The Monkey

Los gemelos Bill y Hal encuentran entre las pertenencias de su fugado padre una misteriosa caja que contiene dentro un mono organillero y la inscripción: “gira la llave y verás lo que pasa”. Al seguir las instrucciones desencadenan una serie de muertes accidentales que los acompañarán de por vida. (Cineycine).
“No es un juguete, es maligno y es indestructible. Si entras en contacto con él, ya no te dejará en paz mientras vivas. Solo se hace su voluntad y no responde ante nadie. Giras la llave, se mueve la baqueta y empieza la melodía. Cuando acaba, alguien muere. Es como la vida. Todo el mundo muere. Es una putada, pero así es…”. No son accidentes. Es ‘The Monkey’.
“Como decía mi madre: Parece que Dios ha hecho pleno en los bolos” (Agente inmobiliaria)
Crítica de The Monkey
El pasado 2024, Osgood Perkins fue uno de los nombres propios más virales del año gracias a ‘Longlegs’. Este año vuelve, ya sin la baza interpretativa de Nicolas Cage, pero con el aval de James Wan. Y lo hace adaptando un relato corto de todo un mito del horror literario como Stephen King. Hablamos de ‘The Monkey’, una modesta adaptación al estilo de las historias de relleno del universo de King. Véase, por ejemplo, ‘La ventana secreta’ (David Koepp, 2004). Y esta última por citar alguna de las múltiples adaptaciones de pequeñas obras de King cercanas en espíritu a la película objeto de esta reseña.
De Perkins asistimos, nuevamente, al estilo de infancia lastrada por los abusos y/o hechos sobrenaturales. Y esto nos lleva de nuevo a parte del nudo de la citada ‘Longlegs’. De las trademarks de King tendremos ¡cómo no! la ambientación en Maine, y guiños a personajes y muertes conocidas. Y, por supuesto, una maldición. Por la parte que toca a James Wan nos viene el mono protagonista. Un objeto inanimado y, a priori, solamente un juguete incapaz por sí mismo de causar ningún daño. Eso sí, se vuelve tremendamente diabólico al girar la llave que activa su mecanismo musical.
Volviendo a Perkins es de justicia darle el crédito de sacar adelante un film en donde el asesino apenas puede valerse por si mismo. Además, en el largometraje que hoy nos ocupa, Perkins adopta un estilo de humor negro. Un tipo de humor muy de los inicios de los icónicos Sam Raimi o Peter Jackson. Y lo hace para aunar casquerías, maldiciones y muertes inesperadas con un timing de terror y un tremendo trasfondo de historia suburbana. Claro que Perkins opta por adherirse al género de comedia negra de terror, más que por el horror inmersivo que vendía en sus inicios James Wan. Y ese es el punto fuerte y, al mismo tiempo, el mayor debe de la cinta. Una especie de John Landis de nuestros días. Si uno acepta la mezcla le irá bien… caso contrario quedará totalmente fuera del juego.
A groso modo, los mayores referentes que me vienen a la mente viendo ‘The Monkey’ son dos films, protagonizados a finales de los 90 y principios de los 2000, por el bastante olvidado Devon Sawa. Me refiero a ‘El diablo metió la mano’ (Rodman Flender, 1999) y ‘Destino final’ (James Wong, 2000). Y es que, ‘The Monkey’ funciona como el típico ejemplo de film más de los ochenta y noventa que aúna dos géneros que, aunque ya hemos visto fusionados anteriormente, no siempre funcionan bien: la comedia y el terror. Es un film de esos que ya ellos mismos se autodenomina “una flipada”, en un alarde de (falsa) modestia que encaja dentro del propio evento. Seguramente, y con el tiempo, acabará por convertirse en una pequeña pieza de culto.
A nivel ambientación y muertes, la película va desde el minuto uno con la quinta marcha puesta. En el primer aspecto es rápidamente reconocible el universo King, más allá de estar gran parte del film ambientado en la recurrente Maine. La maldad, el desfile de personajes al estilo ‘La tienda’ (Fraser C. Heston, 1993) y el aire malsano que destilan las imágenes nos llevan de lleno a su pérfido universo de muerte. Respecto a los “finishers”, estos van en plan a ver quién da más. No dejan apenas respiro y se suceden toda vez que se gira la llave del mecanismo del mono. Y todo esto en una acertada mezcla de CGI y efectos prácticos. Ojo, cuanto más se gira la llave, y mas maldad y ganas de que alguien muera se proyectan en el mono, este más hace su voluntad y produce el caos.
Ayudan a rellenar el relato la entrada y salida de un sinfín de personajes totalmente extremos. Entre ellos debemos de aceptar como “normales” a los dos chavales protagonistas… ambos encarados en su versión adulta por Theo James. Dos treintañeros marcados por el abandono de su padre y la manera de su madre de afrontar dicho hecho. Además los dos son incapaces de haber olvidado la maldición del mono cargando cada uno con su mochila de piedras y sobrellevándola a su manera. Theo James les da vida en una acertada doble labor. Conviene también alabar la misma doble labor de los gemelos en su versión adolescente a cargo de Christian Convery. Especialmente destaca su retrato de Hal, que soporta surrealistas abusos en el instituto muy a menudo originados por su envidioso hermano mayor. Y ojo, abusos ejecutados por un grupo de pérfidas adolescentes.
En un rol menor, pero clave en el relato, veremos a la televisiva Tatiana Maslany. Recordemos que esta actriz es conocida por su excelsa labor en ‘Orphan Black’ (2013-2017) y la más viral ‘She-Hulk’ (2022). Maslany encarna a Lois, la madre de Bill y Hal, una deprimida, pero vitalista (sic), madre coraje que intenta levantar cabeza tras el súbito abandono de su esposo… Importante y clave en el relato se devendrá el papel de Colin O´Brien como Petey, el sorpresivo hijo del Hal adulto, al que su padre ha intentado dejar todo este tiempo lejos de sí mismo y de la maldición del mono. Pero, por azares del destino, le acabará por acompañar hasta Casco (Maine) en busca del ajuste de cuentas final.
Papeles secundarios de cierta importancia van para Sarah Levy como la Tía Ida. El desencadenante de su salida del film es, de lejos, la colección de “accidentes” más gloriosa de la película. Tess Degestein es una intensa agente inmobiliaria capaz de poner nervioso al más tranquilo. Y el no menos caricaturesco Rohan Campbell encarna a Trasher, un paria que se acaba por encariñar del mono. Para el final quedan los inenarrables cameos que se asignan Elijah Wood como un experto en paternidad… y el propio director del evento Osgood Perkins dando vida al hortera Tío Chip.
“La gente muere. Es lo que hay. Palabra de Dios” (Sacerdote)
En resumidas cuentas.
Acabo esta crítica de The Monkey, un vehículo claro de temporada medio-baja para disfrutar en un día del espectador con un buen bol de palomitas. Tan sólo se puede esperar de ella una película con un mono maldito de protagonista, pero sí les gustan las comedias de terror no fallarán con esta.
Tráiler de The Monkey
Escucha nuestro podcast