacan las tres mujeres de su vida: Dianne Wiest interpreta a Mary, una mujer buena que siempre ha amado a su marido por mucho que este la haya desplazado (“Siempre has sido mi gran amor” le llega a decir en una escena cumbre). Por su parte, Alison Eastwood hace un perfecto retrato de la hija endurecida no dispuesta a perdonar. Finalmente, Taissa Farmiga nos regala en Ginny a la dulce nieta que ama al abuelo tratando de unir a todos.

Bradley Cooper es el segundo en importancia dando vida a Colin Bates. Bates es un agente antidroga que llega a su nuevo puesto con la necesidad de hacer detenciones rápidas. El actor hace un muy buen papel, siendo también consciente de que el protagonista principal es Clint y rindiéndole tributo y admiración en sus escenas conjuntas. Cooper demuestra con esto un gran saber estar, al tiempo que sabe lo que es ser una estrella.

Del resto de agentes anti-droga y de los traficantes poco se puede decir. Michael Peña es Treviño, el compañero de Colin. Salvo acompañarlo a todas partes poco más hace y sus líneas de diálogo no llegarán a medio folio. Laurence Fishburne da vida al jefe de Bates y Treviño en la DEA. Fishburne empieza con poco trabajo, pero termina ganando más peso aunque sin exagerar. Naturalmente para un rol tan sencillo como este no tiene problema alguno. El problema lo tiene su personaje que necesita éxitos inmediatos.

Entre los narcos tenemos a Andy García como Latón, el jefe del Cártel de Sinaloa. García pasa sus escenas tirando al plato con una escopeta de oro y rodeado de mujeres con poca ropa. Finalmente, los dos esbirros de Latón que más destacan son Robert LaSardo e Ignacio Serricchio. El primero es el cabecilla encargado de preparar los paquetes para Tata y el segundo un jefecillo con aspiraciones. Ambos llegan a tener cierto peso en la cinta, pero la pena es que son despedidos sin decir «adiós».

En conclusión.
Finalizo esta crítica de Mula, puede que esta no sea la mejor película como director y actor de Clint Eastwood. Sin embargo, la honestidad, el buen hacer, el cuidado y el cariño con el que está filmada la encumbran mucho más allá de lo que era este proyecto cuando se concibió.

Tráiler de Mula

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