Geostorm
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Con una gran cantidad de problemas a sus espaldas, el primer trabajo como director de Dean Devlin llegó a las salas de cine con tres años de retraso. La película se estrenó con reshoots dirigidos por otro director, cambios de actores, test-screenings desastrosos y cambios de compositor. Ahora llega el momento de analizar si ‘Geostorm’ es tan tremenda como la tormenta que presenta de fondo.

“Hemos logrado lo imposible: controlar el tiempo” (Presidente Andrew Palma)

Crítica de Geostorm

Dean Devlin, quien fuese compañero de fatigas de Roland Emmerich al principio de su carrera, debió pensar que ahora era el momento adecuado para debutar en cines como director. Un debut haciendo lo que él y Emmerich hacían mejor cuando estaban juntos. Ya sabéis ¡cargarse el planeta!

La historia de ‘Geostorm’ es tan problemática como la propia tormenta del título. Para empezar, el film tenía previsto estrenarse en 2014 contando con un presupuesto de 100 millones. Sin embargo, los primeros test-screenings que realizó Warner se dieron de bruces con una gran cantidad de críticas negativas que ponían en peligro la producción. Esto obligó al estudio a retrasar la cinta. Y es justo aquí donde entró Jerry Bruckheimer, quien supervisó los re-shoots que cayeron en manos de Danny Cannon (director de la entretenida e infravalorada Juez Dredd). Además, surgieron unas extensas re-escrituras del guión por parte de Laeta Kalogridis con cambios y añadidos de actores al reparto. Todo esto provocó un aumento del presupuesto del film. Un film que, finalmente, no consiguió ir especialmente bien, ni en taquilla ni con la crítica.

Por mi parte, reconozco que ‘Geostorm’ partía de una premisa “totalmente Asylum”, pero contando con un buen presupuesto y un director que venía enseñado por el maestro de las catástrofes actuales, el ya citado Roland Emmerich. Realmente pienso que la propuesta podía haber dado lugar a un producto de entretenimiento que, si bien olvidable, podría haber sido mínimamente loco y disfrutable. Sin embargo, y de manera lastimosa, no ha sido así.

Entre sus muchos problemas destaca el caos de la producción. Se notan claramente, y en varios momentos, las muchas manos implicadas en el producto. Un producto que pretende ser fiel al espíritu del cine catastrofista de Emmerich (más cercano al de2012 que al de El día de mañana) para luego pasarse a ese cine comercial «noventero» del que Bruckheimer fue baluarte en su día. Tan es así que la banda sonora de Lorne Balfe esta inspiradísima enArmageddon (Michael Bay, 1998).

Como he expuesto anteriormente, la historia es una locura: tramas de conspiraciones mezcladas con el cine de catástrofes más puro y duro, congelaciones masivas y hasta tornados múltiples. Todo esto daba para un film muy alocado, como mínimo. El problema (y grave) es que, irónicamente, todo ese caos convierte la propuesta en un producto bastante aburrido.

Tampoco ayudan las interpretaciones del reparto. El fichaje de Ed Harris puede entenderse como un spoiler de la película en toda regla. Gerard Butler no consigue alcanzar ciertos mínimos alejado de sus mejores roles. Jim Sturgess, como el hermano del personaje de Butler, por lo menos consigue enganchar. No obstante, no termina de llevar a buen puerto el conflicto entre hermanos que plantea el guión (de hecho, esta es una de las virtudes de Emmerich y Devlin en su cine catastrofista: coger elementos puramente clichés y hacerlos carismáticos). Finalmente, una lástima lo de Andy García, aunque viendo lo que hizo en Cazafantasmas (Paul Feig, 2016) o Passengers (Morten Tyldum, 2016), al menos aquí no está tan desaparecido como en la última mencionada.

¿Y qué tal los FX relacionados con las diversas catástrofes? Pues debo confesar que en algunas de las producciones recientes del género como San Andrés (Brad Peyton, 2015) estaban mejor trabajados que aquí. Eso sí, alguna da resultado, por ejemplo: la persecución entre los malosos y algunos personajes principales en coche durante una tormenta eléctrica tiene su mérito. Por el contrario, en otros casos, el efecto es un tanto de videojuego. En definitiva, los efectos resultan irregulares y más cuando otros films han demostrado que, sin necesidad de gastarse frioleras de pasta, se pueden lograr buenos efectos visuales.

En conclusión.
Finalizo esta crítica de Geostorm, un film que podría haber sido una película de catástrofes divertida y entretenida. Desgraciadamente, el caos reinante a lo largo y ancho de la producción impide un entretenimiento directo y aceptable. Por otro lado, Gerard Butler debería empezar a pensar seriamente en su carrera si piensa seguir la línea de productos como este.

Tráiler de Geostorm

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