Escondidos en Brujas
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El subgénero de las buddy movies ha estado siempre dominado por la acción. Sin embargo, en este caso nos encontramos ante algo diferente. Una de esas películas que raramente pasan por la cartelera. Con una mezcla de acción, drama y comedia, Martin McDonagh presentó su ópera prima tras haber ganado un Óscar por su corto ‘Six Shooters’. Con brutalidad y un fino humor negro nos presenta ‘Escondidos en Brujas’, un thriller que huye del cine más comercial al que estamos acostumbrados para centrarse en la relación de dos asesinos que llegan a Brujas en busca de la redención.

«Ken, crecí en Dublín. Amo Dublín. Si hubiera crecido en una granja y fuera un retrasado, Brujas me impresionaría… pero no lo hice, así que no me gusta» (Ray)

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Crítica de Escondidos en Brujas

Martin McDonagh es un dramaturgo anglo-irlandés adherido a lo que se conoce como Teatro de la Crueldad. En sus obras suelen mezclarse brutalidad y humor. Y eso ha sido fuente de críticas por quienes consideran que se sirve de la violencia para captar la atención del público. Puede que sea verdad, pero lo cierto es que esta película encuentra un equilibrio perfecto entre esos dos conceptos. Las escenas violentas se ruedan sin contemplaciones y con una fiereza digna de las películas de Quentin Tarantino. Por cierto, director del que McDonagh se considera admirador y que, sin duda, le ha servido de inspiración. También podemos ver un tratamiento complejo de las fobias y temores de los personajes, el cómo han llegado a esa situación y cierto ánimo de redención que acaba despertando nuestra simpatía hacia los dos asesinos.

Desde un principio, McDonagh se molesta en introducirnos a los personajes y mostrarnos de qué pie calzan. También se nos va presentando la ciudad de Brujas, donde ocurre toda la acción. Queda clara la evidente intención de imbuirnos de la mística que posee esta ciudad. Pronto nos damos cuenta de que estos dos asesinos no son lo que pensábamos. Tras su frío comportamiento se esconden dos personas que luchan contra la amargura y los remordimientos que les provoca su profesión.

Tal y como acabo de exponer, se nos intenta transmitir el misterio de la bella ciudad medieval para sumergirnos en la historia. En ocasiones, podría parecer que estamos viendo un reportaje patrocinado por el ayuntamiento de Brujas, quizás por la importancia que se da al aspecto cultural de la ciudad y sus atractivos turísticos. Pero no va por ahí la cosa. Como en el resto de la película, Brujas se nos presenta como una ciudad de sorpresas y contrastes. Tras el viejo reloj del ayuntamiento, los museos y las encantadoras plazas encontramos una serie de elementos que rompen esa armonía idílica. Por ejemplo, un enano fascista y cocainómano que se encuentra rodando una película, prostitutas importadas de Ámsterdam, turistas violentos con una extremada intolerancia al tabaco, un marchante de arte que vende armas…

‘Escondidos en Brujas’ tiene un poco de cada género, pero ninguno sobresale del resto. Digo esto porque mucha gente puede llevarse una idea equivocada. La película tiene un tratamiento dramático de los personajes, sus anhelos y emociones, las relaciones que se establecen entre ellos… pero también se nos presentan escenas de acción rodadas con maestría y pulso firme. Y para completar el coctel se nos adereza la historia con una base de humor negro. Pero no es un dramón, ni una peli de acción y mucho menos de risa. Lo que hay es un equilibrio muy acertado de estos tres géneros que nos da como resultado un film atípico. Una cinta que se agradece en estos tiempos videocliperos que nos ha tocado vivir… Y de fondo la música a cargo de Carter Burwell, que consigue complementar la visión de McDonagh con una rica gama de colores.

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En el reparto Colin Farrell interpreta con solvencia el papel de Ray, un asesino que a todas luces parece que se haya chutado cafeína en vena. Debo dar fe que aquí está pleno de fuerza. Frente a él encontramos a su antagonista, Ken. Este último, en todo momento, se muestra calmado y disciplinado. En su piel tenemos a Brendan Gleeson, un veterano que siempre me ha parecido un secundario con muchas tablas… y la verdad es que en este duelo que enfrenta la juventud con la experiencia lo hace tremendamente bien.

Al margen de Farrell y Gleeson, no podemos tampoco olvidarnos de la fantástica interpretación de Ralph Fiennes en el papel de jefe de los dos asesinos, Harry. En esta cinta está muy fuera del registro al que nos tiene acostumbrados. La suya es una clara postura de reivindicación tras años a la deriva. Su aparición sirve además de punto de inflexión para iniciar una frenética persecución que hará las delicias de los amantes del cine de acción. Poco a poco se nos presentan personajes secundarios bastante bizarros en ocasiones. Todos ellos van aportando a la trama una serie de elementos que al final acabarán de componer la historia.

«¿Una Uzi?… No soy del sur de Los Ángeles. No he venido aquí para disparar a veinte niños negros desde el coche. Quiero una pistola normal para una persona normal» (Harry)

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Conclusión.
Termino esta crítica de Escondidos en Brujas, una película que no creo que vaya pasar a la historia ni tampoco lo pretende. Bajo una premisa simple, un elaborado guión y unas buenas interpretaciones el único objetivo es entretener al espectador. Hay escenas de acción y momentos para la reflexión. Y por encima de todo hay un fino humor que se nos dosifica a través de precisos gags que nada tienen que ver con lo que nos acostumbra a enchufar gente como Guy Ritchie. Es «sólo» una película bastante destacada que creo satisfará a todos aquellos que busquen algo nuevo en un panorama cinematográfico que de a un tiempo a esta parte ha perdido toda originalidad.

Tráiler de Escondidos en Brujas

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