El pan de la guerra (The Breadwinner)
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“Éramos científicos, filósofos y cuentacuentos. Íbamos al colegio y las mujeres a la universidad, pero estábamos en medio de grandes imperios en guerras…y en el caos se instauró el orden a un alto precio”. Adaptando el exitoso libro de Deborah Ellis, publicado en el año 2000, la directora Nora Twomey nos presenta ‘El pan de la guerra (The Breadwinner)’.

“Alza tus palabras y no tu voz. Es la lluvia lo que hace que crezcan las flores y no los relámpagos” (Nurullah)

Crítica de El pan de la guerra (The Breadwinner)

Nora Twomey es una realizadora irlandesa especializada en cortos y películas de una animación hermosa y delicada. En 2009 su nombre saltó a la palestra, junto al de Tomm Moore, cuando su película conjunta, ‘El secreto del libro de Kells’, fue nominada a los Oscars en la gala del 2010. A partir de ahí, Moore y Twomey siguieron sus propios caminos, pero siempre bajo el paraguas de Cartoon Saloon, un estudio irlandés de animación con un marcado estilo y calidad propias.

En 2015, Toom Moore volvió a conseguir la nominación al Oscar por ‘La canción del mar’. Por su parte, Nora Twomey hizo lo propio en 2018 con la película que hoy nos ocupa: ‘El pan de la guerra’. Hablamos de una propuesta que vino avalada por la mismísima Angelina Jolie como productora ejecutiva y también por el citado Moore con crédito de productor. En esta ocasión, Nora abandona la fantasía medieval para centrarse en el realismo de la postguerra en Kabul.

Quien haya visto ‘El secreto del libro de Kells’ o ‘La canción del mar’ ya sabe, más o menos, qué tipo de animación se va a encontrar en ‘El pan de la guerra’. Me refiero a una animación sensacional y delicada. Y esta vez con una gran recreación de ambientes reales. Aquí se huye de los grandes avances para centrarse en la animación tradicional de toda la vida. No obstante, conviene aclarar que la película presenta dos tipos de animación: la principal es la que sigue los pasos de Parvana y la secundaria que es el relato de fantasía que ella misma va contando a su hermanito pequeño.

La parte que sigue las aventuras y desventuras de Parvana cuenta con personajes muy bien dibujados en sus contornos y con personalidad propia. Basta con ver a Parvana o al gigante al que enseña a leer y escribir en el mercadillo. En la ambientación veremos un Kabul en ruinas en el que predomina el color naranja en sus diferentes tonalidades. Twomey nos muestra edificios semiderruidos, casas más propias de la edad media que del siglo XXI, cementerios de tanques, prisiones grises y vehículos que no pasarían la ITV. Ojo a estos últimos porque son casi “fotorrealistas”. Por otro lado, la animación del relato sigue los patrones de las marionetas que podíamos ver de pequeños en los teatros de barrio. Técnicamente se imita el cutout, una variante del stop-motion con figuras planas. Así pues, se produce un contraste muy curioso diferenciando claramente realidad y ficción.

En cuanto a la temática podemos encontrar un cierto parecido conMulán’, el clásico Disney en el que la joven del título se disfrazaba de hombre para sustituir a su anciano padre en el ejército. Aquí pasa algo parecido al verse obligada Parvana a disfrazarse de niño para poder ayudar a su familia tras el encarcelamiento del progenitor. Este “cambio físico” sirve para denunciar el infierno en vida que viven las mujeres a manos del régimen talibán. Entre otras cosas: no pueden salir a la calle si no van acompañadas y con burka, no pueden comprar, no pueden hablar sin permiso,… el infringir estas y otras “normas” les lleva a recibir tremebundas palizas con latigazos incluidos. Así las cosas, el disfraz de Parvana le da acceso a poder comprar, trabajar y a otra serie de “ventajas”.

No obstante lo anterior, el film también deja claro que no todos los afganos comulgan con esa extrema ideología. Sin embargo, hacen poco o nada porque viven atemorizados a ser denunciados por los chivatos del régimen… Por supuesto, también queda detallado el tremendo atraso del país. Un país prácticamente destruido por las sucesivas guerras y sumido en una interminable Edad Media en todos los aspectos. Por ejemplo: el analfabetismo está totalmente extendido, las mujeres son ofrecidas a los varones para las bodas, o también vemos como la comunicación principal se hace por cartas que se entregan unos a otros. Todo esto mientras modernos cazas surcan el cielo amenazando con descargar más guerra en cualquier momento.

Por su parte, la subtrama del relato que va contando Parvana tiene otro tono. Aquí pasamos a un mundo fantástico en el que un heroico muchacho debe enfrentarse a un temible elefante que se ha llevado las semillas de su pueblo. Para vencer al elefante, y a sus temibles bestias, deberá hacerse con preciados objetos a modo de videojuego… Al margen de la aventura que este relato ofrece, en el conjunto del film hace las veces de vía de escape de la realidad para Parvana. Al mismo tiempo, también la ayuda como esperanza y recordatorio de un hermano que una vez perdió.

“Se escribe lo que sea. Se lee lo que sea”. Parvana’s World.

En cuanto a los protagonistas empiezo con Parvana (voz original de Saara Chaudry). Aquí tenemos a una pre-adolescente de 11 años que destaca por su valentía, conocimientos y cariño hacia su padre. Prácticamente ella es la única que no lo da por perdido y lo arriesga todo para intentar sacarlo de la cárcel. Es imposible no cogerle cariño y más con todo el ambiente hostil al que tiene que enfrentarse. Para moverse en este ambiente de puro odio hacia las mujeres y las niñas tan sólo contará con la ayuda de Shauzia (Soma Chhaya), otra jovencita que también se hace pasar por niño para poder sobrevivir. En el caso de Shauzia hablamos de una chiquilla maltratada por su padre y que sueña con poder ver el mar.

Respecto a la familia de Parvana, al primero que conocemos sentado en el mercadillo junto a ella es a su padre, Nurullah (Ali Badshah). En este caso hablamos de un antiguo maestro que combatió contra los soviéticos perdiendo una pierna. Nurullah es un hombre de mucha calma, sabiduría y muy dependiente de Parvana. La familia se completa con Fattema (Laara Sadiq), Soraya (Shaista Latif) y Zaki (Lily Erlinghauser). Fattema es la madre que vive sometida al poder talibán hasta que llega un día en que tendrá que plantar cara. Soraya es la hermana mayor y destaca por su belleza y por ser un punto de apoyo para Fattema ayudándola en casa. Finalmente, Zaki es el pequeñín que disfruta escuchando el relato de Parvana. En ese relato el gran protagonista es un joven valiente llamado Sulayman (Noorin Gulamgaus), un reflejo del hermano que la familia perdió.

“Dicen que no siempre llueve como truena” (Fattema)

En conclusión.
Termino esta crítica de El pan de la guerra (The Breadwinner), una gran joya del cine de animación fuera de lo que es Hollywood. Un film de suma delicadeza y sensibilidad, pero también un film de un cruel realismo. Una película muy actual que nos muestra a una sociedad edificada en torno al miedo y al machismo extremo de los talibanes. Da infinita rabia haber dejado ganar a estos auténticos trogloditas humanos…

Tráiler de El pan de la guerra (The Breadwinner)

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