Marlon Brando por Truman Capote
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Afrontar el reto tan mayúsculo de conocer a fondo la figura de un hombre tan huidizo como Marlon Brando no es tarea fácil, por ello, decidí no sólo leer todas las biografías autorizadas (y las que no) que existían sobre él, sino investigar también en las escasas entrevistas que Brando permitió en vida. A continuación, os dejo en este Hollywood Confidencial”, un extracto de una de las más destacadas, la entrevista a Marlon Brando por Truman Capote.

“Cuando interpreto me transformo. Me quema dentro una especie de fuego, una especie de delirio. Y me siento fuerte, feroz como un león. Sólo esto. Si soy un buen actor o no, es algo que nunca he sabido. Lo siento”. (Marlon Brando a Lawrence Grobel en 1981).

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En 1957 Marlon Brando ya era una estrella consumada, se habían estrenado dos de sus más grandes películas, ‘Un tranvía llamado deseo’ (1951) y ‘La ley del silencio’ (1954), había sido el revolucionario Emiliano Zapata en ‘¡Viva Zapata!’ (1952) y recitado a Shakespeare en ‘Julio Cesar’ (1953).
En aquel año de 1957, Brando, empeñado en nunca repetirse y en huir del cliché de estrella, voló hasta Japón para rodar ‘Sayonara’ de Joshua Logan. Al principio, como siempre, permaneció callado, observando, mirando siempre en silencio cómo se comportaba el director, poniéndole a prueba, viendo sí realmente podría imponerse a su nombre y fama… Pronto vio que Logan no era capaz de advertir cuándo Marlon hacía esfuerzos por vivir su personaje y cuándo simplemente se dejaba llevar: “Salgo del papel, eso es todo. A veces pienso que nadie se da cuenta de la diferencia. Durante los primeros días en el set traté de actuar. Pero luego hice un experimento. En una escena, traté de hacer todo lo equivocado que se me ocurriese. Muecas de dolor, ojos en blanco, hacía toda clase de gestos y expresiones que no tenían nada que ver con el papel que se suponía que debía representar. ¿Y qué dijo Logan? Sólo dijo ‘¡Maravilloso! ¡Imprímanlo!”.

En ‘Sayonara’ fue cuando empezó a recitar sus diálogos entre dientes y actuar con el piloto automático puesto, lo hacía porque simplemente nadie parecía darse cuenta. Cuando el rodaje se encontraba a la mitad, llegó Truman Capote. Marlon le había dado largas durante un año para entrevistarle y Capote finalmente logró que aceptara, quizás porque Marlon se aburría y necesitaba de un estímulo.
Esa necesidad de Brando de no dejarse conocer llevó al director de ‘Sayonara’ (Joshua Logan) a declarar lo siguiente una vez concluyó el rodaje: “Marlon es la persona más atrapante que conocí desde Greta Garbo. Un genio. Pero no sé cómo es. No sé nada acerca de él”.

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Hotel Miyako (Kioto, Japón), Truman Capote llega y rápidamente advierte que no es fácil acercarse al actor, puesto que cuando rodaba nunca estaba solo. En palabras de Capote: “Además del asistente literario, la pandilla contaba con Marlon Brando Sr. (que actuaba como el gerente de negocios de su hijo), la Srta. Levin (una secretaria bonita de pelo oscuro) y el encargado de maquillaje personal de Brando. Los costos de viaje de este séquito y todos sus gastos durante la estancia estaban incluidos en el contrato del actor con la Warner Brothers. Pero lejos de los mitos, los estudios de filmación no suelen ser así de indulgentes en lo financiero. Un hombre de la Warner con quien hablé más tarde explicó la tolerancia mostrada con Brando diciendo: Por lo general no tenemos tanta paciencia con las demandas que hace. Excepto… Bueno, esta película tenía que tener una gran estrella. Tú estrella. Eso es lo único que cuenta en la taquilla”.

El encuentro entre Brando y Capote fueron siete horas de charla, bañadas en ingente comida, en palabras del propio Brando: “Pastel de manzana. Todo lo que necesito. Se supone que debería estar a dieta. Pero lo único que quiero comer es pastel de manzana y cosas por el estilo”. Seis semanas antes, en California, Logan le había dicho que debía bajar cinco kilos para su papel en ‘Sayonara’, y antes de llegar a Kioto se las había arreglado para deshacerse de tres.
Brando, como el mismo admitía, tenía un problema con la comida, aunque no con la bebida, puesto que no necesitaba de mucho alcohol para emborracharse y hacerlo delante de un lenguaraz como Capote, que te endulzaba al mismo tiempo que buscaba el gran titular, terminó con Brando hablando de todo, incluyendo sus más arriesgadas decisiones artísticas: “La única razón por la que hice ‘Ellos y ellas’ fue por trabajar en un color más suave, el amarillo. Antes de eso, el color más fuerte que había interpretado fue el rojo. De rojo hacia abajo. Marrón. Gris. Negro”.

