El retiro de Robert Redford
A pesar de no llegar a ser un actor considerado al nivel de sus coetáneos, Robert Redford fue saliéndose de sus papeles de guaperas para sumar poco a poco roles más trabajados que no sólo explotaban sus agradecidos rasgos faciales, sino que daban evidencias de que detrás de un bonito envoltorio había un actor con un talento minusvalorado. Su asociación artística con Paul Newman, Sidney Pollack y su paso a la dirección dejaban entrever a un intérprete con un potencial mayor del que Hollywood siempre estuvo dispuesto a darle. A sus 80 años anuncia su retirada y con él se va el último bastión del Hollywood dorado.
El retiro de Robert Redford: Una mirada a su carrera.
Llegó el momento de marchar, eso es lo que Robert Redford (Santa Mónica, 1936) declaró en una entrevista de la semana pasada, lo hacía en una especie de conversación online con su nieto Dylan para el Walker Art Center. Quiere vivir los próximos años fuera de los focos, volver a pintar, contar historias pero no recitarlas: “Haré lo que tengo por delante, y será el momento de dejarlo y centrarme sólo en la dirección. OK, esto es un adiós”. Traducidas, esas vendrían a ser sus propias palabras.
El caso es que no parecía que estuviera cerca la retirada cuando este mismo año pudimos verlo en ‘Peter y el Dragón’ (David Lowery) y recientes en su salida para venta en formato físico aún están: ‘La verdad’ (James Vanderbilt, 2015) y ‘Un paseo por el bosque’ (Ken Kwapis, 2015). Ahora falta ver qué pasa con el otro proyecto que según IMDb le tenía como actor ‘Heretic’… porque Redford sólo mencionó un film que acaba de rodar con Jane Fonda (‘Our Souls at Night’ de Ritesh Batra) y una producción que le tendrá mano a mano con Cassey Affleck bajo el título de ‘The Old Man and the Gun’ de David Lowery.
El primer papel que recuerdo de Robert Redford fue ya un aviso para navegantes, era el reo rebelde e inconformista que encendía la mecha de las hostilidades en un pueblo de Texas en la obra maestra de Arthur Penn ‘La jauría humana’. Oficialmente, Redford debutó cuatro años antes de aquella, en 1962 en ‘El que mató por placer’ (Dennis Sanders), una ínfima producción de sólo 300.000 $ protagonizada por John Saxon, y no por casualidad, Sidney Pollack, monaguillo antes que fraile, el luego director Pollack que seguiría haciendo apariciones como actor en films hasta el año de su muerte.
Redford se fogueó en la televisión, que era la Escuela de Cine de antes, y no fue hasta ‘Dos hombres y un destino’ (Gregory Roy Hill), en 1969, que definitivamente se le pudo considerar una estrella emergente. De nuevo, y gracias a juntarse con Paul Newman, se confirmó como un valor seguro de los años setenta y una estrella de Hollywood en 1972 con ‘El golpe’, nuevamente a las órdenes de Gregory Roy Hill.
Tras ‘El golpe’ vinieron sus mejores años con cintas del calibre de ‘El gran Gatsby’ (Jack Clayton, 1974), ‘Los tres días del Cóndor’ (Sydney Pollack, 1975), ‘Todos los hombres del presidente’ (Alan J. Pakula, 1976), ‘Brubaker’ (Stuart Rosenberg, 1980), ‘El mejor’ (Barry Levinson, 1984) y ‘Memorias de África’ (Sydney Pollack, 1985). La inmortalidad estaba más que ganada para él.
Con ‘Gente corriente’ debutaría en la dirección en 1980 dando rienda suelta a sus inquietudes artísticas. Sus mayores logros tras las cámaras serían ‘El río de la vida’ (1992) con quien consideraba su digno sucesor Brad Pitt («oficialmente» le pasaría el testigo en al año 2000 con ‘Spy Game’ de Tony Scott), ‘Leones por corderos’ (2007), ‘La conspiración’ (2010) y ‘Pacto de silencio’ (2012), las cuales forman un trío de cine implicado política y artísticamente en donde Redford retoma las enseñanzas de los cineastas de los 70s que más le marcaron.
En los últimos años, la Academia y la crítica le ha hecho varios guiños como muestra de lo que significa como símbolo del Hollywood bañado en oro, como dirigente del Festival independiente más conocido del Globo (Sundance) y como hombre ejemplar y estrella del séptimo arte digna de ser imitada. El primero de ellos fue en 2013 con su nominación al Globo de Oro (más que merecida) a mejor actor por su descomunal despliegue físico e interpretativo totalmente solo en ‘Cuando todo está perdido’ (J.C. Chandor, 2013). En los Oscar no entró. Ese año recordemos que fueron nominados Bruce Dern (‘Nebraska’), Matthew McConaughey (‘Dallas Buyers Club’), Christian Bale (‘La gran estafa americana’) y Chiwetel Ejiofor (‘12 años de esclavitud’). Que juzgue el lector sí lo merecía o no. Quizá Hollywood aún intentaba guardarse sus vergüenzas por el Honorario de 2002 que le dieron pensando que ya tenía las horas contadas, y no quisieron tener que recular como hicieron con Paul Newman, quien recibió un Oscar honorífico en 1986 y ganó la estatuilla un año después por ‘El color del dinero’ (Martin Scorsese), no por casualidad, Newman culminaba su aparición en el film de Scorsese con un “He vuelto”, todo un zasca a la Academia.
Antes de su honorífico de 2002, Redford obtuvo su Oscar a mejor director por ‘Gente corriente’, pero, a día de hoy, el de mejor actor no llega y ahora sólo tiene dos films para conseguirlo, las ya citadas: ‘Our Souls at Night’ y ‘The Old man and the Gun’, ambas verán la luz en 2017.
Y si uno cree sus palabras… esas serán sus últimas apariciones delante de la pantalla. La marcha de Redford es la del último galán en pie, la del actor que se ganó la fama primero por su físico y luego demostró que era mucho más que una cara bonita. Un artista al que tardaron en valorar justamente por ser demasiado guapo. Curiosamente, su retirada delante de las cámaras (seguirá dirigiendo) coincide con el comeback de Warren Beatty, uno de sus más acérrimos rivales que regresa de entre los olvidados con ‘Rules Don´t Apply’ y que cuenta con 79 años, uno menos que Bob. Ahora ya sólo queda decir aquello de “Adiós Bob, fue un placer”.
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