Greyhound: Enemigos bajo el mar
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Tom Hanks regresa a la Segunda Guerra Mundial y otra vez como capitán. No obstante, en esta ocasión lidera un navío escolta en el Atlántico a la caza de U-Boats alemanes. Tensión bélica con el inmenso océano como escenario del juego del gato y el ratón. Empieza la batalla de ‘Greyhound: Enemigos bajo el mar’.

“No es suficiente, Charlie, ni remotamente” (Ernie Krauser)

Crítica de Greyhound: Enemigos bajo el mar

Tercera película que escribe y protagoniza Tom Hanks tras ‘The Wonders’ (1996) ‘Larry Crowne: Nunca es tarde’ (2011). Estas dos también dirigidas por él mismo. En ‘Greyhound: Enemigos bajo el mar’, el actor adapta la novela de C. S. Forester conocida como ‘El buen pastor’. La obra relata las vivencias, durante 48 horas, de la tripulación de un buque aliado de escolta en su travesía por el Atlántico. La nave tenía la labor de defender a un convoy de suministros frente a los submarinos alemanes.

Como película, ‘Greyhound’ iba a haber visto la luz en cines estrenada durante el mes de junio de 2020 de la mano de Sony. Sin embargo, con la llegada de la pandemia provocada por el Covid-19, su estreno se canceló. Así las cosas, el estudio ofreció la venta del proyecto a diversas plataformas de streaming. Finalmente, el gato al agua se lo llevó Apple TV+ que adquirió el film por la nada modesta cifra de 70 millones de dólares cuando su presupuesto había sido de 50. También sorprende que tan sólo estemos ante la segunda película como director de Aaron Schneider. ¡Ojo! porque ya ha pasado más de una década desde su primer largometraje, ‘El último gran día’ (2009).

Todo lo anterior parecía condenar al film a sumarse a esa lista de producciones que no pasan de ser productos de plataformas de streaming. Películas a veces con buenos resultados y otras no tanto. En esta ocasión hablamos de una producción que merecía haberse visto en pantalla grande. La espectacularidad que destila ‘Greyhound’ lo pedía a gritos.

Aquí tenemos una muy efectiva y bien ejecutada propuesta de tensión bélica naval. Una cinta comandada por el buen porte de Tom Hanks y filmada con buen pulso por Schneider. El film recrea las 48 horas que el Greyhound debe aguantar, sin cobertura área y junto con otros barcos, los ataques constantes y sin aviso de los U-boats alemanes. Schneider plantea un constante tira y afloja entre los escoltas del convoy y los submarinos nazis. Como expuse en la introducción, estamos ante un juego del gato y el ratón en el que el océano es el escondite perfecto para estos “lobos” acosando a las “ovejas” protegidas por los “pastores”.

La película está filmada con determinación y espectacularidad. Presten atención a las impecables secuencias de bombardeos y lanzamiento de torpedos. Secuencias de acción favorecidas por la grisácea fotografía de Shelly Johnson y un mar constantemente picado. La filmación también se ve ayudada por la agresiva banda sonora de Blake Neely. Por supuesto, no hay que pasar por alto la enorme y trabajada labor del departamento de efectos visuales para recrear el mar y las constantes batallas. En conjunto tenemos una tensión bien planificada aunque sin llegar a los niveles de la recienteDunkerque (Christopher Nolan, 2017).

Llegado este punto, el principal «problema» de la película es el guión de Tom Hanks. En pantalla no tenemos una cinta de grandes nombres a parte del suyo y, para colmo, el script no perfila o no quiere desarrollar los personajes. Desde un punto de vista narrativo esto puede ser entendible porque la cinta no exige un desarrollo mucho más dramático más allá de las batallas que se van sucediendo. Ahora bien, se podía haber ido un poquito más lejos de las breves y escuetas pinceladas dadas de los protagonistas “principales”. Así las cosas, los marineros, oficiales,… no pasan de ser meros acompañantes durante los 92 minutos de metraje.

Como ha quedado claro, el protagonista principal es Tom Hanks luciendo los galones del capitán Krause. Su porte, incluso sin un trasfondo desarrollado, ayuda enormemente a que el espectador empatice con él desde el primer minuto (atención a varios momentos de claustrofobia con esos primeros planos dentro del puente de mando). Por otro lado, también se podría destacar a Stephen Graham como el segundo de a bordo del Greyhound. Y, finalmente, la presencia de Elisabeth Shue como Evelyn, la prometida de Krauser.

En conclusión.
Concluyo esta crítica de Greyhound: Enemigos bajo el mar, una efectiva propuesta sobre las batallas navales de la Segunda Guerra Mundial. La cinta está filmada con contundencia y, a pesar de que su guión no llega a ser emotivo, sus excelentes set-pieces y el pulso de Aaron Schneider en la dirección dan lugar a un film recomendable de ver.

Tráiler de Greyhound: Enemigos bajo el mar

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