RoboCop (2014)
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En 2014, el brasileño José Padilha devolvió a ‘Robocop’ a la gran pantalla. Lo hizo con un remake que, contra todo pronóstico, resultó mucho más interesante e inteligente de lo esperado. Un guión muy destacado, interpretaciones de nivel y soberbias secuencias de acción. Todo eso convierten a ‘RoboCop’ (2014) en una gran modernización del personaje a nuestros tiempos. Bienvenido al siglo XXI.

Crítica de Robocop (2014)

Tras visionar la estupenda ‘RoboCop’ (2014), no puedo evitar evocar a la reflexión antes de entrar a hablar sobre esta nueva versión del clásico que dirigió Paul Verhoeven en 1986. Aquí tenemos un remake que, de entrada, fue vetado por los admiradores de la primera película desde el momento en que se anunció el proyecto. Como ya hemos comentado en otras ocasiones, el mayor handicap al que se enfrentan este tipo de productos es, precisamente, la incapacidad del espectador de quitarse de la cabeza el film original. Para ello se alude (de manera inevitable) a las comparaciones y a los prejuicios. Una trampa en la que también cayó un servidor en su momento y en la que resulta sencillo dejarse atrapar.

A la hora de contemplar el remake de cualquier film de culto que se encuentre arropado por legiones de fans y admiradores de su realizador, como es el caso de la insuperable Robocop (Paul Verhoeven, 1987), tendemos a rechazarlo de manera casi instantánea. Así las cosas, se muestra una predisposición claramente obtusa y negativa que deriva en un bajo nivel de tolerancia. Todo ello resulta decisivo en el juicio final impidiéndonos valorar el producto con la objetividad que debiéramos.

Por desgracia, todo lo anterior se aplica a la película del brasileño José Padilha que resulta un sensacional remake. Esto con independencia de que resultase más o menos necesario y que fue objeto del prejuicio fácil. A nivel personal, lo veo hasta necesario, especialmente teniendo en cuenta el bajón cualitativo de las secuelas de la original. Además de los más de 27 años transcurridos desde aquella. Como cinéfilos inteligentes que se presupone somos… deberíamos dejar al margen todo tipo de pasionales fanatismos y comenzar a valorar este tipo de producciones desde una perspectiva necesariamente objetiva. Esto nos llevaría a admitir la realidad de la película, sin arrastrarnos por la trampa de la comparativa.

Por otra parte, es evidente que Padilha no podía pretender tocar un mito del cine sin que el público se agarrase al recuerdo y a la teoría de que «cualquier tiempo pasado fue mejor». Esto resulta inevitable y forma parte de la naturaleza del público. En consecuencia, esta nueva versión de Robocop tuvo que superar bastantes escollos para convencer al veterano espectador que vibró con la original. De igual modo que consigue encandilar, sin muchos problemas, al nuevo espectador que ignoraba aquella cinta y que ha «crecido» en una era donde el cine es políticamente correcto. Este nuevo film presenta una agresividad moderada y los efectos digitales y el espectáculo tienen un peso importante en la historia. Ya no estamos en los años 80, una década en la que el cine de acción quedaba representado a través de la violencia por clara influencia de «la era Reagan».

Es por todo esto que ‘RoboCop’ (2014) lo tuvo muy complicado ante buena parte de los admiradores de la original. Este remake evita esa visceralidad y la atmósfera fría y desangelada de los dos primeros films. Aquí tenemos un remake adaptado, hasta cierto punto, a los modos y formas del cine actual. Pero llegados hasta este punto se nos plantea una cuestión: ¿Hasta qué punto es necesario que una película como ‘Robocop’ apele constantemente a la violencia más gráfica? Al fin y al cabo demandamos esa agresividad en el personaje porque así es como muchos lo conocimos. Así pues, y de entrada, ya caemos en la tramposa tentación de la comparativa.

Expuesto todo lo anterior, no voy a valorar negativamente la falta de esa visceralidad tan característica del cine de Verhoeven en la trama. No obstante, esto no quiere decir que esta nueva película no muestre algunas escenas y fases sutilmente crudas y atípicas para muchos de los productos actuales de ciencia ficción y acción. Por ejemplo: el sobrecogedor instante en el que vemos lo que queda de la parte orgánica de Murphy…

En todo caso ‘RoboCop’ (2014), pese a su PG-13, no cae en la ridícula infantilización que impregnó ‘Robocop 3’ (Fred Dekker, 1993), también PG-13. Padilha idea una gran trama, sólida, y lo suficientemente inteligente y adulta. Esto provoca que su película se pueda considerar una reinterpretación realmente interesante del personaje. Un remake que, si bien no supera al film de 1987, algo que por otra parte no pretende conseguir, sí que se le puede atribuir el mérito de tratarse de un producto que apuesta por mostrar algo diferente a lo visto anteriormente. De esta forma se convierte en una propuesta cargada de personalidad y carácter propio.

