Dragon Ball Z: La batalla de los dioses
Comparte con tus amigos










Enviar

Bills, el Dios de la Destrucción, despierta de su largo letargo para llegar hasta el planeta Tierra. Allí busca al guerrero que logró derrotar a Freezer. Bills sospecha que este guerrero se trata del mítico Super Saiyajin Dios. Sin embargo, nadie está preparado para la visita a nuestro planeta de un Dios cuya única motivación es la de crear para después destruir. Ni tan siquiera Goku y sus amigos. Damos paso a ‘Dragon Ball Z: La batalla de los dioses’.

“¿Quieres luchar un poco conmigo?” (Goku)

Crítica de Dragon Ball Z: La batalla de los dioses

Esta vez hemos podido disfrutar en pantalla grande de un film de la mítica ‘Dragon Ball’. Tengamos en cuenta que, hasta esta película, la mayoría de las cintas de ‘Dragon Ball’ y ‘Dragon Ball Z’ se había ido estrenando en España directamente en formato VHS. Posteriormente eran lanzadas a televisión, fundamentalmente en las autonómicas… Cuando se anunció ‘Dragon Ball Z: La batalla de los dioses’, se comunicó que el mismísimo Akira Toriyama formaría parte importante del desarrollo del film. Toriyama se encargaría de la producción. Además, participaría intensamente en la escritura del guion y en el desarrollo de los personajes, junto al guionista Yûsuke Watanabe.

Teniendo en cuenta la participación de Toriyama, y por simple lógica, todos dimos por sentado que ello implicaría un considerable aumento cualitativo de calidad con respecto a las películas estrenadas anteriormente. Sin embargo, este intento de resurrección de unos personajes demasiado desgastados por el paso del tiempo y por el empeño de su creador en explotar “la gallina de los huevos de oro”, no ha sido tan memorable y épico como muchos esperábamos. Incluso podemos afirmar que ‘La batalla de los dioses’ se queda en un frustrado intento por revitalizar a los personajes de la saga.

Quizás este film sólo pueda satisfacer en su plenitud a un gran sector de fans acérrimos que verán con buenos ojos el regreso de Goku, cueste lo que cueste. Aunque sea a través de un producto ciertamente pueril y argumentalmente torpe y descuidado como es este. Y es que la película falla estrepitosamente en lo referido a su desarrollo argumental. De hecho, muchos nos preguntamos si Akira Toriyama ha olvidado su obra después de más de quince años alejado de ella…

Recordemos que la mayoría de las películas anteriores no formaban parte de la línea argumental del anime, sino que se trataba de historias totalmente paralelas y alternativas. Historias que, en gran medida, excluían lo narrado en el manga y en la serie, no siguiendo una vinculada línea continuista. Sin embargo, ‘La batalla de los dioses’ se ubica temporalmente tras la derrota de Majin Boo y antes del último torneo de artes marciales. Se trata de seguir una línea de continuidad coherente con el anime al no omitir los hechos narrados anteriormente.

Y en ese intento comentado es donde reside el mayor problema de la película. Esta intención de Toriyama de crear una historia ubicada tras los acontecimientos que todos conocemos se desmorona de forma alarmante. Todo se rompe por el imperdonable aluvión de lagunas argumentales y fallos garrafales en esa continuidad de la que hablamos. La conexión que buscaba Toriyama con su obra anterior resulta fallida. Algunos ejemplos los tenemos con personajes que de repente no se conocen, errores de vestuario, o comportamientos completamente anómalos por parte de ciertos protagonistas…

A lo anterior tenemos que sumarle un guión que está cogido con pinzas prácticamente en todos sus aspectos. Aun siendo plenamente conscientes de que estamos ante un universo fantasioso y surrealista, resulta imposible que nos creamos gran parte de lo que se nos cuenta, a pesar de que la trama (a priori) resultaba interesante. Pero el guión es realmente flojo, fallidamente cómico y de un humor netamente infantil. Así pues, el libreto carece de la garra y del sentido de la épica que caracterizaba a la saga ‘Dragon Ball Z’. Por si fuera poco, desmitifica (por no decir, humilla) a un buen número de personajes (entre ellos a un Vegeta ridículo y burlesco como jamás lo habíamos visto). Y todo a través de comportamientos totalmente innecesarios y sonrojantes.

