Bajocero
Martin, un policía que cumple escrupulosamente con la ley, es destinado a una nueva comisaría. En su primera jornada se le asigna el puesto de conductor para el traslado de un grupo de presos en un furgón policial. La misión es pura rutina... pero terminará convertida en un infierno. (Cineycine).
Directo a Netflix, tras cancelarse su estreno en cines, nos llegó este thriller de acción para saborearlo en estos tiempos de frío, lluvia y nieve. Javier Gutiérrez lo va a pasar realmente mal al verse atrapado con seis reclusos deseosos de echarle mano y escapar. Todo ellos se encuentran al límite en una situación ‘Bajocero’.
“¡Callaos de una puta vez! De aquí no va a salir ni Dios” (Martin)
Crítica de Bajocero
Nuevamente estamos ante el caso de un film afectado por la pandemia del Covid-19. En principio, ‘Bajocero’ iba a haberse estrenado en cines en verano de 2020. Sin embargo, ese lanzamiento sería sucesivamente postergado por DeAPlaneta. Finalmente, y sin más avisos, la cinta terminó estrenada el pasado 29 de enero de 2021 en Netflix. Y no es nada extraño que terminara en el catálogo del líder del streaming. Y digo que no es “nada extraño”, dada la situación de salud vivida y el hecho de que la propia plataforma participara originariamente en la producción del film, junto a otras cadenas y productoras más o menos relevantes.
‘Bajocero’ es la segunda película del cortometrajista barcelonés Lluís Quílez, que apuesta aquí por el thriller de acción. Un thriller notablemente filmado y facturado en el que toda la acción se desarrolla en tiempo real, esto es: en una sola noche. En el estilo de filmación de Quílez se pueden apreciar ciertas influencias muy bien puestas. Entre ellas podemos destacar el uso de la violencia descarnada de Sam Peckinpah (los disparos, golpes y sangre), el empleo de atmósferas ominosas de John Carpenter (ojo a la niebla como elemento distorsionador) y el western de ajuste de cuentas (atención al clímax que eleva el global).
Ayuda a todo lo anterior la banda sonora compuesta por Zacarías M. de la Riva. El compositor, también nacido en Barcelona, firma una partitura con pasajes intrigantes y trepidantes sumados también a cierto aire a cine de género (ojo con los sonidos de las criaturas del bosque para generar cierta ambientación inquietante). En definitiva, una banda sonora muy acorde con la acción del film.
El guión es obra del propio Lluís Quílez junto al conocido Fernando Navarro. Para establecer los aspectos más técnicos y policiales de la trama ambos estudiaron las correspondientes normativas y recibieron asesoramiento de la propia policía. Esto, junto a la imaginación propia de los guionistas, configura la narrativa buscando ideas realistas. Inevitablemente, la idea principal, un traslado de presos en un autobús, nos lleva a rememorar ‘Con-Air’ (Simon West, 1997). Recordemos que esta última también versaba sobre un traslado de reclusos. Eso sí, en ‘Bajocero’ cambiamos el avión por un autobús y el espectáculo “Made in Hollywood” por el realismo.
El film, y tras un breve prólogo de “presentación” de héroe y “villano”, arranca metiéndonos directamente en materia. Así nos situamos junto a Martin en su nueva comisaría. Allí vamos conociendo breve pero suficientemente a los reclusos objeto del traslado. Entre ellos tenemos de todo: un chaval joven y chuleta, un forzudo y gigantesco rumano, un viejo político y defraudador, un veterano de las cárceles, un maduro drogata y un “brother”. En fin, un “microcosmos” bastante variado. Todos ellos, junto a Martin y otro compañero, tendrán su correspondiente sitio en el furgón.
Y hablando del furgón y/o autobús… hay que resaltar que a bordo del mismo van a pasar muchas cosas. Más de las que nos podríamos imaginar. En este sentido, hay que alabar la pericia de Lluís Quílez para desarrollar prácticamente toda la acción en el interior del vehículo. Un interior que, en principio, no parecía dar para mucho al estar formado simplemente por celdas individualizadas. Quílez también sabe alternar muy bien las escenas interiores con los exteriores. En estas últimas vamos viendo todo lo que va tramando un asaltante anónimo que ha fijado el furgón en su objetivo particular. A destacar que la cinta se filmó en exteriores de Madrid, Segovia y en el “pueblo fantasma” de Tobes (Guadalajara). Atención a lo mucho que brilla esta última localización en el tramo final con ecos de Sergio Leone.
“Entregádmelo y saldréis vivos… si no, moriréis todos”. Con-Bus.
Entrando en los protagonistas nos encontramos con una nueva película liderada por Javier Gutiérrez. En esta ocasión da vida a Martín, un policía que tiene al cumplimiento de la ley por encima de todo. Hay que decir que el físico de hombre normal de Javier Gutiérrez le da opciones para interpretar muy diferentes papeles y en casi todos suele salir destacando. A nivel personal no me parece una megaestrella, pero sí un actor tremendamente válido en el que confiar, lo que yo llamo un “valor seguro”. En esta ocasión su actuación combina momentos lógicos de autoridad con otros en los que recibe tremebundas trompadas. Atención a todo lo que nos deja imaginar que pasa por su cabeza en la antológica escena en la que decide su destino. A su lado sólo tendrá el apoyo de Isak Férriz como Montesinos, un duro y veterano policía.
Dándoles la réplica al otro lado de la ley tenemos a Karra Elejalde como el siniestro asaltante del furgón. La performance del intérprete vasco tiene mucho de gestual basada en el poderío de su figura. No es hasta pasados unos 40 minutos que sus intenciones quedan totalmente desveladas. Aunque los más fans del subgénero de venganzas, nada más ver el prólogo, podrán hacerse una idea de lo que pasa realmente por la cabeza de su personaje.
Al respecto de los reclusos decir que, al igual que en los films de slasher, son carne de cañón. No obstante, comentaré brevemente sus papeles. Luis Callejo vuelve a sorprender encarnando a Ramis, el típico preso que cree que se las sabe todas. Andrés Gertrúdix es Gollum, un tipo nervioso que echó su vida a la basura por culpa de las drogas. Édgar Vittorino encarna a Rei, un latino que acabó preso por vengar a su hermana. Miquel Gelabert da vida a Pardo representando la figura del político deshonesto al que trincaron con “las manos en la pasta”. Atención a Florin Opritescu como Mihai, un coloso del tamaño de un oso cuya sola presencia infunde pánico. Finalmente nos queda Patrick Criado en el papel de Nano, el típico joven que va de chuleta por la vida. Ojo a algunas de sus miradas e increíble cinismo…
“Ese tío está muy loco. Si abrimos el furgón nos matará a todos” (Nano)
En conclusión.
Finalizo esta crítica de Bajocero, otra buena y destacada propuesta del cine español. Entre manos tenemos un thriller de acción que cuenta con un trasfondo de venganza que nos hará recordar macabros sucesos de nuestro pasado y presente en los que la ley falló. Una cinta muy recomendable para los fans del género y que debió haber pasado por cines.
Tráiler de Bajocero
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