El enigma de otro mundo
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Hoy le brindo un pequeño homenaje a un clásico de la ciencia ficción. Un film inspirado en el relato corto ‘¿Quién anda ahí?’ de John W. Campbell y publicado en 1948. Me refiero a ‘El enigma de otro mundo’. Esta película se presentó dirigida por Christian Nyby y Howard Hawks. Entre sus galardones está el hecho de ser considerada pieza clave del cine de género de los años 50.

¡Vigilad los cielos!

Crítica de El enigma de otro mundo

La historia de esta cinta se remonta al año 1938. Ese año el famoso autor de ciencia ficción John W. Campbell, conocido fundador de la revista ‘Astouding Science Fiction’, publicó el relato ‘Who Goes There?’. La narración recogía una historia de unos científicos destacados en la Antártida que encuentran una nave enterrada en el hielo. «El enigma…» fue bastante criticada en su momento por el propio Campbell cuando vio el resultado final. La fidelidad con respecto a su relato original brillaba por su ausencia. De hecho, tan sólo coincidía el punto de partida de la trama.

Basándose en este relato, Howard Hawks produjo en 1951 ‘El enigma de otro mundo’, una adaptación más libre supuestamente dirigida por Christian Nyby. Y digo «supuestamente» porque, a tenor de las declaraciones de varios miembros del reparto (entre ellos el protagonista Kenneth Tobey), Howard Hawks habría hecho bastante más que producir… a pesar de que Christian Nyby figura oficialmente como el director. Sin ir más lejos, la película está claramente influenciada por el cine de Hawks. Por otro lado, algunos rumores afirman que ambos se turnaron durante el rodaje, pese a que el propio Hawks pidió no aparecer en los créditos del director. En cualquier caso, es un misterio que aún hoy en día queda en el aire. Sin embargo, casi se da por hecho que la cinta pertenece en todos los sentidos a su productor más que al director acreditado.

Sea quién fuere su realizador, no es fácil a estas alturas valorar con nuestra perspectiva actual un film como este que fue precursor del género en los años 50. La percepción que tenemos actualmente sobre el cine de ciencia ficción no es la misma que la del espectador de entonces. Hoy ya se nos ha mostrado todo y nos encontramos tan curtidos que es complicado que algo nos pueda sorprender. Este hecho quizás nos juegue una mala pasada a la hora de visionar, entender y calificar una obra como esta. Todavía más aún cuando uno de sus artífices, el propio Hawks, no era precisamente un especialista en el género. Tan es así que esta fue su primera y última incursión en la sci-fi. Una película que, para más inri, estaba erguida por las pautas básicas de su cine habitual que por las de la ciencia ficción en sí.

Teniendo en cuenta lo comentado, nos encontramos ante un peculiar producto. Para algunos «la mejor película de ciencia ficción de todos los tiempos». Por el contrario, para otros no llega a tanto. Y, para un servidor, ni una cosa ni la otra. Aquí tenemos un film que no retrata una sofisticada invasión alienígena en medios, como sí sucedió con algunas de las más importantes producciones posteriores a ella. Por ejemplo: ‘Ultimátum a la Tierra’ (Robert Wise, 1951), ‘La guerra de los mundos’ (Byron Haskin, 1953) o ‘Invasores de Marte’ (William Menzies, 1953).

En ‘El enigma de otro mundo’ se presta más atención a los personajes y sus motivaciones. Aquí se ahonda en lo que les mueve a actuar de una determinada manera. De esta forma, se dejan las apariciones del extraterrestre en un plano bastante secundario. Curiosamente, ciertos escritores de ciencia ficción de la época renegaron del film por «enseñar en exceso a la criatura». Exponían que así se desvirtuaba el relato del propio Campbell.

En el grupo humano pronto comienzan las desavenencias entre los protagonistas. Unos quieren conservar con vida a la criatura para estudiarla, y otros quieren destruirla debido al peligro que entraña. Sin duda, hay que incidir en la reacción de los personajes ante tal situación. También hay que hacer hincapié en las relaciones humanas ante un ser teóricamente hostil y en la inquietante atmósfera. Todo esto era una buena premisa que años más tarde John Carpenter volvería a usar como eje principal de la, a todas luces, superior y sensacional La cosa (1982). No olvidemos que el mayor terror es el que se intuye y no el que se ve…

Personalmente tengo la absoluta certeza de que, a los ojos del espectador de antaño, esta obra fue magnificada por el hecho de tratarse de una de las primeras películas en contar una historia que giraba en torno a la presencia de seres extraterrestres en nuestro planeta. De un modo u otro, la cinta impactó lo suficiente como para otorgarle un elevado status quizás no del todo apropiado. Ahora bien, son innegables sus muchas virtudes. Entre ellas destaca que la película está dirigida con sobriedad. También es cierto que la ambientación está lo suficientemente lograda como para sumergirnos de pleno en la situación (con buenos juegos de sombras y luminosidad que le proporcionan cierta atmósfera). Además, y a pesar de algunos bajones, resulta muy interesante y entretenida. Su trama es inteligente aderezada con convincentes explicaciones. Finalmente, hay varias secuencias memorables como la primera aparición del monstruo.

No obstante todo lo anterior, buena parte de los diálogos no son convincentes. Aquí tenemos unas líneas fallidas por no llamarlas risibles. Son diálogos que sobran en una cinta que pretendía ser seria. Amén de intentar retratar con verosimilitud un acontecimiento tan importante como el descubrimiento de un ser de otro mundo. Así las cosas, resulta totalmente imposible creerse a la mayoría de los personajes. Las excepciones son Kenneth Tobey como el Capitán Hendry y Robert Cornthwaite como el doctor Carrington. Curiosamente son los dos protagonistas de más peso del relato. Ambos imprimen a sus personajes un carácter acorde con la situación. El resto, incluyendo al siempre enorme Douglas Spencer derrochan una gran falta de seriedad y un notable grado de sobreactuación con un incomprensible ambiente salpicado de sonrisas, colegueo y alguna mofa cómica entre ellos. Todo esto termina por restarle credibilidad a toda la historia.

Ignoro si el relato de John W. Campbell Jr. contenía este tipo de diálogos y su excesivo humor inconfeso… Pero el guión de la película, escrito por cuatro guionistas, incluidos el propio Campbell y Howard Hawks, desentona con el contexto principal de la historia. Esas notas de humor, en ocasiones ligero, y en otras no tanto. Eso sí, lanzo una pregunta al aire: ¿Tendrá algo que ver que buena parte de la filmografía de Howard Hawks estuviera formada por comedias? Ahí lo dejo.

A lo anterior se suma también para mal un cierto mensaje político que merodea por el ambiente (en aquella época la URSS y los Estados Unidos no se tenían especial cariño). Por no olvidar tampoco a ese alienígena con excesivo aspecto de Homo sapiens. Al final tenemos un buen film de género, sí, pero quizás no tan redondo como se afirma hasta la saciedad.

En resumidas cuentas.
Concluyo esta crítica de El enigma de otro mundo, un film que podrá gustar más o menos pero que es una verdadera película de culto. Una cinta de incuestionable repercusión en la ciencia ficción. Innegable rebatir que supuso un importante punto de inflexión en el género. Además fue un impulso hacia una temática que seguiría explotándose en el mundo del celuloide hasta nuestros días.

Tráiler de El enigma de otro mundo

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