Por mucho que intentemos comprender lo que está sucediendo en pantalla, no encontraremos respuesta alguna al tremendo desdibujamiento al que Toriyama y Watanabe someten a sus personajes. ¿Cómo es posible que Billis y su fiel sirviente se pasen 85 minutos devorando la comida de la fiesta de cumpleaños de Bulma? ¿Resulta coherente que el Dios de la Destrucción decida destruir en planeta Tierra sólo porque Boo no le quiere dar Pudin? ¿Por qué Bilis, cuyo diseño es una especie de risible híbrido entre gato egipcio y pokémon evolucionado, decide bailar breakdance al comienzo junto a nuestros protagonistas?… Y todo ello sin tener en cuenta el método mediante el cual Son Goku logra alcanzar el estado de Super Saiyajin Dios con un diseño que, de nuevo, deja bastante que desear…

Desafortunadamente, una buena idea inicial que podría haber dado mucho juego se queda en una simple bufonada. Una bufonada plagada de deslices y bobadas cada una más grave que la anterior. Podemos estar de acuerdo en que los primeros tiempos de ‘Dragon Ball’ se sustentaban en gran medida en el humor y en la comedia. Ahora bien, se trataba de un humor inteligente. Una diversión con chispa, e incluso bastante ácida en determinados capítulos. Por supuesto nada de eso hay en este largometraje. Lo único salvable del guión es dejar intacto el eterno mensaje de compañerismo, trabajo grupal y lealtad que siempre ha estado presente en la obra original

Como seguidor del mundo Dragon Ball, y llegados a este punto, resulta complicado abstraerse de lo que Toriyama trata de conseguir: manejar a su antojo el poderoso sentimiento de la nostalgia del incondicional del anime. Un sentimiento capaz de hacer que tolere lo intolerable. Porque si algo bueno tiene esta película, a parte de unos combates dinámicos (aunque breves), es su poderosa llamada al recuerdo y a la nostalgia provocada por los numerosos guiños que el autor nos ofrece. Por ello, resulta complicado no dejarse llevar a lo largo de muchos instantes por la magia que el film desprende, a pesar de su precario guion. Resulta difícil no dejarse hipnotizar porque ver en cines a estos personajes es un lujo.

Por otro lado, la película ha sido actualizada a los tiempos que corren. Por consiguiente, el film presenta un interesante lavado de cara digital. Presten atención a esos maravillosos y detallados fondos en CGI, las descargas de energía durante los combates, o los objetos de fondo en movimiento. Por primera vez nos encontramos realmente ante una película de Dragon Ball concebida para cines y en la que su acabado técnico es realmente brillante. Este no es un producto destinado para televisión o VHS. Los combates del film, a pesar de su brevedad, no han perdido el dinamismo ni el impacto de los de antaño. Aunque elementos tan importantes como la épica, la violencia descarnada, y las heridas y la sangre han sido eliminadas en detrimento de los más pequeños.

Por otra parte, es digno de mencionar el maravilloso trabajo de Selecta Vision a la hora de traernos a los actores de doblaje originales. Este hecho seguro que hará saltar las lágrimas a más de un seguidor de este gran anime de nuestra infancia. Algo que también sucederá durante los enternecedores créditos finales de la película.

En resumidas cuentas.
Termino esta crítica de Dragon Ball Z: La batalla de los dioses, una oportunidad perdida para habernos deleitado con la película definitiva de Dragon Ball. Esta propuesta es simplemente un pueril y muy flojo ejercicio destinado sólo para conformistas. ‘Dragon Ball’ y su serie Z es mucho más que una sucesión de personajes metidos con calzador con el afán de contentar al espectador. Es mucho más que un largo número de chistes y momentos de verdadero estupor.  Y es mucho más que unos bonitos escenarios diseñados digitalmente.

Tráiler de Dragon Ball Z: La batalla de los dioses

Escucha nuestro podcast