La horca
De los archivos de la policía norteamericana, 29 de octubre de 1993: un joven llamado Charlie muere ahorcado durante una representación teatral titulada “La horca” celebrada en un Instituto. En 2013 otro grupo de jóvenes de ese mismo Instituto deciden representar nuevamente la trágica obra. Durante la noche previa a la representación final, cuatro de ellos se cuelan en el Instituto con la finalidad de destrozar el decorado y reventar así el espectáculo. Sin embargo, quedan atrapados y el horror hace acto de aparición. (Cineycine).
Con un supuesto coste de producción ridículo (apenas 100.000 $, creo recordar que esa misma cantidad fue la que costó ‘El mariachi’ de Robert Rodriguez) se presentó ante nosotros otra película de terror. Una nueva cinta que pretendía hacer su agosto y dar paso a una nueva “representación”. Llega el momento de alzar el telón y presenciar… ‘La horca’.
“Viene a por mí. A por nadie más…”
Crítica de La horca
Nueva película de terror y nueva experiencia del ya tan trillado y cansino “metraje encontrado” (found footage) y “cámara al hombro” estilo ‘REC’. Esto es lo que ofrece ‘La horca’, ni más ni menos. Una experiencia de terror sobre unos supuestos hechos terribles acontecidos en un Instituto y que sirven de “prueba” para la policía. Si habéis visto películas de este estilo ya sabéis cómo va el tema: uno o varios de los personajes se dedican a grabar todo lo que pasa mientras el respetable es un mero “voyeur” de los acontecimientos.
¿Novedades? pocas o ninguna. Después de unas breves presentaciones de los personajes pasamos al tema. Un asunto que nos lleva a ver cómo cuatro adolescentes quedan encerrados en un Instituto que se convierte en un improvisado “tren de la bruja”. Un lugar en el que algo o alguien los va “devorando” uno por uno. El terror se basa en movimientos bruscos de la videocámara, breves apariciones fantasmales y ruido de golpes, pisadas, puertas, móviles,… Todo esto provocará algún susto y sobresalto en el público pero poco más.
Lo mejor de ‘La horca’ es la ambientación nocturna en el Instituto. Una ambientación que resulta satisfactoria en cuanto al efecto ominoso que provocan sus pasillos, puertas, estancias,… Nada que ver con lo visto en ese mismo lugar durante las clases diurnas… También destaca el hecho de ir desentramando al mismo tiempo que los jóvenes protagonistas todo el misterio de los sucesos que se van produciendo. Unos hechos que guardan estrecha relación con los trágicos acontecimientos ocurridos en la representación teatral del año 93.
Entrando ahora a valorar las actuaciones tengo que comentar que las mismas sorprendentemente son buenas. Los chicos y chicas protagonistas rinden a un buen nivel, sobre todo en los momentos de histeria en los que lo dan todo. Además, juegan con el hándicap en contra de que sus personajes son típicos y tópicos hasta decir basta.
En el film tenemos al chico bueno y guapo que intenta hacer las cosas bien (Reese Mishler) y a la chica buena que quiere sacar la obra adelante (Pfeifer Brown). Por supuesto, también encontramos a la típica parejita “malvada” formada por el impertinente de turno (Ryan Shoos) y su novia: la cheerleader rubia, tonta y de muy buen ver (Cassidy Gifford). Atención al detalle porque, en un alarde de “originalidad” y “autenticidad”, el nombre de sus personajes en el film coincide con el nombre real de los actores/actrices. Por si esto fuera poco, la cinta está dedicada a la memoria del Charlie de la sinopsis…
“No debiste pronunciar su nombre” (Pfeifer)
En conclusión.
Así hemos llegado ya al final de esta crítica de La horca, una película que no propone nada que no hayamos visto antes y que lo único que deja tras de sí es algún que otro susto, una lograda ambientación y unas actuaciones por encima del film. Como apunte final cabe decir que su pírrico coste, y los casi 43 millones de $ recaudados a nivel mundial, puede ser una seria «amenaza» para iniciar una nueva y barata franquicia de terror. Por si acaso no volveré a pronunciar su nombre…
Tráiler de La horca
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