Venganza: Conexión Estambul
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Tras la grata sorpresa que supuso ‘Venganza’, cuatro años después nos llegó la esperada secuela. Liam Neeson volvía a ponerse en la piel del tipo al que no conviene jorobar. Suele decirse que segundas partes no son buenas. Veamos si con ‘Venganza: Conexión Estambul’ se cumple el temido pronóstico o, si por el contrario, consigue mantener la personalidad de la primera película.

“Escúchame con atención, Kim. Tu madre y yo vamos a ser secuestrados, y también irán a por ti” (Bryan)

Crítica de Venganza: Conexión Estambul

Reconozco que disfruté tanto con Venganza’ que cuando se anunció la secuela me alegré mucho. Diría incluso que demasiado. Tenía la certeza de que me iba a encontrar más de lo mismo, pero en ocasiones hay películas que no prometen más de lo que te dan y eso es suficiente. El director en este caso fue Olivier Megaton, una elección nada sorprendente teniendo en cuenta que estamos ante una producción de Luc Besson. Y bueno, seguramente este director de apellido explosivo os suene, sobre todo, por esa película de acción desenfrenada que es Transporter 3’. Entrando en ‘Venganza: Conexión Estambul’, cabe comentar para empezar que, al igual que su antecesora, no estamos ante una película que destaque por su montaje o el apartado interpretativo… Aquí la gracia reside en ver a su protagonista repartiendo estopa.

El personaje de Bryan no ha sufrido cambios. Bryan sigue siendo un tipo que ve peligros en cualquier rincón y que tiende a sobreproteger a su hija. En este caso su conducta ya no nos parece exagerada, tras lo acontecido en la anterior película es lo que cabe esperar. Sin embargo, eso es un punto negativo porque le resta cierta frescura a la cinta. Es decir, ya sabemos cómo es Bryan Mills y cómo actuará. Así pues, el hecho de que el personaje no haya sufrido la más mínima alteración resta algún que otro entero. Tan es así que pocas dudas tenemos acerca de cómo se desarrollará la trama.

No obstante lo anterior, Liam Neeson dota nuevamente de una gran credibilidad al personaje. De hecho, en una trama que adolece de ciertas carencias argumentales se convierte en el pilar que lo sustenta todo. El personaje de Famke Janssen sí que resulta diferente. En esta ocasión deja de lado a la ex-mujer hostil para retratar a una mujer agradecida que mira con otros ojos al ex-marido que salvó a su hija.

Tema aparte es Maggie Grace, que repite en el papel de Kim pero de un modo un tanto inverosímil. Después de haber sido la víctima de un secuestro parece que se produjo una catarsis que la ha convertido en una adolescente especialmente madura. Tan madura que, llegado el momento, tomará las riendas de la situación ¡¡llegando a protagonizar incluso persecuciones en coche!! ¿Increíble? Ya lo creo… Empezando por el hecho de que una treintañera siempre chirría cuando intenta encarnar a una adolescente, pero eso es algo que ya comentamos en la anterior reseña. En otras palabras, casi parece más una espía que la hija de un profesional del plomo. Esto no es malo en sí mismo, pero te obliga a cierto trabajo que aquí Megaton se salta.

Los malos de la película, que en esta ocasión deciden liarla en Estambul, son los familiares de los facinerosos que Bryan jubiló en la anterior cinta. Los créditos de entrada, donde vemos cómo los ataúdes de estos pobres diablos son transportados a un pequeño pueblo de Albania, dan una idea muy clara de lo que se avecina. Amigos, hay gente muy rencorosa y vengativa en el mundo, y eso siempre da para una buena peli de acción, sobre todo si deciden enfrentarse al hombre equivocado.

Ahondando en los villanos, hay que reconocer que la elección de Rade Serbedzija para interpretar al «capo» de los albaneses es todo un acierto. Este actor secundario de origen serbio ya está curtido en papeles similares. Le vimos de potentado ruso corrupto en El Santo’, o de ruso loco en Snatch, cerdos y diamantes’. Era una apuesta segura porque es verlo y te lo imaginas en el papel, con lo cual te evita posibles riesgos. ¿Y sus hombres? Pues se limitan a ir palmando, que es lo único que se les pide.

El ritmo de la película resulta incluso más trepidante que en la anterior. Tengamos en cuenta que ya no era necesario presentarnos a la familia Mills. Dejando a un lado un primer tramo relativamente corto, pronto comienza el festival de tiros y muertes, pero se echa en falta alguna que otra escena de tortura donde Bryan se pueda exhibir. Claro, el punto novedoso en esta ocasión es que Bryan es el secuestrado y deberá echar mano inicialmente de la única persona que puede ayudarle: su hija. El hecho en sí seguro que deja anonadado a más de uno, pero ya sabíamos a lo que íbamos. Debo decir que algunas escenas de lucha están mal rodadas, con cambios de plano frenéticos que ocultan unas coreografías mal montadas. Esto último me recordó a lo sucedido en Los Mercenarios y creo que le resta puntos al film.

“Si te mato, ¿tus otros hijos vendrán buscando venganza? Los mataré también” (Bryan)

Conclusión.
Concluyo esta crítica de Venganza: Conexión Estambul, una vez más nos encontramos ante una película nada pretenciosa. La cinta promete acción y persecuciones, y creo que las expectativas quedan colmadas. Tiene fallos, puntos que restan enteros si la comparamos con su antecesora. Sin embargo, y en general, es un título digno que nos hace pasar un muy buen rato. En esta ocasión no hay trata de blancas ni ninguna trama gubernamental, simplemente un mafioso vengativo que pretende hacer pagar a Bryan Mills y a su familia el daño que le han hecho. En realidad me recuerda a un chiste sobre el cine coreano que reza: «Una película tiene tres partes: introducción, nudo y la puta venganza». No va desencaminado. Personalmente me encantan este tipo de películas y, quizás, por ello lo he pasado bien con la que nos ocupa.

Tráiler de Venganza: Conexión Estambul

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