Urza, lo diré alto y claro como siempre, porque en cineycine somos libres y no te expulsa nadie por llamar por su nombre a ciertos personajillos públicos.

Esto ha sido un aviso alto y claro para los aficionados que piensan que el Marca, Punto y Pelota y el resto de subnormales panfleteros son una anécdota simpática sin peligro alguno. Yo mismo profeticé tras la expulsión de CR que en poco tiempo veríamos un par de rojas en el Barça, tal era la de mierda que se soltaba desde Madrid. Cuánto ha pasado? Un mes? Pues aquí están, una discutible y la otra surrealista. Tanta mierda de Villarato y tanta presión arbitral sólo es una forma más de ganar fuera del campo lo que se pierde dentro. Y no lo digo por los jugadores del Real Madrid, que ellos al menos saltan al campo para jugar, sino por los imbéciles que escriben sus columnas pertrechados tras un ordenador. Esto tiene repercusiones, como que el otro día el público del Almería coreara
"Villaratoooo! Villaratooooo!" a grito pelado. Hay anormales que escriben y desgraciadamente gilipollas que se lo creen, así nos va.
Cuando era un chaval recuerdo perfectamente lo que era el fútbol, cómo se vivía y qué anecdóticas eran las pajaradas. Recuerdo cómo a la hora del recreo nos intercambiábamos cromos sin que la afición de uno u otro afectara. Había una rivalidad sana y respetuosa. Ahora no, ahora me entran arcadas viendo en qué han convertido este deporte cuatro hijos de mala zorra con poder mediático. Esa sana rivalidad ha dejado paso a un odio profundo y enquistado, siempre promovido por los de siempre y coreado por un montón de gentuza que se llaman periodistas (de uno y otro bando, las cosas como son). Si no se remedia y la cosa va a más, que así lo parece, dentro de veinte años los niños van a tener un triste panorama delante. Se están cargando este deporte y lo que significa.
Hijos de puta.