Broken Arrow (Alarma Nuclear)
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En términos militares la expresión “Broken Arrow” se utiliza cuando hace acto de aparición una emergencia estratégica de nivel cuatro. Esto significa que se ha perdido un arma nuclear. En 1995 John Woo se puso tras las cámaras para llevar a la gran pantalla un film basado en esa expresión. John Travolta era el responsable del robo de las cabezas nucleares y Christian Slater el tipo al que encomendaban la misión de capturarle.

“No hay ninguna diferencia entre tú y un tipo que se lía a tiros en el patio de un colegio. Los dos tenéis la cabeza llena de malas conexiones” (Hale)

Crítica de Broken Arrow (Alarma Nuclear)

John Woo entró en el mercado de Hollywood con la apoteósica Blanco humano (1993) protagonizada por un grandioso Jean-Claude Van Damme en plan badass total. Dos años más tarde estrenó con enorme éxito en todo el mundo el film que hoy nos ocupa, ‘Broken Arrow (Alarma Nuclear)’. Esta cinta fue la lanzadera de Woo para los films de acción de serie A. Luego de esta vinieron sus buenos años en USA con el estreno de la colosal ‘Cara a cara’ (1997) y su visión personal deMisión Imposible 2 (2000).

A partir de ‘MI2’, que también fue su mayor hit, Woo comenzó su declive. Los productores empezaron a darse cuenta de que no había más en las entrañas del director asiático. Así pues, comenzaron a darle de lado. Tan sólo le proporcionaban cintas de segunda categoría con presupuestos controlados que terminaron siendo fracasos en taquilla. Hablamos de ‘Windtalkers’ (2002) o ‘Paycheck’ (2003). Finalmente, John Woo decidió regresar a Asia para proseguir con su carrera y retomar el mando de sus propias producciones.

‘Broken Arrow’ es lo que es y no lo disimula en ningún momento. Estamos ante un entretenimiento de acción sin pretensiones. Si bien es cierto que se le podía haber pedido más, y que también queda lejos del nivel de ‘Blanco humano’. Esta última su mejor aportación hollywodiense. Woo firma aquí un vehículo de acción al estilo americano con la típica confrontación del bien contra el mal. El bien y el mal que, en esta ocasión, llevan los rostros de un Christian Slater al que sólo le falta el halo de angelito y un John Travolta en plan maníaco total, en ese rol que tan bien explotó en su resurrección cinematográfica de los 90.

No puedo dejar de resaltar la “sutil” manera que tiene el cineasta asiático de presentar el duelo entre ambos actores. No contento con el combate de boxeo que abre la cinta (sublime plano picado), luego llega la escena presentación/primer plano individual de los dos actores: Hale pone caritas de niño bueno y luce un rostro recién afeitado. Deakins, por su parte, se muestra con barba de varios días, devora cigarrillos, lanza perlas amenazantes y muestra una actitud chulesca ante su superior. Pero el culmen llega en la escena en la que Deakins, luego de terminar la misión rutinaria de transporte, decide que ya es hora de cargarse a Hale. Atención a la iluminación de los ojos de Travolta y a la música empleada en dicho instante…

No se puede decir que Woo se estrujara mucho los sesos a la hora de presentar las motivaciones que llevan a Deakins a hacer lo que hace. Simple y llanamente es un maníaco y punto, y como tal es mostrado. Y Woo y el guionista Graham Yost apuestan por la caricatura pura y dura. De esta forma dejan clara la contraposición de caracteres entre los dos protagonistas.

A estas alturas, el que haya seguido con asiduidad la filmografía del director asiático sabrá que baja muchísimos enteros cuando en pantalla deja de hacer acto de presencia la violencia. Woo resulta incapaz de presentar romances creíbles en pantalla. Hecho que aquí queda más patente que nunca con la forzadísima presencia del personaje de Samantha Mathis. No digamos ya la falta de pericia que muestra a la hora de dar empaque emocional al conjunto. En este sentido vean lo falsamente resueltos que están los momentos de bajón del dúo protagonista formado por Hale & Terry. Escenas estas a las que no ayudan para nada la lamentable interpretación de Mathis y un Slater que se pasa de aburrido.

A Woo lo que se la da bien son los tiroteos con pistolas a dos manos, las peleas de machos, filmar a los actores rodando por los suelos mientras disparan, mostrar a un personaje pasando a otro una pistola en el aire a cámara lenta, los zooms en primeros planos de los ojos de los intérpretes anticipando sus movimientos y demás trademarks que tan famoso le hicieron. Lejos del estruendo Woo se pierde y ‘Broken Arrow’ es la mayor muestra de ello. Tras un primer tempo que no cumple al cien por cien, y al que no ayuda un libreto de brocha gorda en algunos instantes, toda cambia cuando llegamos a su descorsetado clímax. Allí ya nada importa más allá del mostrar acción sin excusas… y en ese terreno es en donde Woo sí que es un valor seguro.

En cuanto a los protagonistas, sin duda, el gran triunfador es John Travolta (Deakins), quien aporta una pasión y un entusiasmo a su interpretación mucho mayor que la de su partenaire en pantalla. Me refiero a un, en muchos momentos, soso Christian Slater (Hale). Quién sabe si los siete millones de sueldo que se llevó Travolta a los bolsillos fueron los que lograron que le ganara la partida a Slater. O bien fue una mera cuestión de talento. Y en eso Travolta también le saca una cabeza y media a su pareja de baile.

Al margen de sus dos protagonistas principales, y de la presencia de Samantha Mathis como Terry, una oficial de patrulla que terminará haciendo equipo con Hale, en el film hacen acto de aparición un buen puñado de intérpretes de carácter bastante conocidos en la década de los 90. De ellos os hablo en el siguiente párrafo porque merece la pena hacerlo.

Bob Gunton (Pritchett) es un millonetis que no tardará en darse cuenta que la idea de financiar el robo de unas cabezas nucleares era de locos. Daniel Von Bargen (General Kreely) repite su eterno rol de superior militar viejuno. Kurtwood Smith (Baird) es el secretario general de Defensa de la Casa Blanca. También se dejan ver Howie Long y Vondie Curtis-Hall como dos de los miembros del escuadrón de rastreo que envía el Coronel Wilkins. Un militar interpretado por el siempre competente Delroy Lindo. Wilkins quiere verificar los restos del avión siniestrado en donde iban las cabezas nucleares. Como curiosidad apuntar que Long tuvo su momento de gloria con ‘Tormenta de fuego’ (Dean Semler, 1998), un intento de vehículo para su lucimiento que no terminó de cuajar entre el gran público, aunque como cinta de acción forestal no estaba nada mal.

En resumidas cuentas.
Finalizo ya esta crítica de Broken Arrow (Alarma Nuclear), un intento de John Woo por adaptarse al cine de acción americano. Una cinta que navega entre las virtudes y los defectos del cine de su autor. A pesar de estar un par de escalones por debajo de su ópera prima en USA, logró recaudar unos excelentes 150 millones de $ alrededor del mundo. Taquillaje que permitió al director tomar las riendas del proyecto más ambicioso de su carrera: ‘Cara a cara’. Finalmente, y al margen de algunos altibajos, contiene unas cuantas secuencias de acción dignas de ser resaltadas como de lo mejor de los actioners old school antes del (devastador) “efecto Matrix”.

Tráiler de Broken Arrow (Alarma nuclear)

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