El juez
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De la mano del director David Dobkin nos llega ‘El juez’. En pantalla tenemos un drama familiar de tintes judiciales y notas cómicas. Su mayor aliciente es el duelo interpretativo entre Robert Duvall y Robert Downey Jr. Ahondemos un poco más en lo que nos ofrece…

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Crítica de El juez

David Dobkin es un director que seguramente pocos recordarán. Su filmografía se compone íntegramente de comedias amables y de poco octanaje. Películas como Los rebeldes de Shanghai’ (2003), ‘Fred Claus’ (2007) o la más reciente El cambiazo’ (2011). Quizás por ello me sorprendió mucho ver su nombre en la película que hoy nos ocupa. Aquí tenemos un drama familiar donde es vital establecer vínculos entre los distintos personajes y trabajarlos en profundidad.

Al final no me equivoqué demasiado. A pesar de que Dobkin consigue ofrecernos una película interesante y correcta, se resiente de ciertos errores de concepto que, probablemente, un director con más tablas no hubiera cometido. La historia que nos propone ‘El juez’ ahonda en los problemas familiares. Los problemas de un abogado cuya adolescencia estuvo marcada por los reproches y el desencuentro con un padre autoritario. Pero también por la vida truncada de su hermano, que pasó de tener un prometedor futuro en el baseball a vender neumáticos en el pueblo debido a un desgraciado accidente. El problema es que Dobkin decide añadir un componente de humor que resta enteros a la trama por innecesario.

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Esa comicidad es el precio a pagar cuando cuentas con Robert Downey Jr. No hay duda de que es un actor de talento innegable. No obstante, está lastrado por su personaje de Tony Stark, a veces reconvertido en Sherlock Holmes y aquí en abogado. Sus mejores momentos aparecen, precisamente, cuando deja a un lado ese alter ego que tanto dinero le ha reportado. Por ejemplo, al encontrar a su padre desvalido en el baño o durante uno de sus enfrentamientos paternos. Es durante esos instantes cuando vislumbramos al mejor Downey. En cambio, el veterano Robert Duvall mantiene siempre un ritmo excelente: el de un padre autoritario y orgulloso. Un hombre que oculta las motivaciones que le llevaron a dejar de lado a su hijo. A lo largo de la película vamos entendiendo sus miedos y arrepentimientos. Al final terminamos comprendiendo que padre e hijo no son tan diferentes…

El cuadro familiar lo completan la pareja de hermanos interpretados por Vincent D’Onofrio y Jeremy Strong. El primero es un tipo amargado por una prometedora carrera como deportista que se vio truncada. El segundo es un chaval con retraso que escuda sus temores tras una absorbente afición al videomontaje. Hank también se reencontrará con su ex-novia, una correctísima Vera Farmiga.

Aunque la trama gira alrededor de la familia, se adentra también en el género judicial. Esto último viene provocado porque el hijo deberá defender al padre cuando sea acusado de asesinato. Eso sí, que nadie espere una trama del estilo de ‘Algunos hombres buenos’ (Rob Reiner, 1992). Aquí la investigación del caso es simplemente un camino de redescubrimiento y redención para Hank, que termina reencontrándose con sus orígenes.

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En realidad todo lo que rodea al juicio tiene poca presencia. Billy Bob Thornton está correctísimo en el papel de fiscal del distrito. Sin embargo, su personaje está muy desaprovechado y es una lástima porque hubiera dado mucho juego. Las escenas que suceden en el tribunal distan mucho de ser lo que uno espera encontrar en una película de juicios. Parece más un encuentro gradual entre padre e hijo que no termina de cuajar por lo irreal que resulta en determinados momentos y por ese intento descarado de buscar la lágrima fácil, como si el jurado que debe absolver/condenar al padre fuera el espectador. Este aspecto es, junto a la comicidad de la que hablaba al principio de esta crítica de El juez, otro de los puntos que restan enteros a la película. También afecta negativamente una duración del metraje que me parece exagerada.

La idea del hijo que trata de reconstruir la relación con su padre ya la tocó Mark Rydell con la película En el estanque dorado’ (1981). Aquí más o menos encontramos lo mismo, aunque salvando las distancias. Por un lado está la historia de reconciliación familiar y la exaltación de ciertos valores humanos. Pero, por el otro lado, hay cierto exceso en el modo en que se busca la lágrima del espectador. Se hace uso de escenas claramente tramposas que ni Jane Fonda ni su padre hubieran firmado jamás. Hay buena intención por parte de Dobkin y un innegable carisma interpretativo. Ahora bien, al final todo queda un poco cojo, nadando entre subgéneros sin terminar de ubicarse en ninguno.

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Conclusión.

Creo que ‘El juez’ es una película que merece la pena, a pesar de sus errores. Posee unas interpretaciones muy buenas y lo cierto es que la historia es interesante. Aunque no sea nada que no hayamos visto en los últimos 50 años de cine. También es refrescante ver a Robert Downey Jr. intentando despegarse de su armadura roja, aunque el resultado sea agridulce. Además merece mucho la pena disfrutar una vez más de Robert Duvall, un veterano que, a estas alturas, poco o nada tiene que demostrar. Pero, al mismo tiempo, es una lástima que las carencias de Dobkin y un guión algo flojo privaran a esta cinta de ser una producción realmente memorable.

Tráiler de El juez

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