Los ojos del dragón
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Cuando te vi por primera vez en el patio, pensé en mi hijo. Tienes el mismo fuego dentro de ti, tienes los ojos del dragón. El espíritu de los grandes maestros. Pero te has desviado de tu camino. Cuando salgas hay algo que necesito que hagas por mí. Hay un pueblo llamado St. Jude, un pueblo que ha caído en la oscuridad. Debes ir allí… Bienvenidos a ‘Los ojos del dragón’.

Los Ojos del Dragón

La trama: El último guerrero.
Un enigmático joven de origen asiático que se hace llamar Hong (Cung Le) llega hasta un pueblo de Nueva Orleans llamado St. Jude. Un pueblo que vive dominado por diferentes bandas callejeras que tienen aterrorizados a sus habitantes, y que han sumido el lugar en un destartalado cementerio de calles semi-desiertas, coches desarmados y grafitis.
El lugar está dominado con mano férrea por Victor Swan, alias el Señor V (Peter Weller), que controla a la policía, y que maneja a su antojo a los jefes de las diversas pandillas, que deben pagarle un tributo por vender su droga en St. Jude.
La misión del forastero será: primero enfrentar a las bandas y luego debilitarlas desde dentro. Esto llamará pronto la atención del Señor V que intentará en vano reclutarle. Su portentoso dominio de la lucha, hará que pronto los miembros de los clanes comiencen a visitar asiduamente el Hospital, al mismo tiempo que sus cajas fuertes son vaciadas por un silencioso ladrón que actúa entre las sombras, y que no es otro que Hong.

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Crítica de Los ojos del dragón.
Un director con oficio para el cine de acción con altas dosis de artes marciales como John Hyams, juntó a dos intérpretes altamente dotados para el género como son Cung Le y Jean-Claude Van Damme. A esto sumar la turbadora presencia de un avejentado Peter Weller, en lo que fue una revisión contemporánea del clásico de Akira Kurosawa, ‘Yojimbo’. Estos son los ingredientes de ‘Los ojos del dragón’, que dan como resultado un contundente y frenético thriller de artes marciales lleno de brutales combates filmados en todo su esplendor.

Con sus dos trabajos previos, ‘The Smashing Machine’ y ‘Soldado Universal: Regeneración’, John Hyams (hijo de Peter Hyams) ya había demostrado que era un director a tener muy en cuenta en años venideros, y con este film siguió sumando méritos, haciendo equipo con el luchador de MMA Cung Le, en su debut como actor protagonista tras sus papeles secundarios en Pandorum o en ‘Tekken’, film que se ha podido ver en TV en varias ocasiones y que supuso la adaptación del videojuego homónimo a la gran pantalla. Cung Le, además de protagonista absoluto y productor del film, fue también el coreógrafo de las escenas de lucha que apostaron, acertadamente, por mezclar con suma habilidad un buen número de disciplinas marciales, partiendo desde el taekwondo (el arte marcial en donde se inició el propio Le cuando era un niño) y aunándolas todas dentro del estilo de combate callejero. Y son los citados combates el punto fuerte de la cinta y su principal atractivo, unido al intencionado tono de western moderno-urbano que consiguió imprimir Hyams, el cual es altamente visible tanto en la ambientación del pueblo de St. Jude, como en los códigos de las bandas que operan en él y en el guión obra de Tim Tori.

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A pesar de ser una modesta producción de sólo 3 millones de $ (que ya dio beneficios sólo con la venta de los derechos de distribución del film en formato doméstico a todo el mundo) ‘Los ojos del dragón’ es un largometraje al que se le nota cuidado en todos sus aspectos. Así, tanto la dirección como la fotografía están excelentemente facturadas y la música (rap, cómo no) encaja a la perfección con el aire de modernidad que se le quiere imprimir al film. Un film que mezcla tanto la contemporaneidad como las influencias de los antiguos códigos del cine del Oeste, en sus personajes principales, paisajes y tono argumental.

Al mismo tiempo, la película sirvió para presentar mundialmente a Cung Le como potencial estrella del género. Un posible relevo de los veteranos Jackie Chan y Jet Li. Le se desenvuelve a la perfección dentro de los numerosos y brutales combates, pero se mostró un poco verde en cuanto al apartado interpretativo. Su juventud le da un margen de mejora y aunque es muy complicado, por no decir imposible, que alcance el nivel de Chan (una auténtica leyenda viviente del cine en Oriente) o Li (otro que tanto), seguro que si sigue por el camino transitado en esta cinta puede hacer unas cuantas películas muy interesantes.

