La escalera de Jacob
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“… Soñó con una escalera apoyada en la Tierra y cuya cima tocaba los cielos. Y he aquí que los Ángeles de Dios subían y bajaban por ella” (Génesis 28-12). Adrian Lyne nos invita a subir junto a Tim Robbins ‘La escalera de Jacob’.

“Si tienes miedo de morir, y te estás resistiendo, verás diablos arrancándote la vida” (Louis)

Crítica de La escalera de Jacob

Después de films tan mediáticos como ‘Nueve semanas y media’ (1986) y ‘Atracción fatal’ (1987), el realizador inglés Adrian Lyne nos entregó un film absolutamente perturbador como es ‘La escalera de Jacob’. La cinta fue estrenada en USA el 2 de noviembre de 1990 gracias a Mario Kassar y Andrew G. Vajna. Estos míticos productores la distribuyeron a través de su inolvidable sello: Carolco Pictures. Su presupuesto fue de 25 millones y Adrian Lyne, aparentemente, tuvo control total del proyecto.

‘La escalera de Jacob’ es un thriller de terror que toca varios palos (las drogas, lo sobrenatural, el amor paternal) y en el que Lyne demuestra su total dominio de los ambientes. Ambientes bélicos, humildes, tétricos y macabros. No hay más que ver la locura inicial con las escenas de Vietnam, las secuencias del metro, el baile de Jezzie con una especie de demonio o las insanas imágenes del descenso al aterrador “hospital”. En todos estos escenarios Adrian Lyne consigue destacar y elevar claramente la película ayudado por la oscura e «infeliz» fotografía de Jeffrey L. Kimball.

También hay que resaltar como el director consigue alternar, acertadamente, la narración principal con constantes y breves flashbacks. Estas miradas al pasado nos remiten a la época de servicio en Vietnam de Jacob y son sumamente trascendentes. Tan es así que, llegado el final de la película, se vuelven capitales desvelando todos los enigmas de lo que realmente hemos visto en pantalla.

Como acabo de comentar, el largometraje ahonda en varios temas de la mano del guionista ganador del Oscar Bruce Joel Rubin. Aquí tenemos un libreto que no causa indiferencia y que guarda muchas sorpresas, sobre todo en el ya referido final. Entre las temáticas expuestas sobresale el drama de la vida Jacob Singer. Una vida que, poco a poco, nos va llevando hacia el terror y la pesadilla.

Por otro lado, y de manera muy astuta, Rubin termina por meternos de lleno en el género de la conspiración (o incluso de la denuncia política y militar) con la aparición de los respectivos “hombres de negro”. Esos hombres que siempre tratan que los “cadáveres del Estado” no salgan del armario. Pero, sobre todo, el libreto de Rubin destaca por jugar con el espectador haciéndole dudar sobre lo que realmente está pasando en la vida de Jacob. En este sentido, a lo largo del metraje, ciertos personajes van dejando de manera disimulada frases muy clarificadoras. Será llegado el último minuto cuando esas frases cobren todo su sentido.

Al respecto del terror de la cinta cabe decir que no estamos ante un film típico de “jumpscares”, nada de eso hay aquí. El terror propuesto ahonda en el horror psicológico y sobrenatural. Un horror apoyado por ocasionales imágenes y escenas muy espeluznantes. Entre ellas destacaría las violentas sacudidas de cabeza o el ya citado infernal descenso al hospital del submundo. Lugar este último en el que podremos ver abundante material gore y locura humana en estado crudo. Tal es su grado de perturbación que los personajes y estancias que se ven llegaron a influir directamente en la famosa saga de videojuegos del ‘Silent Hill’.

Acompañando todo lo anterior tenemos una gran partitura de Maurice Jarre. En su score destacan las sentimentales piezas de piano y también ciertos pasajes desasosegadores. Y antes de pasar al reparto comentar que en 2019 se estrenó en Estados Unidos un remake con el mismo título. Esa “actualización” estaba protagonizada por Michael Ealy y dirigida por David M. Rosenthal. La película no tuvo apenas eco ni resonancia internacional, siendo un gran fiasco. Un caso más de intentar sacar dinero a costa de un film de culto de décadas pasadas.

“Aquí no hay salida”. Al final de la escalera.

En el plano interpretativo el protagonismo principal es para Tim Robbins como Jacob Singer. El actor acierta al transmitir al público toda la fragilidad, paranoia, depresión y miedo que parece rodear a su personaje. Queda para recuerdo su inolvidable escena de la bañera en la que Robbins parece realmente enfermo. Por su parte, Elizabeth Peña encarna a Jezzie, la novia de Jacob que viene a representar su principal punto de apoyo. Ojo a la naturalidad en sus escenas desnuda y también a la fortaleza que infunde a Jezzie intentando sacar adelante a Jacob. Finalmente tenemos Danny Aiello como Louis, el quiromasajista de Jacob. Salvo un puntual estallido de furia, Aiello destaca por la enorme tranquilidad con la que da vida a su personaje. Cuando él está en escena pareciera que nada malo pudiera suceder.

En roles secundarios encontramos a Matt Craven como Michael, un hombre que, llegado el momento, desvelará toda la trama de lo ocurrido en Vietnam para purgar sus pecados. Matt no tiene muchos minutos pero sí que tiene uno de los momentos clave del film. También encontramos a Jason Alexander en el rol de Geary, un detestable abogado al que acudirá Jacob con sus excompañeros del Nam en busca de justicia. Precisamente, entre sus excompañeros destacan Pruitt Taylor Vince (Paul), Eriq La Salle (Frank) y Ving Rhames (George).

Y, para terminar, párrafo al margen paras las apariciones de un pequeñín Macaulay Culkin despertando una ternura infinita. Culkin da vida a Gabe, el fallecido hijo pequeño de Jacob. Al igual que Matt Craven, Culkin también tendrá un momento culminante y decisivo en la película. Curiosamente, en el casting oficial quedaría como no-acreditado.

“No sé quiénes son o que son… pero van a atraparme y tengo miedo” (Paul)

En conclusión.
Concluyo esta crítica de La escalera de Jacob, una película que M. Night Shyamalan habría rodado en nuestros días. Un film que ahonda muy acertadamente en lo terrenal y en lo sobrenatural atrapándote con una historia imposible de olvidar. Desde estas líneas os la recomiendo. Si sois fans de Tim Robbins y os gustan las cintas con increíbles y reveladores giros, entonces, estáis obligados a verla.

Tráiler de La escalera de Jacob

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