El bosque de los suicidios
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En las llanuras del Monte Fuji (Japón) existe un bosque de 35 km cuadrados al que cada año cientos de personas acuden a suicidarse. Por ello, este bosque está asociado con fantasmas y demonios de la mitología japonesa. Ahora, Natalie Dormer se adentra en su interior en busca de su hermana. Acompañadnos al Aokigahara. Adentrémonos en… ‘El bosque de los suicidios’.

“Ten cuidado con los Yurei. Usarán la tristeza contra ti, no debes alejarte del camino”

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Crítica de El bosque de los suicidios

Como fan del terror, ver una película de género que se basa en un lugar real tan espeluznante como el Aokigahara supone un plus. Especialmente en mi caso, porque mucho tiempo atrás jugaba al mítico ‘Proyect Zero’, videojuego de fantasmas japoneses que daban mucho más mal rollo que los zombis, vampiros y demás parafernalia occidental relacionada con lo sobrenatural. A esto sumemosle que me declaro fan de lo relacionado con lo japonés porque tiene ese aire místico y desconocido que a este servidor le atrae enormemente. En consecuencia, mi interés subió varios peldaños en cuanto me enteré de la existencia de esta película.

El Aokigahara es un bosque en las llanuras del Monte Fuji, en Japón. El lugar fue formado por la lava del Fuji cuando estuvo activo y también dio lugar a depósitos de hierro que hacen que el sitio sea tan magnético que las brújulas se vuelven locas. Esto provoca que muchos turistas se pierdan. A su vez, los japoneses relacionan la zona con fantasmas y diversos demonios, e incluso afirman que el bosque está maldito. Inclusive, y para acrecentar aún más lo ominoso que es el lugar, en la época feudal, los habitantes de diversas aldeas abandonaban a sus enfermos, ciegos, ancianos y también niños para que murieran allí. Tiempo después, el bosque se convirtió en el “sitio favorito” para los suicidas.

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Después de haber visto la película, debo decir que es como si te regalaran un pastel. Un pastel que viene bien envuelto y el primer trozo sabe bien. Sin embargo, cuando empiezas a probar más… notas que el resultado no es tan bueno. Esto es lo que pasa con la cinta de Jason Zada. Empieza bien, continua medio-bien y termina regular. ‘El bosque de los suicidios’ no es un truño, ni es la peor película de terror de la historia, pero tampoco es buena. Se queda a mitad de camino entre lo bueno y lo regular. Ni es buena ni es mala, simplemente es un quiero y no puedo.

Hay un material interesante para hacer una buena película de terror, pues cuenta con una ambientación asustadora como pocas y su reparto cumple más que loablemente. En este último aspecto sus responsables abogan por no acudir a los adolescentes atontados que suelen pulular por el género. Por ello contrataron a un puñado de actores decentes. Entre ellos a una Natalie Dormer en un doble papel que solventa con bastante eficacia. Además, la historia tiene un enganche que se enmarca en un principio en lo psicológico más que en lo sobrenatural. Entonces, ¿Cuál es el problema? Pues os puedo citar el sobre-abuso del jumpscare y el típico final que abunda en el género. De esta forma, al final, lo que al principio pintaba bien, termina siendo más de lo mismo, pero sin ser espantosamente tan malo como en otras producciones.

Tal y como acabo de dejar claro, el film presentaba alicientes para ser una buena película de terror por encima de la media. Sin embargo, se termina cayendo en los tópicos del género. Esto es, los ya citados jumpscares (reconozco que algún susto me sorprendió), los golpes de efecto de que si giro la cámara ahí habrá algo, los objetos… y un largo etc. Si le sumamos ese final, que tantas veces hemos visto en el género, termina por dar un trompazo a una película que tenía mucho potencial. Así las cosas, al final y a pesar de sus buenos aspectos e intenciones, termina siendo otra película de terror del montón. Eso sí, no es de las abominables… gracias a Dios.

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En conclusión.
Acabo esta crítica de El bosque de los suicidios, una propuesta que contaba con una excelente ambientación, un reparto que sobrepasa la mediocridad y un director correcto. Sin embargo, acaba siendo una película más del género. Ahora bien, no se le puede negar su entretenimiento y el hecho de que, aun siendo un film que no pasará a la historia, al menos no es de esas películas que, tras acabarla, quisieras tirar a la basura.

La polémica.
El guionista español Juan Torres, al conocer la existencia de esta película y su título al español, se sintió plagiado en su obra ‘El bosque de los suicidas’, una serie limitada dibujada por Gabriel Hernández y publicada en España por Dibbuks a finales de 2010. El título, como podéis apreciar es casi idéntico (por no decir “idéntico”), y la trama también se desarrolla en el bosque Aokigahara. El propio Juan Torres llegó a advertir la existencia de planos idénticos al cómic en la película. En Cineycine, a día de hoy, no hemos leído el cómic… pero el tema nos ha parecido lo suficientemente interesante y destacado como para dejar constancia del mismo en esta crítica.

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