Men in Black
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Toca darle un repaso a esta curiosa película de ciencia ficción que dirigió Barry Sonnenfeld en el ya lejano 1997. Una sobresaliente, divertidísima e imaginativa adaptación del cómic homónimo publicado en 1990. Ganadora de un Oscar, y nominada a otras dos estatuillas, la película también lanzó la carrera de Will Smith. Actualmente se ha convertido en una pequeña joya de culto imprescindible en la filmoteca de cualquier aficionado al fantástico. Bienvenidos a ‘Men in Black’.

Crítica de Men in Black

En 1996, el reputado Steven Spielberg, a través de su compañía Amblin Entertainment, dio luz verde a la pre-producción de la adaptación cinematográfica de un curioso cómic de ciencia ficción titulado ‘The Men in Black’. Este cómic fue publicado por primera vez en 1990 y escrito por Lowell Cunningham. Las historietas giraban en torno a una organización secreta, ‘los hombres de negro’. Los MIB se encargaban de vigilar la actividad alienígena en la Tierra. Para ello, su principal normativa era la discreción y el absoluto anonimato. Esto les llevaba a ocultar la presencia de extraterrestres en nuestro planeta, así como la existencia de la propia organización. De hecho, existen leyendas que afirman que estos hombres de negro realmente existen. Se dice que se encargan de establecer un equilibrio entre lo paranormal y lo cotidiano. Esta creencia nutrió al proyecto de un mayor interés del que ya tenía.

Tras el visto bueno a la adaptación, el guión fue encargado a Ed Solomon. A continuación, el film pasaría a titularse simplemente ‘MIB’ (Men in Black). Steven Spielberg no se encargaría de la dirección, pero sí de la producción. Spielberg, con su especial predilección por el género de ciencia ficción, quería plasmar en pantalla una fábula de sci-fi con un delicioso toque clásico-futurista. Una película enfocada de un modo bien distinto a todo lo mostrado hasta entonces en la gran pantalla…

El famoso director quería contarnos la existencia, a nivel interplanetario, de agentes secretos que velan por la seguridad de los mundos y de las galaxias. Agentes que defendían el universo de alienígenas con fines atroces y seres hostiles de otros planetas. Eso sí, todo retratado en un contexto claramente cómico, y haciendo uso en buena parte del metraje de cierto humor gamberro, pero sin renegar de la mesura y seriedad que la historia también requería en determinados momentos.

La apuesta era arriesgada. De hecho, pocas veces se había llevado con éxito al cine una historia potente de ciencia ficción pero enfocada desde una perspectiva cómico-satírica. No hay que olvidar que no siempre ha funcionado la mezcla de cordura con elementos paródicos en una película de género. Por norma general se suele caer en el ridículo y la bufonería. Esto queda patente a tenor de lo visto anteriormente en cintas como ‘Mars Attack!’ (Tim Burton, 1996) o Independence Day (Roland Emmerich, 1996). La primera de ellas una curiosa propuesta de invasión alienígena plagada de humor negro. Sin embargo, estaba claramente perjudicada por su excesivo tono ‘cartoon’ y por su lentitud. Amén de caer constantemente en una serie de situaciones absolutamente ridículas. Por su parte, ‘ID4’ era sumamente entretenida y espectacular… pero tan exagerada e infantil que terminaba por atacar directamente a la propia inteligencia del espectador.

Teniendo en cuenta lo anterior, el éxito de ‘Men in Black’ iba a depender de la pericia del guionista. Se tenía que enfocar la trama de un modo lo suficientemente inteligente como para no repetir los errores de cintas anteriores. Además, resultaba fundamental la elección de un director y reparto adecuados a las circunstancias. Y este realizador no iba a ser otro que Barry Sonnenfeld. Hablamos de un director curtido en películas que jugaban con una buena variedad de temáticas y diversos géneros, pero siempre haciendo hincapié en un humor eficaz e inteligente.

Por otra parte, la estrella principal de la función sería Will Smith. El famoso «Príncipe de Bel Air» llegaba de estrenar precisamente el blockbuster ‘Independence Day’ (Roland Emmerich, 1996). Como es lógico, Smith lleva todo el peso humorístico del relato. Su personaje es un duro e irónico agente de policía de Nueva York reclutado por los MIB gracias a sus métodos de trabajo y sus cualidades físicas. Eso sí, psicológicamente no coincide con el perfil requerido por la organización. Esto lleva a las situaciones más divertidas de la película. Resulta imposible no dejarse hipnotizar por el carisma y el exquisito sentido innato que tiene Smith para crear situaciones cómicas absolutamente de la nada. Desde prácticamente su primera intervención se gana la complicidad del espectador.

Tommy Lee Jones tenía entonces un caché muy superior al de Will Smith. En el film interpreta al comedido y serio agente K, un veterano más reputado y aplicado agente de los MIB. Precisamente, K se encargaría de adiestrar a su nuevo compañero, J. No obstante, la metodología de trabajo de ambos chocaría constantemente. Esto también provoca los momentos más divertidos del relato.

A este dúo principal lo secundan actores de nivel como Rip Torn interpretando a Z, el jefe de la organización. Una atractiva Linda Fiorentino como la inteligente forense Laurel que sospecha de la existencia de los MIB y su contribución en la historia es fundamental. También tenemos a Tony Shalhoub como el extraterrestre Jeebs, uno de los personajes más atractivos y cuya cabeza es capaz de regenerarse una y otra vez. La pena es que su participación se limita sólo a unos pocos minutos en pantalla. Y como olvidar al enorme Vincent D´Onofrio como Edgar, el villano de la función y más siniestro y repugnante de lo que muchos pensábamos.

Sin duda, un reparto de lujo para una adaptación tremendamente original, fresca, divertida y fiel. Una cinta triunfadora gracias a su perfecto equilibrio entre el fantástico, la comedia, el thriller e incluso el drama. Una visión satírica del cine de ciencia ficción e invasiones alienígenas que ironiza sobre el hecho de que estamos constantemente en peligro y rodeados de extraterrestres. Algunos de estos aliens son hostiles y otros civilizados…

En la recreación de todo estos seres destacan los sobresalientes efectos especiales y sus variopintos diseños. Aquí resalta la labor de maquillaje de la mano del siempre genial Rick Baker. No es casualidad que el film ganase el Oscar en 1997 al Mejor Maquillaje. También recibió otras dos nominaciones a la Mejor Banda Sonora (el tema principal, interpretado por el propio Will Smith, es ya un clásico) y a la Mejor Dirección de Arte.

Finalmente, su moraleja deja entrever la posibilidad de que somos simples marionetas encerradas en un minúsculo mundo. Un planeta que sirve de distracción a seres intergalácticos superiores estando a su merced. Afortunadamente, los MIB se encargan de proteger a la humanidad y de ocultarnos la existencia de esas entidades para velar por nuestra felicidad. Ahora bien, la película siempre juega con el hecho de que la humanidad se siente protegida en parte por su ignorancia.

En resumidas cuentas.
Acabo esta crítica de Men in Black, una película que hoy en día es considerada como una pequeña joya del género de ciencia ficción en clave de comedia. El film contó con un presupuesto estimado de 90 millones de dólares y recaudó 327 a nivel mundial. En definitiva, un gran éxito con el que quizás no contaban ni los propios productores…

Tráiler de Men in Black

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