Destroyer. Una mujer herida
La inspectora Erin Bell es un cadáver andante, una mujer derruida a la que sus propios compañeros rehúyen. Cuando la policía encuentra el cuerpo sin vida de un criminal sin aparente importancia, los fantasmas de su pasado regresarán y ella decidirá exorcizarlos de manera definitiva. (Cineycine).
Nicole Kidman fue alzada a los cielos nada más hacerse público el tráiler de este film. Sin embargo, pasada la fiebre inicial y celebradas las nominaciones a los Oscars, pocos se acordaron de ella. La memoria del “cinéfilo” actual es simplemente viral. Injustamente olvidada, hoy reivindicamos a Nicole Kidman convertida en Erin Bell. Ella es… ‘Destroyer. Una mujer herida’.
“No soy buena. Yo soy la mala” (Erin Bell)
Crítica de Destroyer. Una mujer herida
Karyn Kusama es una cineasta neoyorkina conocida por películas destacadas como ‘Girlfight’ (2000), ‘Æon Flux’ (2005) y ‘La invitación’ (2015). También fue la responsable de ‘Jennifer’s Body’ (2009). Así pues, en sus films las mujeres siempre llevan la voz cantante. En ‘Destroyer’ sigue esa misma línea al entregar todo el protagonismo a una endurecida e irreconocible Nicole Kidman.
Ante todo, aclarar que el montaje final de esta película iba a ser de 180 minutos. Sin embargo, tras sucesivos recortes quedó en los 121 actuales. Es importante destacar esto porque algunos de sus “fallos” probablemente no estarían presentes en el montaje inicial. Como ya veremos, los aspectos más perjudicados son algunos puntos de la trama o el tratamiento del propio villano, Silas.
Karyn Kusama nos entrega un film bastante bien rodado. Su habilidad queda patente en lo bien ejecutadas que están las secuencias de acción. Sus set-pieces resultan secas, muy duras y realistas. Además, Karyn no escatima en violencia y sangre. Amén de buscar siempre planos y enfoques para favorecer la vista del público. Finalmente, sabe manejarse en los diferentes espacios y termina por combinar muy hábilmente la filmación a plena luz del día y la nocturna.
El libreto del film ha sido escrito por Phil Hay y Matt Manfredi, guionistas con los que ya ha trabajado Kusama en ‘Æon Flux’ (2005) y ‘La invitación’ (2015). Aquí entregan una historia que se va contando en dos partes. La primera se desarrolla en el presente y la segunda en el pasado, 17 años atrás, a través de constantes flashbacks. Ambas narraciones presentan aciertos y errores que inmediatamente paso a exponer.
En el presente seguimos las pesquisas de Erin para dar con su objetivo: el criminal que arruinó su vida. Por otro lado, los flashbacks tienen una labor informativa. En ellos nos van perfilando a los protagonistas y describiendo cómo se produjeron los hechos que hundieron a Erin. Sin embargo, y a pesar de esta doble narración, la trama deja puntos en el aire. Además, no se justifican de manera convincente algunas decisiones muy importantes que toman los personajes.
A lo largo del metraje seremos testigos de interrogatorios, seguimientos y algunas peleas. Por pantalla desfilarán varios tipos despreciables con los que Erin se verá obligada a tratar. Es el caso del lisiado Toby, el arrepentido Arturo o el abogado DiFranco. Cada uno aportará su parte de la información al tiempo que se van introduciendo por los flashbacks. Estos sujetos, más que menos, quedan bien definidos. No sucede lo mismo con el jefe de la banda y principal objetivo, Silas. Los guionistas tratan de venderlo casi como alguien “mesiánico”. Ahora bien, su presencia y minutos no causan el impacto buscado.
Otro punto que no funciona en el guión es la trama de la relación de Erin con su hija adolescente. Esta parte se inserta en el presente como una cuña, es decir, no aporta gran cosa. En este sentido, su función es añadir metraje en busca de humanizar a la protagonista y exhibirle un punto flaco. Al final, queda la sensación de que si no estuviera en el film tampoco pasaría nada y su narración sería mucho más ágil. Finalmente, la trama termina haciendo que te replantees todo lo visto. Es una forma un tanto sorprendente de acabar pero que realmente funciona. Y funciona porque consigue “picarte” lo suficiente para darle otro visionado a la película.
“Y tú ¿Cómo tienes la conciencia?”. Erin, la sucia.
La protagonista indiscutible es Nicole Kidman. La actriz ofrece un doble trabajo interpretativo muy a destacar. En tiempo presente la vemos absolutamente irreconocible dando vida a una inspectora hundida física y psicológicamente. Una mujer destruida y demacrada. Sin embargo, también es una mujer dura y capaz de sacar fuerzas de donde no las tiene para plantar cara. En esta parte Kidman realiza un descomunal “tour de force” bajo una leve máscara de prótesis con peluca mal peinada. Amén de sus ojeras y voz de resaca mal llevada. Jamás me la imaginé en un papel similar y esto es infinitamente plausible. Es una especie de ese tipo de inspector acabado que hemos visto interpretar a gente como Clint Eastwood o Bruce Willis.
Por otro lado, en tiempo pasado la vemos en este mismo papel pero en su versión 17 años más joven. Lógicamente, aquí ya está más reconocible y agradable. No obstante, y debido al enorme contraste con su “yo del presente”, no destaca tanto, aun teniendo escenas también muy buenas y conseguidas. Por ejemplo: las del atraco con toda la tensión al volante por lo que va sucediendo.
Por su parte, Sebastian Stan sólo sale en las miradas al pasado dando vida a Chris, el compañero que se infiltra junto a Erin en la banda de Silas. Stan tiene pocos minutos, pero realiza una gran labor estando también totalmente irreconocible y muy endurecido. El actor deja patente que domina por completo todas las situaciones de su personaje.
El resto de secundarios son perfectos para los roles que desempeñan. Destacan especialmente James Jordan como el lisiado Toby y Bradley Whitford como el amoral abogado DiFranco. Tampoco se queda atrás Beau Knapp como Jay, el gallito depredador que se liga a la hija de Erin. A esta última le da vida Jade Pettyjohn. La joven actriz mantiene los cara a cara con Kidman y recrea a una adolescente rebelde de esas a las que la vida termina por devorar. Por su parte, Scott McNairy desempeña como Ethan un rol de apoyo a Erin. No es esta una relación que esté todo lo bien desarrollada que podría.
Finalmente, del Silas interpretado por Toby Kebbell poco o nada se puede decir. Es el villano del film y el líder de la banda con aire de Mesías que destrozó la vida de Erin. Es todo eso, pero… ¡sale muy poco! Esto hace que Toby Kebbell no tenga tiempo para desarrollar nada o casi nada a su personaje.
En conclusión.
Finalizo esta crítica de Destroyer. Una mujer herida. Aquí tenemos una película cuyo principal reclamo es ver a Nicole Kidman en un rol muy duro y diferente a lo que acostumbra. Además de esto, el film también ofrece una buena labor tras las cámaras y la presencia de un destacado Sebastian Stan que sigue sumando en positivo.
Tráiler de Destroyer. Una mujer herida
Escucha nuestro podcast