En la boca del miedo
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“Lo que me asusta realmente de la obra de Cane es… ¿qué pasaría si la realidad fuera desde su punto de vista? Cordura y locura podrían fácilmente intercambiarse si los locos fueran mayoría. Se encontraría encerrado en una sala acolchada preguntándose que le había pasado al mundo. Sería terrible quedar el último de los tuyos”. John Carpenter presenta a Sam Neill atrapado ‘En la boca del miedo’.

“¿Lees a Sutter Cane?” (Agente literario)

Crítica de En la boca del miedo

Dentro de la filmografía de John Carpenter, esta película quedó enmarcada como el cierre de la trilogía del apocalipsis. Una trilogía que dio comienzo con La cosa (1982) y prosiguió con El príncipe de las tinieblas (1987). Carpenter estrenó, con esta cinta que hoy nos ocupa, la que sin duda podría situarse como una de sus más redondas obras jamás filmadas. ‘En la boca del miedo’ (In The Mouth of Madness) comparte con las dos obras que forman la citada saga temáticas y mundos. Incluso monstruos. Pero no conviene destripar mucho más de ella, ya que uno de sus grandes triunfos es acudir a su visionado apenas dejándose embaucar por el nombre de su director y su tremebundo título.

La obra es un ejemplar compendio de los mundos de H.P. Lovecraft, las novelas de Stephen King y el universo de John Carpenter. Todo esto se eleva como una inmersiva experiencia de terror altamente pesadillesca. Una obra atrapante y maligna que cuenta con un ambiente malsano y enloquecido. Además el film aprieta el acelerador desde el minuto uno.

Sin duda, los ecos a los que el film acude para tomar forma serán muy evidentes para los fans del terror y horror, sobre todo del género literario. Pero, de la misma forma, no es óbice para disfrutar enormemente de su visionado. Especialmente si son fans de esas películas que se lo hacen pasar mal al protagonista y, por ende, al espectador. ‘En la boca del miedo’ transita por el thriller de desapariciones para, poco a poco, ir abrazando el horror. Y esto último lo hace caminando por ominosos lugares, presentándonos a personajes que actúan de forma extraña, escarbando pistas escondidas sobre el devenir de los hechos y acabando en un crescendo y demoníaco aire de pesadilla.

Lo más destacado es cómo vemos al personaje protagonista empezar el film. Arranca como un tipo muy seguro de sí mismo. Un infalible descubridor de fraudes que se presenta con la siguiente sentencia: “Cuando esperas lo peor de alguien encuentras el fraude. Todo el mundo intenta estafar a alguien. Y yo me encargo de limpiar la suciedad”. Ese inicio tan firme no tiene ni punto de comparación al viaje emocional, físico y mental, que le llevará hasta los minutos finales. Y todo genialmente redondeado con el visionado de una película dentro de la película ¡que es la misma película! Tremebundo guiño negro puramente Carpenter.

Uno de los films con los que se puede hermanar a ‘En la boca del miedo’, o por lo menos a un servidor siempre les parecieron unidas en espíritu, esEl corazón del Ángel (Alan Parker, 1987). Incluso en el fracaso, en su momento, de este largometraje dicen pudo influir el hecho de que Carpenter postergara el ponerse con ella. En principio la tenía fijada para finales de los ochenta. Finalmente, ‘En la boca del miedo’ llegaría a mediados de los noventa. Entre medias de una y otra, experimentó con parte del estilo aquí implantado con su aportación a ‘Bolsa de cadáveres’ (varios, 1993) en donde filmaba dos inolvidables sketches de horror.

‘En la boca del miedo’ logra elevarse como una joya destacada. Además, termina alzándose como una de las obras más completas de la ya de por sí venerada, justamente, filmografía de John Carpenter. Su guión es, sin duda, todo un diamante pulido por Michael De Luca. El guionista ensambla un libreto plagado de pistas, detalles, guiños, mundos, personajes y capas… que el protagonista debe ir sorteando y desgranando según avanza y va perdiendo la noción entre realidad y ficción. Ojo al paralelismo que traza entre las histerias colectivas que las novelas crean en su público con los tan modernos y actuales fenómenos virales. En ese aspecto no se pierdan la postura, totalmente escéptica, que John Trent adopta en primera instancia sobre la desaparición de Sutter Cane. Y como luego va todo retorciéndose delante de sus ojos.

Tremenda también es toda la localización que tiene que ver con Hobbs End, un pueblo que parece detenido en el tiempo. Un lugar que respira maldad en cada esquina. Descomunal en ese aspecto es toda la ambientación y fotografía del film. Esta última a cargo de Gary B. Kibbe, un asiduo de Carpenter. Ayuda en mucho la música compuesta por el mismísimo Carpenter y Jim Lang. Por su parte, los imponentes trucajes y prótesis terroríficas lucen sensacionales a cargo del siempre magistral Greg Nicotero y su equipo. Aquí ojo a la maldad que va apoderándose de los habitantes de Hobbs Ends, sobre todo la que habita en la iglesia y varias de las escenas oníricas. Especial mención a la del agente de policía en el callejón…

Y a todas las virtudes comentadas hay que señalar que esta producción se rodó bajo el amparo de New Line Cinema. Un amparo basado en un paupérrimo presupuesto de tan solo 8 millones de dólares con un rodaje en Canadá entre agosto y octubre de 1994. El estreno tuvo lugar el 3 de febrero de 1995 en USA saldado como un severo revés de taquilla. Finalmente, la película iría encontrando su público en el VHS y los posteriores pases por televisión. Estos acabarían alzando a la misma como una especie de obra de culto para los fans del horror.

El peso protagonista va a parar a un soberbio Sam Neill como John Trent. Un tipo muy confiado en su pericia para oler fraudes a kilómetros. Pero que no fue capaz de calcular el gigantesco alcance del podrido y maldito universo de Sutter Cane. También está Julie Carmen como Linda, una gran fan de las obras de Cane. Es enviada junto a Trent por su jefe para que averigüen su paradero. Buena labor la suya. Sobre todo por los minutos que debe compartir con Trent en su breve road movie particular. El jefe de la editorial es el grandioso Charlton Heston (Jackson Harglow). Si bien su aparición se reduce a tres escenas… dos de ellas son realmente geniales. La primera presentándose como un jefe imponente de esos que lo tienen todo bajo control. Y la última de ellas un genial cara a cara con un desarmado Trent.

Por otra banda hallaremos a Jurgen Prochnow como el misterioso profeta de la página impresa Sutter Cane. La suya es una aparición claramente volcada en crear un aura de ser poseído por su propia obra, la cual devora cada costura de su pérfido rostro. David Warner (Doctor Wenn) es un psiquiatra que busca averiguar la verdad acerca de la locura de un determinado personaje. Además aparece un inquietante celador a cargo de John Glover (Saperstein). Y ya, por último, citar a una venerable ancianita dueña del único hotel de Hobbs End a la que da vida Frances Bay (Mrs Pickman). Y, por supuesto, la primera aparición en cines de Hayden Christensen como el chico del periódico.

“¿También quieres leña, amigo?” (Policía)

En resumidas cuentas.
Acabo esta crítica de En la boca del miedo, una agobiante y memorable masterpiece que condesa gran parte de lo mejor John Carpenter. La película acaba alzándose como una de sus mejores y más conseguidas obras. Sin duda, toda una ejemplar pieza de género que adelantó a mediados de los noventa las tan de moda antologías de terror que vemos actualmente en plataformas de streaming.

Tráiler de En la boca del miedo

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