The Amazing Spider-Man 2: El poder de Electro
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En 2012, llegaba a nuestras pantallas el reboot de Spiderman levantando una buena polvareda donde se mezclaban elogios y críticas. Ya por entonces advertimos la necesidad de corregir algunos elementos que no terminaban de cuajar. Pues bien, parece que Marc Webb tomó nota de todo ello. Bienvenidos a una nueva aventura de Spider-Man, más asombroso y electrizante que nunca. Bienvenidos a… ‘The Amazing Spider-Man 2: El poder de Electro’.

«Muy pronto todo el mundo en la ciudad sabrá lo que es vivir en mi mundo… ¡Un mundo sin energía, sin piedad, sin Spider-Man!» (Electro)

Crítica de The Amazing Spider-Man 2: El poder de Electro

Tras una primera entrega que recibió una fría acogida, y nos dejó algunos  interrogantes, era obvio que el público demandaba una serie de mejoras y cambios que superaran la experiencia. En mi opinión, el trabajo de Marc Webb en The Amazing Spider-Man (2012) fue bastante correcto, a pesar de ser un novato en el género. Sin embargo, es cierto que entre los espectadores dejó sensaciones agridulces. Entre otras cosas porque una vez más se nos estaban explicando los orígenes del personaje o porque la acción carecía de la garra necesaria. Tampoco gustaron algunas de las licencias que se tomaron o que se sacrificara en exceso el espectáculo en beneficio de las relaciones humanas. Sea como fuera, la verdad es que esas mejoras están presentes en esta segunda entrega de las aventuras del trepamuros.

Personalmente considero que aquí se dio un salto cualitativo que nos permite contemplar el conjunto de las dos películas con mayor satisfacción. No descubro nada nuevo si digo que Marc Webb tiene especial talento para hilvanar historias humanas. Es lo que sostenía a la anterior película y es también un pilar fundamental para esta segunda entrega. Sentimientos como el amor, el odio, la envidia o el miedo resultan muy bien abordados gracias a unos actores que están francamente bien.

La relación establecida entre Peter Parker y Gwen Stacy sigue evolucionando, poniéndose a prueba y obligándoles a tomar decisiones difíciles. Hoy más que nunca estoy convencido de que Andrew Garfield era el actor ideal para interpretar a Peter Parker, un tipo inseguro y vulnerable cuando se quita la máscara, pero tremendamente «coñón» cuando se la pone. Por su parte, Emma Stone se reafirma como otro acierto. Emma logra que lo que en otras manos sería un romance pastelón se convierta en una historia de amor creíble y emotiva.

En medio de ese romance irrumpen un par de villanos dispuestos a aguar la fiesta. Puede que muchos esperaran un combate múltiple entre Spidey y sus enemigos, pero cada uno tiene su momento de gloria, algo que en lo que a mi respecta es un acierto. Para empezar, un excelente Dane Dehaan como Harry Osborn, que se sale personificando el rencor y el odio de un chaval que busca culpables contra quien descargar la ira que lleva contenida. Y luego tenemos a un Jamie Foxx demasiado sobreactuado dando vida a Max Dillon, un hombrecillo sin autoestima que vive obsesionado por ser reconocido por los demás. A causa de un accidente se convertirá en un ser vengativo y malvado que se alimenta de sus frustraciones. Este escenario de pesadilla pondrá, nuevamente, a prueba los sentimientos de Peter, obligándole a afrontar la que puede ser su última batalla.

El tercero en discordia es Paul Giamatti que se mete en la piel del Rhino, un personaje con pocas luces pero tremendamente violento. Al margen de la fuerza escénica de Giamatti, su personaje termina siendo poco más que un cameo. Creo que ese es un punto un tanto criticable porque desde que comenzó la promoción de esta película se habló mucho de su papel. No obstante, al final pintó más bien poco. Aunque no fue el único personaje desaprovechado. Y hasta aquí puedo contar para no chafarle la película a nadie.

En todo caso, los enfrentamientos de Spidey con estos villanos tiene el punch suficiente para que, finalmente, tengamos esas altas dosis de acción y espectacularidad que se echaban en falta en la primera película. Especialmente en lo que se refiere a Electro, cuyos fabulosos poderes podemos disfrutar en todo su esplendor.

Y es que el apartado visual de esta película es excelente. Incluso el 3D, que para mí siempre ha sido un mero sacacuartos, en esta ocasión es un elemento que puede mejorar sustancialmente la experiencia. La banda sonora es obra de Hans Zimmer contando con colaboraciones de otros artistas como Pharrell Williams que añade temas interesantes, por ejemplo el de Electro. También se opta por eliminar esa atmósfera tan oscura que predominaba en la primera película. Ahora hay muchas menos escenas nocturnas y una fotografía que también ilumina la paleta de colores.

Ahora ya no voy hablar de aspectos técnicos… prefiero preguntarme qué es lo que esperaba de esta película y si he visto recompensada la espera. Me interesaba ver a un Spider-Man fanfarrón y atrevido… pero también a un Peter Parker vulnerable. Esperaba encontrar a una Gwen dispuesta a sacrificarlo todo por Peter, ese apoyo que cualquier hombre necesita aunque se llame Spider-Man. Quería a unos villanos de peso y bien trabajados que mostraran algo más que maldad. Y, por supuesto, deseaba las dosis de acción propias de cualquier cómic de superhéroes. Y creo que todo esto se me ha dado en esta segunda parte y en este díptico.

Conclusión.
La conclusión de esta crítica de The Amazing Spider-Man 2: El poder de Electro? Tal y como ya anticipé en el párrafo anterior, estoy muy satisfecho con lo que he obtenido. Aunque no sea la película perfecta, aunque tenga sus fallos, creo que Marc Webb aprendió de sus errores y nos entregó algo asombroso que merece la pena ser disfrutado.

Tráiler de The Amazing Spider-Man 2: El poder de Electro

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