El estrangulador de Boston
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La historia de este criminal ha quedado grabada a fuego en la criminología. Incluso, a de hoy, existen varias dudas acerca de la verdadera autoría de los trece brutales asesinatos que cometió… Después de un film tan mítico como el que, en su momento, protagonizó Tony Curtis, actualmente nos llega una película que pone el foco en la parte periodística e investigadora que llevaron a cabo dos mujeres. Loretta McLaughlin y Jean Cole van tras la pista de ‘El estrangulador de Boston’.

“Esta ahí fuera y la policía no está haciendo bien su trabajo” (Loretta)

Crítica de El estrangulador de Boston

Me llevé una grata sorpresa al ver la película que hoy nos ocupa: ‘El estrangulador de Boston’. El film fue estrenado en Estados Unidos directamente en Hulu. No obstante, en el resto de territorios se puede acceder a ella gracias a Disney+, en su división adulta, Hot Stars. Tal y como ya he adelantado, la película se centra en las pesquisas periodísticas de Loretta McLaughlin y Jean Cole. A lo largo del metraje, ambas reporteras intentan obtener pistas del salvaje asesino que conmocionó a la ciudad de Boston durante los años 60.

Recordemos que, sobre el citado caso, ya hubo una cinta que se basó en la investigación policial. Aquella película la dirigió Richard Fleischer en 1968, y estaba protagonizada por Henry Fonda, George Kenndy y Tony Curtis. Este último en el papel de Albert DeSalvo, a día de hoy, el único sospechoso y presunto culpable de los trece asesinatos cometidos por el estrangulador de 1963 a 1965. Su condena sigue provocando muchos debates y dudas entre investigadores y aficionados. El dilema o debate surge acerca de la culpabilidad o no de DeSalvo y también acerca de las pruebas que sirvieron para sentenciarlo. En este sentido, esta nueva película, escrita y dirigida, por Matt Ruskin intenta arrojar algo de luz sobre el caso. Pero lo hace tomándose ciertas licencias en varios aspectos.

Este nuevo film de ‘El estrangulador de Boston’ ahonda en la parte periodística del caso. Un suceso llevado en la prensa por las citadas Loretta McLaughlin y Jean Cole. Su investigación para descubrir al salvaje criminal les llevó a muchos callejones sin salida, a barajar múltiples sospechosos y a “enfrentarse” a una policía incapaz de dar con un criminal que no dejaba pruebas en los escenarios de sus cruentos asesinatos. Por si fuera poco, los inspectores no parecía trabajar lo suficientemente bien surgiendo toda una mitología y múltiples imitadores durante varios años.

Ahondando en lo anterior, la propuesta de Matt Ruskin se inclina claramente por mostrar cómo el periodismo de investigación de la época hizo una labor muy concienzuda y directa. Especialmente destacada a la hora de seguir los patrones del estrangulador durante los casi tres años que sembró el terror. Y lo más remarcable es que quienes se pusieron al frente fueron dos mujeres como McLaughlin (periodista dedicada a secciones caseras) y Cole (periodista de investigación e incluso de infiltrada). Ambas reporteras aunaron toda su fuerza y experiencia posibles. ¿Su objetivo? Conseguir todo lo necesario para llevar al estrangulador ante la justicia.

La labor de Ruskin, en su cuarta película como director, tiene como principal referente en su enfoque narrativo a ‘Zodiac’ (David Fincher, 2017) con McLaughlin obsesionada por el caso llegando a afectar a su vida personal. Incluso también podemos sacar algo de ‘Todos los hombres del Presidente’ (Alan J. Pakula, 1976). De esta última recoge la muestra del día a día de un periódico en plenos años 60. Aquí destaca su logradísimo diseño de producción con escenas rodadas en las calles del viejo Boston para conseguir un mayor realismo y una atmósfera ciertamente nebulosa. Esto último logrado gracias a la fotografía de Ben Kutchins. Incluso hay un cierto aire malsano en los asesinatos del estrangulador que, lejos de lo gratuito o morboso, sí que crea angustia (por ejemplo, el primer crimen se puede describir como tremendamente escalofriante usando solo las voces).

Como manifesté al principio, el film no está estrictamente basado en hechos reales. La trama está inspirada en los archivos existentes y en las supuestas teorías en lo referente al caso del estrangulador. Y, lógicamente, se han tomado algunas licencias de cara a la narrativa de la historia oficial. No olvidemos, tal y como manifesté anteriormente, que este caso sigue generando ciertas dudas en cuanto si verdaderamente Albert DeSalvo acabó con la vida de las trece mujeres. Esto, en cierta forma, genera un elemento chapucero cerca del final de la cinta. Y, si bien no emborrona el resultado final, sí que huele a imposición de algún productor. Afortunadamente, queda más o menos tapado gracias a la gran labor tras las cámaras de Ruskin.

Un aspecto impecable de esta producción y, probablemente, uno de los que pasará más desapercibido, es el trabajo musical de Paul Leonard-Morgan. Este compositor británico, especializado en electrónica experimental, entrega una banda sonora sobria y bastante acorde al ambiente y planos de Ruskin. Tanto compositor como director trabajan de manera inteligente con la música y las imágenes. Uno no resulta excesivamente melodramático y el otro no cae en el morbo o el gore gratuito al plasmar los asesinatos en la pantalla. Eso sí, los crímenes del estrangulador son oscuros y malsanos.

En el casting, y al tener a dos protagonistas femeninas, uno podría pensar que Ruskin cedería a las manías del Hollywood actual haciendo un mediocre y forzado alegato feminista. Pero esto no es así, el director y guionista crea unos personajes principales femeninos imperfectos. Las protagonistas cometen errores, tienen personalidades diferentes y criticables. Estas características provocan que cualquier espectador pueda entenderlas y sentirse identificado, sin que el film se incline en ningún momento a la agenda hollywoodiense actual… Loretta McLaughlin se presenta como una mujer inteligente y tremendamente capacitada en su trabajo, pero a la que sus superiores no ven apta para el caso… no porque sea mujer, sino porque no está experimentada en sucesos. El caso contrario es de Jean Cole, quien sus años como periodista de investigación le han permitido mantener una capacidad laboral apta para cubrir cualquier suceso por muy cruento que sea.

En relación con lo anterior, la labor de Keira Knightley y Carrie Coon es sobresaliente en todo momento. Las dos actrices ofrecen una madurez interpretativa de primer nivel. Tan solo hay que ver el carácter de ambas a la hora de encarar a sus respectivos personajes. No obstante, tampoco nos podemos olvidar del resto del elenco con secundarios de prestigio. Este es el caso del veterano Chris Cooper como uno de los directores del periódico donde trabajan las protagonistas. También el casi desaparecido Alessandro Nivola destaca en su rol de policía cínico convertido en el confidente de Loretta (Knightley). Por último, aparece algo perdido David Dastmalchian como el estrangulador. El actor denota poca presencia en pantalla y sin fuerza de cara a la creación de tan siniestro individuo.

En conclusión.
Termino esta crítica de El estrangulador de Boston, no se dejen llevar porque sea una película “de plataforma”… porque es perfectamente superior a la media de cintas que nos llegan a las grandes salas. Y todo esto gracias a la brillante labor de Keira Knightley y Carrie Coon, su notable labor de diseño de producción y su inteligente narrativa.

Tráiler de El estrangulador de Boston

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