El origen del planeta de los simios

El científico Will Rodman desarrolla el fármaco ALZ-112 para la corporación farmacéutica GEN-SYS. Este fármaco permite, con el tratamiento y seguimiento correctos, llevar a cabo la creación de células cerebrales propias y reparar las dañadas. Antes de que se apruebe su aplicación en humanos, el fármaco es probado en chimpancés con desastrosos resultados. Sin embargo, Will no está dispuesto a que su trabajo se cancele y continúa trabajando en secreto para su perfeccionamiento. (Cineycine).
Y llegará un día en el que los simios heredarán la Tierra y el hombre ya no estará al mando. Ese día presenciaremos un nuevo origen en el que la historia será reescrita. Un nuevo inicio de todo surgirá y yo os lo cuento ya mismo en… ‘El origen del planeta de los simios’.
“¿Quién es César?”
Crítica de El origen del planeta de los simios
Nos encontramos aquí con una precuela del film ‘El planeta de los simios’. Una precuela que se acerca muchísimo más a la cinta original dirigida en 1968 por Franklin J. Schaffner que a la de Tim Burton (2001). Al menos en lo que yo recuerdo de ambas películas. En este sentido, ojo a la aparición de una réplica de la Estatua de la Libertad como guiño al film de Schaffner… o a determinada y mítica frase que escupe el personaje interpretado por Tom Felton en un momento determinado. El tema también resulta curioso porque esta precuela se realizó a la vez como remake, ya que no hay que olvidar que a la cinta protagonizada por Charlton Heston le siguieron varias continuaciones y precuelas de calidad cada vez menor.
Esta nueva versión de ‘El origen del planeta de los simios’ dedica buena parte de su metraje a que vayamos viendo en pantalla la vida, progresos y desgracias que el chimpancé llamado César va experimentando. En estas vivencias, imperan lo emotivo y el drama en los primeros cuarenta minutos, más o menos. Mientras que el más clásico thriller carcelario y la acción se hacen con el resto del metraje. Así las cosas, cuando el director Rupert Wyatt se quiere dar cuenta, nos encontramos ya casi al final. En consecuencia, no hemos tenido nada o casi nada de la acción ni de la revolución prometidas.
Pero lo más grave es el tratamiento altamente secundario que recibe lo que debía haber sido una importante parte de la trama del film. Me refiero a la llamada “gripe del simio” y sus mortales efectos sobre la población humana. No es de recibo reducirla a dos o tres escenas y/o comentarios que si pestañeas ¡te los pierdes!
Cierto es que tenemos buenas dosis de evolución pero, a la vista de según qué imágenes, uno esperaba algo más. Entiendo que no se puede dejar todo o casi todo para el final. Pienso que Wyatt vio que se quedaba sin metraje, y sin presupuesto, ¡y que no había terminado de contar la historia en su totalidad! De ahí que nos encontremos con unas imposibles escenas insertadas tras los créditos. En las mismas, y deprisa y corriendo, se trata de llegar a un final que no entró en los más de 100 minutos de metraje. Todo ello da la sensación de estar ante una obra que parece inacabada o, al menos, acabada con prisas. De esta manera, en los referidos créditos finales se exponen a toda velocidad las consecuencias de la anteriormente referida “gripe del simio” en la población mundial. Personalmente lo considero una chapuza.
Y es que en el film, y a pesar de enlazar sutilmente con la obra de Schaffner, gracias a las noticias en el Telediario y la Prensa sobre unos astronautas, al final el director deja en manos del espectador la resolución de varias cuestiones. Cuestiones verdaderamente importantes sobre cómo se llegó totalmente a la catastrófica y vírica situación. Algunos dirán que esto puede ser bueno (o que ya se ha visto en otras películas pandémicas), pero cuando has tenido la oportunidad (y el presupuesto) para contar un “origen” hay que hacerlo completamente. No puedes dejar de ninguna manera la obra al libre albedrío. Y más si cabe cuando antes te has tomado tu buen tiempo y has contado la historia a un ritmo mucho más “relajado”.
El peso actoral de la propuesta recae prácticamente en la totalidad de las espaldas de un actor en alza como era James Franco (actualmente “cancelado”). En la película da vida a Will Rodman, el científico creador del fármaco/retrovirus ALZ-112 y de su fórmula supuestamente mejorada, el ALZ-113, para combatir los efectos del Alzheimer. A Franco le acompaña la hoy también olvidada Freida Pinto interpretando a la veterinaria Carolina que intentará echar una mano a Will. También destaca la presencia de John Lithgow abandonando sus roles de villano y cambiándolos por un entrañable papel como el padre de Will, un anciano cuya memoria se está deteriorando con rapidez.
Por otro lado, tenemos a secundarios conocidos y de nivel como Brian Cox y Tom Felton. Ambos hacen de padre e hijo que se encargan de una especie Zoo/Refugio para simios… cuando en realidad no es más que una horrible cárcel. Cox y Felton compiten por ver quién hace más despreciable a su personaje. Y en esta batalla gana Felton puesto que es el que tiene un mayor trato con los simios a los que martiriza a su gusto con manguerazos, porrazos de electricidad,… Por último, mencionar el aporte de David Oyelowo como Jacobs, el jefe directo de Will en GEN-SYS que queda retratado como un avaricioso siempre en busca del beneficio económico.
Al margen del reparto humano, los verdaderos protagonistas son los chimpancés, gorilas y orangutanes. Casi todos ellos generados por ordenador con técnicas similares a las de ‘Avatar’ (James Cameron, 2009). El trabajo digital se completa con la captura de movimientos en las que la estrella principal es, una vez más, Andy Serkis. El popular “Gollum” encarna a Cesar, un “chimpancé especial” del que se hace cargo Will desde pequeño. Will se ocupará de enseñarle y “monitorizar” sus progresos. Al mismo tiempo, intentará desarrollar una versión mejorada del ALZ, la 113. Otros chimpancés relevantes son Rocket y Koba. El primero es recreado por Terry Notary, siendo el guaperas y jefe del refugio. Por su parte, de Koba se encarga Chris Gordon entregando un chimpancé de laboratorio y maltratado por el hombre. Por último, entre los orangutanes destaca Maurice (Karin Konoval), un veterano animal de circo.
La recreación de César, y su hábitat, fue realizada por los profesionales del estudio Weta Digital. Estos magos ya trabajaron anteriormente en la citada ‘Avatar’ y en la trilogía de ‘El señor de los anillos’. Al margen de la captura de movimientos, y animaciones, se usaron también imágenes foto-realistas de los simios. El resultado es notable y destaca especialmente a la hora de crear a los gorilas (fabulosos) y a los orangutanes (también espléndidos). No obstante, “canta” algo en determinadas escenas con los chimpancés. En esas escenas uno se da cuenta que falta ese “algo” que un animal vivo (o un humano metido en un traje) aporta al “personaje”.
En conclusión.
Finalizo esta crítica de El origen del planeta de los simios, una cinta en la que a Rupert Wyatt se le ofreció una buena oportunidad de volver a contar un origen mítico del cine y se quedó a medio camino. Wyatt nos cuenta una parte del origen, pero deja mucho en el aire… quizás la parte más interesante. En consecuencia, un film que podía haber sido un notable y completo origen, bien puede resumirse en esta frase: “a la película le sobró evolución y le faltó revolución y gripe…”.
Tráiler de El origen del planeta de los simios
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