Un remake de Tarzán es demasiado arriesgado, huele a fracaso a no ser que le den un toque moderno, en cuyo caso será algo que no tendrá nada que ver con Tarzán. Pensad que el cine de aventuras clásicas (Tarzán lo es, y mucho) ya han pasado de moda. Ahora toca hacer cine palomitero con efectos visuales de alto octanaje, personajes macarras y héroes irreverentes. De lo contrario los adolescentes no van al cine y si van lo dejan a caldo. Dicho esto, ¿Es vendible desde el punto de vista comercial un tipo con taparabos cuyo mayor "poder" es llamar a los animales a grito pelao? Pues me temo que no, yo casi que dejaría al Tarzán de Weissmuller donde está, como icono indiscutible y perpetuo de un personaje que hoy en día estaría demasiado desubicado.