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En un momento, tras valorar la muerte de James Dean dos años antes, Brando habló de la actuación y de los actores que le estimulaban: “Spencer Tracy es el tipo de actor que me gusta mirar. La manera en que se contiene, se contiene… y luego te lanza el dardo. Tracy, Paul Muni, Cary Grant. Ellos saben lo que hacen. Se puede aprender algo de ello. La actuación es algo tan tenue. Un algo tímido y frágil que un director sensible puede ayudarte a sacar al descubierto. Ahora, en la actuación en las películas, lo importante, el momento sensible, llega alrededor de la tercera toma de una escena; para entonces sólo necesitas un murmullo del director para cristalizarlo. Gadge (el apodo de Elia Kazan) por lo general sabe hacerlo. Él es maravilloso con los actores”.
Entonces Capote le preguntó sí su momento cumbre en ‘La ley del silencio’ (aquel en donde tiene un cara a cara con su hermana en la trasera de un coche) se había cristalizado en esa tercera toma que Brando definía como “el momento de la verdad”: “Esa era una séptima toma, y no me gustaba la manera en que la escena estaba escrita, tenía muchas contradicciones. Y estaba harto de la película esa. Toda la locación se llevó a cabo en Nueva Jersey, al final del invierno… ¡el frío que hacía, Dios! Y yo estaba teniendo problemas en esa época. Problemas con mujeres. Ésa escena. Déjame ver. Se hicieron siete tomas porque Rod Steiger no podía parar de llorar. Él es uno de esos actores que ama llorar. Lo hicimos una y otra vez. Pero no recuerdo cómo se cristalizó para mí. La primera vez que vi la película en una sala de proyección, con Kazan, pensé que era tan mala que me levanté y me fui sin siquiera hablarle”. Brando ganó el Oscar por dicho papel.

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Por último, Brando habló por primera vez de uno de los capítulos más duros de su vida, el del alcoholismo de su madre, quien había fallecido en 1954: “Mi madre cayó en pedazos como una pieza de porcelana. Mi madre lo fue todo para mí. Todo un mundo. De veras lo intenté… Solía volver a casa del colegio y no había nadie en casa. Nada en la nevera. Cuartos vacíos… Luego sonaba el teléfono. Alguien llamando de algún bar que decía «tenemos a una dama aquí. Sería bueno que vengas a buscarla”. De pronto, Brando se quedó en silencio. Brando saltó hasta sus 18 años: “Pensé que si me amaba lo suficiente, si confiaba en mí lo suficiente, pensé, podríamos vivir juntos en Nueva York. Viviríamos juntos y yo cuidaría de ella. Una vez, tiempo más tarde, eso realmente sucedió. Dejó a mi padre y se vino a vivir conmigo a Nueva York, mientras yo estaba en una obra. De veras lo intenté. Pero mi amor no era suficiente. No le importaba lo suficiente”. Derrotado Brando finalizó: “Y un día dejó de importarme. Ella estaba allí. En una habitación. Aferrándose a mí. Y la dejé caer. Porque ya no podía soportarlo… Verla en pedazos, frente a mí, como una pieza de porcelana. Me paré sobre ella. Caminé hacia afuera. Fui indiferente. Desde entonces, fui indiferente”.

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Capote se excusó, diciendo que fue Brando quien sacó el tema y que era él quien quería hablar de su madre. Era una terapia en donde extraer su dolor, la mala suerte para Brando es que no era ante un psicólogo, sino ante un periodista. Tras ver la entrevista integra publicada en ‘Retratos’ de Truman Capote, Brando quiso demandarle… Finalmente todo fue diluyéndose y perdió fuerza. Lo cierto es que su figura de estrella distante, de mito inalcanzable había sido expuesta. No fue hasta 1981 que volvió abrirse, durante ese tiempo dejó que hablaran sin apenas darles respuesta. Pero esa ya es otra historia que contaremos próximamente…

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