Yo soy la justicia
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Paul Kersey creía que la pesadilla había acabado. Creía que dejando atrás New York y yéndose a vivir a Los Ángeles habría dado carpetazo a la tragedia. Se equivocaba. Los criminales le perseguían allí dónde iba y llenaban nuevamente su vida de dolor obligándole a gritar eso de… ‘Yo soy la justicia’.

“¿Así que crees en Dios?… bien, pues ahora vas a ir con él” (Paul Kersey)

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Crítica de Yo soy la justicia

Estamos ante la segunda entrega de la saga de películas conocidas como “Death Wish”. Una serie de cintas filmadas a lo largo de veinte años, concretamente entre los años 1974 (‘Death Wish’) y 1994 (‘Death Wish V: The Face of the Death’), y protagonizadas todas ellas por el mítico Charles Bronson. Para esta secuela, Bronson retoma su papel del desgraciado y vengativo arquitecto Paul Kersey. Aquí lo encontramos intentando superar la pérdida de su esposa para encontrarse con una nueva y trágica desgracia.

El director Michael Winner también retornó detrás de las cámaras para este nuevo capítulo. Nueva entrega que fue escrita por el novel David Engelbach, un guionista que luego poco más haría (salvo escribir la historia que daría pie a ‘Yo, el halcón’). Su script destaca, especialmente, por el carácter asquerosa y profundamente malvado con el que retrata a los villanos de turno. Son unos personajes (vagos, drogatas, viciosos y violadores) de una maldad tan profunda, y comenten tales actos de vileza, que uno no puede más que alegrarse y aplaudir según se los va cargando el amigo Kersey.

En el film también queda patente cómo han pasado los años y cómo han cambiado los tiempos. De esta forma, podemos ver como en la película, Paul Kersey se fabrica un pase para las zonas de seguridad de un hospital sólo con la ayuda de… ¡¡¡un tipex y una fotocopiadora!!!… Ahora esto puede resultar risible, dados los medios y la sofisticación que hay en esta vida tan moderna, pero entonces “el mítico vigilante” se las apañaba como podía para hacer justicia y tampoco le iba tan mal.

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En el terreno interpretativo, el anteriormente citado Charles Bronson da vida por segunda vez a Paul Kersey que ya gastaba aquí un rostro imperturbable… le daba igual estar en el funeral de su hija que despachándose a un mierda. Su rostro y duras facciones no se alteraban lo más mínimo. Kersey ya casi se había convertido en una máquina de matar que distaba mucho de aquel pacífico arquitecto salpicado por la tragedia en El justiciero de la ciudad(Michael Winner, 1974). Habría sido deseable que Bronson hubiera puesto en esta secuela un poco más de su parte en según que escenas dramáticas.

Además de la dura interpretación de Bronson, destacó la presencia en el reparto de Jill Ireland (Geri). Jill fue su mujer en la vida real y compartió protagonismo con el inolvidable actor en muchas de sus películas. Esta fue uno de ellas. La verdad es que la actriz siempre aportaba un toque de elegante presencia muy a tener en cuenta. De la primera cinta también regresó Vincent Gardenia repitiendo su rol del detective Frank Ochoa. Gardenia pondría aquí punto y final a su participación en la franquicia.

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En conclusión.
Termino ya esta breve crítica de Yo soy la justicia, una cinta que se limita a repetir el esquema de la primera parte con sus segmentos de crimen y castigo. Película de venganza pura y dura que cumple con su cometido de presentarnos a unos malos tremendamente malos. Unos villanos a los que Bronson castiga con toda Justicia. Este es el objetivo de la película y lo cumple… no hay mucho más que contar.

Tráiler de Yo soy la justicia

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