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En un acertado papel secundario, de mentor del protagonista, encontramos a Jean-Claude Van Damme, que exhibió todas las cualidades marciales que le hicieron mundialmente famoso, con una rapidez de pateo asombroso a sus más de cincuenta años, al mismo tiempo que imprimió a su actuación el aire de drama y seriedad que últimamente contienen sus apariciones cinematográficas.
Van Damme aceptó el papel como favor personal a John Hyams, con el que ya había trabajado previamente en dos entregas de Soldado Universal: ‘Regeneración’ y ‘Universal Soldier: Day of Reckoning’. Y aunque su aparición es, como digo, secundaria, está hábilmente esparcida durante el metraje del film, donde se puede ver el duro entrenamiento tanto físico como mental que inculcó al protagonista, y que en parte es una especie de homenaje a los entrenamientos a los que fue sometido el propio Van Damme en sus primeras cintas de artes marciales:Contacto sangriento’ y ‘Kickboxer’.
También hay una secuencia de vital importancia para entender al personaje de Tiano (Van Damme), un flashback en donde se ven los motivos que le llevaron a cumplir cadena perpetua en la prisión.

Y, finalmente, hayamos en el tercer papel de importancia, a un bronceado y viejuno Peter Weller, que tuvo a su cargo el agradecido papel de villano de la función. Un cacique que domina St Jude a su antojo, hasta que Hong hace acto de aparición. Weller lleva a cabo una intencionadamente odiosa interpretación de un poderoso hombre de negocios, que no suele ensuciarse las manos, y que tendrá que pasar a la acción cuando Hong llegue hasta sus dominios y ponga en jaque su jerarquía.

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En cuanto a la acción, la cinta es tremendamente consciente de sus limitaciones, y no recurre a errores recurrentes de este tipo de producciones directas a DVD, obviando las explosiones, tanto artesanales como digitales, y con los tiroteos justos y muy contundentes. Hyams optó por centrarse en lo verdaderamente importante: los enfrentamientos físicos entre Hong y el resto de bandas callejeras que intentan acabar con su vida. En este sentido, se llevan la palma unos cuantos combates: el que tiene lugar en plena calle entre Hong y los mejores luchadores de las dos bandas al servicio del Señor V, el tremendísimo apaleamiento que recibe el protagonista atado de manos e indefenso… y la pelea final.

Hay que resaltar que el protagonista de la inmensa mayoría de las peleas es Cung Le, y el personaje de Van Damme sólo saca a relucir sus prodigiosas piernas para instruir a Hong en su paso por la cárcel. Si bien, en un breve flashback, podemos ver una rápida coreografía en donde Tiano debe de hacer frente a unos tipos enmascarados que intentan robarle un maletín… y que termina de forma altamente dramática. Está claro que el nombre de Van Damme unido a este proyecto hizo que la cinta fuera más accesible para el gran público. Pero deben saber que el belga sólo tuvo un papel de reparto, lo que nunca está de más conocer para no llevarse decepciones a la hora de visionar el film.

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En resumidas cuentas. 
Finalizo esta crítica de Los ojos del dragón, un trabajo que siguió la línea continuista del estilo visual de los films precedentes de John Hyams, y que le ayudó para ir abriéndose camino dentro del cine en un proyecto de encargo al que supo dotar de su personal perspectiva. Al mismo tiempo ofrece al espectador un agradecido espectáculo de peleas filmadas al viejo estilo, con un protagonista que se mueve a la perfección dentro la acción, y con dos apariciones estelares de un mito como Van Damme y un icono de los 80s como Peter Weller, sobre todo gracias a su papel enRobocop’.

El plano: Su inevitable plano picado final, un clásico instante dentro de la premisa que homenajea la cinta.
La escena: Aquella en donde se descubre el crimen de Tiano, y donde este, encomienda a Hong una misión.
La secuencia: Dos. Una de acción y otra de comedia: el tremendísimo combate entre Hong y Lord, líder de los Devil Dogs, y la tronchante secuencia en donde Hong va a la casa del drogata Beech.
El dato: La compañía productora del evento: After Dark, posee en Estados Unidos una serie de salas de Cine en donde fue proyectada la película por tiempo limitado y en pantalla grande.

Frases memorables:
Quédate en el suelo y te golpearán como a un perro. Levántate como un hombre y te golpearán como a un hombre. (Tiano).
Tienes dos tigres dentro de ti: uno débil que no cree y otro valiente que sí cree. ¿Cuál de los dos ganará? Aquel que alimentes. (Tiano).
Viviréis bajo tres reglas: 1-No herir a civiles. 2- No vender a niños, sólo adultos. 3- Armas no. Sólo los cobardes usan armas. (Hong).

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