Gran culpa de la «individualización» del film la tiene José Padilha. Sin afán de renegar por completo de la cinta de Verhoeven, algo evidente a tenor de los numerosos y sutiles homenajes a aquella, decide abordar temas que sólo se dejaron entrever en las películas anteriores. Así completa su versión de los hechos con otros asuntos de interés de nuestra sociedad actual.

Padilha juega a la perfección con un guión que incide con atino en la transformación de Murphy en RoboCop. Para ello se muestran una serie de procesos. Procesos que abarcan desde el despertar del nuevo Murphy hasta su periodo de adaptación. Todo eso pasando por una necesaria y espectacular fase de entrenamiento con armas de fuego. El modo en el que Padilha realiza la exposición (tras habernos sumergido previamente en la vida de Murphy como ejemplar policía y padre de familia) hace que nos identifiquemos con facilidad con Robocop/Murphy. Un protagonista que esta vez es plenamente consciente de su nueva condición. Este Robocop tiene derecho al libre albedrío y acepta su simbiosis ‘humano-robot’ por mantenerse cerca de los suyos. El factor psicológico y emocional juega un papel crucial en esta estupenda presentación del personaje al Siglo XXI.

‘RoboCop’ (2014) resulta, contra todo pronóstico, un remake con mucha más alma, personalidad e incluso genialidad de lo que esperábamos. Y para todos aquellos que crean que cualquier tiempo pasado fue mejor, y no cesen en su empeño de comparar la película con la cinta original, si terminan viendo esta película comprobarán que, efectivamente, este remake incide menos en la violencia gráfica, resulta más limpio y sano que aquel, y su atmósfera no destaca por la crudeza que proporcionó Verhoeven al film de 1987… pero, para bien o para mal, el mundo ha cambiado. Y el cine, por mucho que a algunos les pese, también.

Por supuesto se tocan otros temas candentes que son un directo y sensato reflejo de la sociedad que vivimos. La corrupción política y policial, la manipulación mediática o el dilema moral de la inserción de drones en el mundo actual están a la orden del día. Así surge una interesante metáfora sobre la robotización del ser humano y la humanización de las máquinas. Porque la visión que la sociedad tenía de la robótica hace treinta años no es la misma que la actual. Esto es algo que se refleja claramente en la reinterpretación del nuevo RoboCop. Su velocidad, agilidad y rapidez poco tienen que ver con la pesadez, lentitud y corpulencia del interpretado por Peter Weller. Algo lógico si tenemos en cuenta los avances técnicos del cine actual.

En relación a lo anterior, repetir el mismo diseño y aptitudes del viejo Robocop habría sido un innecesario paso atrás. No obstante, el nuevo RoboCop luce fenomenal en pantalla. Mejor en su versión gris que en el insípido negro. Además, aparenta ser una máquina más que un ser humano embutido en una armadura. Sus principales características son su belleza estética, su contundencia y su enorme presencia.

Todo ello escenificado por un José Padilha que mueve la cámara con solvencia. Especialmente en los espectaculares y vibrantes momentos de acción. Atención a los increíbles planos donde se nos muestra a RoboCop disparando en primera persona. El realizador procura ser fiel a sí mismo y mantiene el buen sello que otorgó a ‘Tropa de Élite’ (2007). Padilha procura rehuir la filmación frenética y evita que los efectos especiales predominen sobre la propia historia.

Los únicos puntos un tanto grises de este remake son precisamente a nivel de actuación. Aquí tenemos a un Joel Kinnaman que priva a su robotizado policía de ciertos matices que hicieron tremendamente creíble la interpretación de Weller. Más de lo mismo podemos decir de un sobreactuado Samuel L. Jackson como el presentador de televisión Pat Novak. Sin embargo, sólo encontramos elogios para el trío que forman Michael Keaton, Gary Oldman y Jackie Earle Haley. Los tres actores alcanzan unas cotas interpretativas de gran nivel.

En resumidas cuentas.
Termino esta crítica de RoboCop’ (2014), una gran actualización del personaje al siglo XXI. Una película que no escatima en reprender algunos de los temas más candentes de la sociedad moderna. Un remake dirigido con solvencia e inteligencia por un José Padilha que imprime a su versión su peculiar sello. Ahora bien, siempre respetando el legado que dejó Paul Verhoeven en el ya lejano 1987 gracias a un gran guión. Un libreto que, en ningún momento, se preocupa por superar a la cinta original. Es más, se interesa en todo instante por buscar y encontrar su propio camino con honestidad y determinación. Todo ello sustentado sobre unos excelentes efectos especiales. Además de unas escenas de acción filmadas con gran pulso y unos geniales Keaton, Oldman y Earle Haley.

Tráiler de RoboCop (2014)

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