Jurado Nº 2

Kendall Carter murió la noche del 25 de octubre tras volver a casa caminando bajo una intensa lluvia, luego de haber discutido aireadamente con su novio, James Sythe, en el bar de carretera Rowdy’s. Justin Kemp es asignado como jurado para el juicio que dictará si James Sythe es o no culpable de asesinato. Muy pronto, Justin descubrirá que aquella noche su destino, el de Kendall y James, estaban estrechamente unidos. (Cineycine).
“Ya sé que nuestra relación no era perfecta, pero nos queríamos. Escúcheme bien: he hecho muchas cosas en mi vida de las que no estoy orgulloso. De lo que más me arrepiento es de no haber seguido con el coche a Kendall esa noche. De haberlo hecho… seguiría viva. He acabado”. Clint Eastwood presenta ‘Jurado Nº 2’.
“Todos merecemos una oportunidad” (Justin Kemp)
Crítica de Jurado Nº 2
Resulta especialmente encomiable que, a sus más de noventa años, Clint Eastwood siga en activo. En esta ocasión, “solo” se ocupa de la dirección de ‘Jurado Nº 2’. Con esta propuesta nos entrega su película número cuarenta. A destacar que el film tenía previsto, al ver Warner Bros el enfoque de la misma, su pase directo en la plataforma ahora conocida como Max. Pero, tras varias presiones, y ante el más que concebible hecho de poder estar ante la última película de Eastwood, la WB decidió concederle una ventana muy ajustada a cines de manera limitada. Concretamente, el 1 de noviembre de 2024 fue la fecha de su estreno. Posteriormente, y antes de acabar el año, la lanzaría a streaming.
Seguramente estemos ante el proyecto más pequeño y ajustado en presupuesto de su extensa carrera. Pero esto no quiere decir que ‘Jurado Nº 2’ sea un film descuidado o que luzca barato. Para nada. En pantalla tenemos una relevante historia sobre el deber, la justicia (la legal y la que se debe rendir entre los hombres), el perdón, la culpa, el dolor, la familia, la pérdida y la búsqueda de la verdad. Es ‘Jurado Nº 2’ una buena película, pero ahí queda. No podemos llegar a calificarla como un film notable o como una gran obra. Y no sabemos sí es que el guión, y sus posibilidades, necesitaban de más manos y revisiones para alzarla… o, simplemente, porque Eastwood solo quería contar una historia corriente.
Cuando digo que Clint “solo quería contar una historia corriente”… quiero decir que siguiera la línea de los films de gente normal en situaciones complejas. Esos films tan recientes de sus últimas producciones y que mi buen amigo David González bautizó como: “el cine de la gente de Clint”. Estos son: seres imperfectos sometidos a situaciones extraordinarias o que los sobrepasan. Y, como muchas de esas películas recientes de la “gente de Clint”, ‘Jurado Nº 2’ versa sobre eso mismo.
El libreto viene firmado en solitario por Jonathan A. Abrams, siendo el primer guión de su carrera. Una carrera que solo tenía un crédito anterior como productor en ‘Plan de escape’ (Mikael Hafstrom, 2013). Ahora apuesta por presentarnos una agradecida subtrama acerca de la muerte de Kendall (Francesca Eastwood), que es el Macguffin del film. Al mismo tiempo que, una vez planteado ese tremebundo dilema moral, entra plenamente a revisionar y redefinir el clásico judicial ‘12 hombres sin piedad’ (Sidney Lumet, 1957). Con esta fusión logra captar a todos los niveles la atención del espectador. Haciendo gala de una economía visual e interpretativa clásica de su director… apostando siempre por el menos es más. Tanto en actuaciones sosegadas como en cuanto a dejar parte de la justicia en manos del espectador. Mostrando los hechos y los diferentes puntos de vista sin decantar la balanza.
Gran parte del atractivo de la historia reside en el descubrimiento del film (ya resuelto en el tráiler… no lo vean sí prefieren encarar el visionado con mayores alicientes). Un Descubrimiento que el film deja pasar hasta los veinte minutos de metraje y relativo a la relación entre el protagonista, y jurado, de los hechos que debe juzgar y el hombre que se enfrenta a la acusación. En ese momento es donde la película levanta un amplio interés situando al protagonista y al espectador en un muy interesante dilema moral. Un estudio sobre la culpa heredada: la que dicta un pasado plagado de malas decisiones. Y la culpa liberada… aquella que el hombre rehabilitado opta por elegir, tras haber superado sus fantasmas del pasado y que cree merecer. El referido dilema moral se va desgranando hasta pasar por un intenso y sentido doble final.
En el reparto, Nicholas Hoult (Justin Kempt) culmina el que, posiblemente, fuera el año de su alzamiento interpretativo. Especialmente a nivel de importancia en roles y crecimiento como actor. Su papel de jurado, hombre recuperado y futuro padre de familia, lo encara con tremendo aplomo y un sentido pozo dramático. Ojo a dos secuencias claves para él, que de seguro supondrá un punto de inflexión en su carrera. La primera es la que tiene con su esposa embarazada en el garaje. Y la segunda aquella que le empareja en un banco por fuera de los juzgados con la abogada de la acusación.
Por su parte, Toni Collete (Faith Killebrew), veterana actriz de probada eficacia en dramas, encara un rol de una abogada aspirante a fiscal. Acepta el caso porque, a priori, no tiene grandes dificultades y un culpable claro. Otra buena labor la suya que va creciendo con el paso de los minutos. Eso sí, no esperen grandes alardes.
Siguiendo la línea del casting tenemos a Gabriel Basso (James Sythe) como el señalado culpable. Un hombre condenado de antemano por su pasado y por los testigos que le vieron discutir con Kendall aquella noche. Basso acumula muchos minutos en pantalla, pero la gran mayoría son sentado esperando un veredicto que muchos ya le han grabado en la frente… Por último, y dentro del elenco importante, está Zoey Deutch (Alison), la embaraza esposa de Justin. Quien espera en casa a salir de cuentas y que su marido acabe su participación como jurado. Poco a poco, iremos descubriendo las cargas emocionales que lleva consigo y que justamente se van un año atrás.
Del resto del casting destacaremos dos cameos expendables. El de Kiefer Sutherland (Larry Lasker) como un abogado de perfil bajo que conoce a Justin de alcohólicos anónimos. Y J. K. Simmons (Harold) al que echan del film sin dejarle ni decir adiós. Este hecho es especialmente llamativo, ya que parece que su presencia está para darle algo de lustre al reparto. Sin embargo, su personaje no resulta más que un extra con apenas tres líneas de dialogo. Para el final quedan las aportaciones del televisivo Chris Messina (Eric Resnick) como el abogado de Sythe. Cedric Yarbrough (Marcus) como un muy hostil miembro del jurado que quiere ajusticiar a Sythe sobre todas las cosas. Y Leslie Bibb (Denice) como la autonombrada portavoz del jurado.
“La gente como James Sythe no cambia” (Marcus)
En resumidas cuentas.
Acabo esta crítica de Jurado Nº 2, una nueva vuelta de tuerca al dilema que presentaba todo un clásico judicial maestro como ‘Doce hombres sin piedad’… y que Eastwood retuerce hasta el límite. Sobresalen las sentidas interpretaciones en soterrada colisión de Nicholas Hoult y Toni Collete. Puede que sea un film menor de Clint, pero aún con todo, una obra menor suya dice muchas más cosas que la gran mayoría del cine actual.
Tráiler de Jurado Nº 2
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