Trece vidas
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Ron Howard recrea uno de los mayores rescates de la historia reciente. En este film asistiremos al salvamento de 12 jugadores de fútbol y de su entrenador en Tham Luang, una de las cuevas más peligrosas de Tailandia. El tiempo corre en contra, la lluvia es incesante y los túneles son estrechos. En estas condiciones adversas un grupo de buceadores expertos lo arriesgó todo para rescatar a los muchachos. Es el momento de revivir los sucesos de ‘Trece vidas’.

“Si los sacan buceando… lo único que sacarán serán cadáveres” (Stanton)

Crítica de Trece vidas

Ya no resulta sorprendente ver asociado el nombre de Ron Howard a una cinta como la que se nos presenta aquí. El director nacido en Oklahoma se ha especializado en films de corte dramático basados en hechos reales. Ahí tenemos títulos suyos como Apolo 13 (1995), ‘Una mente maravillosa’ (2001), ‘Cinderella Man’ (2005), o Rush (2013). Por otro lado, Howard no es precisamente un cineasta de calidad constante y regular… pero es justo afirmar que ‘Trece vidas’ es una de sus mejores películas de los últimos años.

El film lleva a la gran pantalla la historia del increíble rescate de un joven equipo de fútbol cuyos integrantes quedaron atrapados en la cueva de Tham Luang, al norte de Tailandia. Recordemos que los jóvenes y su entrenador se vieron sorprendidos por un monzón y buscaron cobijo en la cueva. Sin embargo, el lugar quedó inundando atrapándolos en una de las cámaras a casi cuatro kilómetros de la entrada. No comentaré cómo terminó el hecho para que el lector desconocedor del mismo pueda sorprenderse con el film de Howard.

Por otro lado, el rescate se antojaba complicado, puesto que la temporada de monzones de Tailanda llegó antes de lo previsto. La adversa climatología impidió a los equipos de auxilio sus primeras intenciones de entrar en la cueva. Además de la constante corriente de agua dentro de la misma, también fue motivo de retraso la inexperiencia de los Navy Seals tailandeses. Pero muy pronto la noticia corrió por todo el globo recibiendo la ayuda de submarinistas especializados en espeleología subacuática venidos de diferentes países. Este diverso equipo de rescate se puso manos a la obra para ayudar a localizar a los chicos (o sus cuerpos) dentro de la cueva.

‘Trece vidas’ supone la primera vez que se lleva al cine el referido suceso. No obstante, y previamente, la historia fue narrada en diferentes documentales. El más famoso fue ‘Rescate en las profundidades’ (Jimmy Chin y Elizabeth Chai Vasarhelyi, 2021) estrenado en Disney+. Este documental tan solo narraba la parte tailandesa del relato con los riesgos y problemas del rescate… Sin embargo, Ron Howard se atreve a contar todo el suceso saliendo indemne del desafío de forma muy notable. Además aporta una naturalidad bastante impropia dentro de lo que se refiere a este tipo de películas. Unas cintas donde se busca la lágrima o la sensiblería más barata. Howard obvia eso en pos de un enfoque cuasi documental. Para ello cuenta con tan sólo tres actores famosos que comparten protagonismo con desconocidos intérpretes tailandeses.

La apuesta de Howard era, sin duda, arriesgada… pero el resultado final es sumamente sólido. El director rehúye de los arquetipos del cine dramático verídico. También abandona los sentimentalismos y momentos heroicos “made in Hollywood”. Así pues, ‘Trece vidas’ se aleja de cualquier tipo de ejercicio de filmación hollywoodiense en favor del “naturalismo fílmico”. Incluso la fotografía, que corre a cargo de Sayombhu Mukdeeprom, se une a la experiencia. Sus imágenes imprimen un sentido naturalista fotografiando las impresionantes montañas del norte de Tailandia. De hecho, se llegó a filmar en la entrada de la cueva real y la intención era haber rodado en su interior… pero las restricciones del Covid-19 lo impidieron.

Desde los primeros compases de la cinta, Howard no pierde el pulso narrativo en su mastodóntico metraje de dos horas y media. Tal es la pericia de Howard que parece que el film durara menos. Y lo parece porque no hay excesos ni parones narrativos. ‘Trece vidas’ no da respiro dentro de su “planificación documental” en un ejemplo que dejaría a Paul Greengrass en mal lugar… Por su parte, la música de Benjamin Wallfisch aporta lo que tiene que aportar en el momento justo y sin alardes: la emoción donde debe y la tensión y asfixia cuando es realmente necesaria. En ningún momento la banda sonora machaca al espectador.

Quizás el mayor reproche que se puede hacer a esta producción sea esa cierta sensación “académica” que rodea varios tramos del metraje. Especialmente algunos de los momentos más importantes del relato. En concreto, me refiero a la hora de explicar ciertos elementos reales dentro de la película. Puede que esto sea más achacable al guión de William Nicholson. En cualquier caso, entiendo que esto no empequeñece ni un ápice el trabajo de Howard, tampoco el montaje de James Willcox ni la ya citada música de Benjamin Wallfisch. Un ejemplo de cómo funciona estupendamente todo esto lo tenemos en esa secuencia con ciertos paraguas blancos…

Al contrario de lo que suele pasar en este tipo de films, el reparto no está repleto de actores conocidos. Los más destacados son: Viggo Mortensen (Rick Stanton), Colin Farrell (John Volanthen) y Joel Edgerton (Harry Harris). Los tres interpretan a los rescatadores que se hicieron famosos por el plan ideado para poder sacar a los chicos de la cueva… Los tres intérpretes están metidos en la tonalidad de la cinta. No buscan el espectáculo hollywoodiense donde tres tipos duros salvan el día, sino que son parte de un engranaje enorme. Mortensen, Farrell y Edgerton forman parte un todo para salvar, a contrarreloj, las trece vidas del título. Además los tres hicieron cursos intensivos de buceo para llevar a cabo las escenas submarinas (rodadas en sets).

Probablemente, el espectador no tan curtido proteste contra el hecho de que Mortensen, Farrell y Edgerton no sean los protagonistas absolutos. Ahora bien, recalco que la intención de Howard es la de no apegarse al sentido hollywoodiense y respetar la “autenticidad”. Esto último le lleva a primar en el elenco a actores tailandeses desconocidos para el gran público. En esta línea, la cinta está rodada en inglés, pero con los lugareños hablando en su idioma nativo. Incluso los Navy Seals reales colaboraron para recrear las claustrofóbicas secuencias acuáticas contenidas en el metraje.

En conclusión.
Acabo esta crítica de Trece vidas, una de las mejores películas de Ron Howard de los últimos años y de lo mejor de este 2022. En estos tiempos de “Oscar Baits”, películas franquiciadas y multipromocionadas, está bien encontrarse con una cinta como esta con un sentido de la emoción y tensión bien calculadas. Y también destaca por su meticuloso montaje y naturalismo, tanto visual como musical.

Tráiler de Trece vidas

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