Blanco humano
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Bajo una gloriosa premisa argumental (Nueva Orleans como coto de caza abierto de hombres), con un trío de actores en estado de gracia (Van Damme, Henriksen y Vosloo) y una dirección ejemplar de John Woo, ‘Blanco humano’ se elevó a lo más alto del olimpo del actioner más chulesco de los 90. Una de las grandes e indispensables de la citada década y de la filmografía del belga de oro. ¡Qué comience la operación cacería!

«Es un consejo de amigo, Boudreaux, lárgate de la ciudad. ¡Hazlo hoy! Y dile a la zorra de tu clienta que apunte sus tetas hacia el norte y pise el acelerador»

Crítica de Blanco humano

No lo voy a esconder durante mucho tiempo: ‘Blanco humano’ es una de las grandes cintas de acción de los 90. Una premisa argumental brutal: la caza de ex-militares por parte de unos sádicos adinerados. Un reparto de actores perfecto: desde un Van Damme grandioso, pasando por Arnold Vosloo marcando la pauta de sus demás villanos y hasta el gran Lance Henriksen en un rol de maloso legendario. Todos ellos dirigidos por John Woo. Pero no por un John Woo en horas bajas, como el de ‘Windtalkers’ o ‘Paycheck’, sino por el mejor Woo de todo su paso por Hollywood. El film además contó con la producción de Sam Raimi. La trama fue una adaptación muy libre de ‘El malvado Zarof’ de 1932. La propuesta de Woo incluso contó con una exploitationJuego de supervivencia’ (Ernest R. Dickersonun, 1994).

‘Blanco humano’ empieza directa al grano. Antes de que nos hayamos podido acomodar en nuestros asientos asistimos a una intro memorable. Las flechas de los malosos dando paso a los títulos de crédito, la presentación en cámara lenta y primer plano de los dos villanos principales (Henriksen & Vosloo), y la descomunal caza a la presa (personaje que resulta ser Douglas Binder, interpretado por Chuck Pfarrer, el guionista del film que, en sus tiempos mozos, fue especialista de cine). Todo bajo la luna afrancesada de la vieja Nueva Orleans. Si la presentación de los villanos es un momento espectacular, la de Boudreaux (Van Damme) no lo es menos: Van Damme + vieja música country + estofado incomible + ambiente de taberna de paletos = señal inconfundible de que va a haber problemas. Y John Woo no defrauda. El tema termina con Van Damme desenfundado su pierna y una cantidad de esbirros por los suelos.

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En este film tenemos al mejor Van Damme de todos los tiempos. Un badass grandioso con su pendiente, melena mullet y botas camperas. Van Damme se luce disparando a dos manos a la vez, dando patadas en magistral slow motion, a moto, a caballo, corriendo tras explosiones, saltando sobre trenes en marcha… y todo ello salpicado por una infinidad de frases memorables. Tremendo despliegue físico del coloso belga que lo elevó de forma inmortal a mi olimpo personal de héroes del actioner. A su lado, nos encontramos a Yancy Butler, que siempre me ha guardado un cierto parecido con Angelina Jolie. Más que correcta la performance de la actriz, sacando adelante su personaje de forma notable, sobre todo en los momentos dramáticos.

Del otro lado del espectro, sobresalen dos intérpretes que se mueven de lujo como villanos: Lance Henriksen en un rol de maloso legendario. Se nota que está disfrutando y saboreando cada plano y línea de diálogo. Y Arnold Vosloo que se hace rápidamente con la animadversión del público con su despreciable Pit Van Cleef (como se desprende por su nombre, es un homenaje al gran actor Lee Van Cleef).

Como decía al principio de esta review, la dirección de Woo me parece la mejor que hizo en su periplo USA. Incluso los momentos dramáticos están aquí conseguidos. Por ejemplo: el momento en que Natasha encuentra las pertenencias de su padre en un carrito de supermercado. Hecho este que es la «eterna falla» del director Hong-Konés. Todo un experto en la acción, en volar coches y coreografiar la violencia… pero escaso de pericia en el drama que muchas veces roza lo forzado. En esta cinta, sorprendentemente, incluso esos momentos (muy pocos, todo sea dicho) están más notablemente resueltos. Woo además se apuntó al clásico instante de todo villano con estilo de los 90 en una cinta de acción: ese momento cuando vemos a Fouchon tocando el piano de forma intensa. Una escena que se entrelaza con la última contratación de los malos para su cacería.

Woo lleva a la cinta a recorrer de forma magistral y adrenalínica todos los lugares comunes del género: fábricas abandonadas, calles desiertas en la noche, muelles, fundiciones,… El director eleva estos clichés y les saca todo el partido. Atención a la ya citada secuencia del opening, o a la monumental set piece de asedio a una «presa» en el cementerio y que culmina con la muerte del cebo ante los ojos de los viandantes que no hacen nada para ayudarlo… dejando bien claro la vileza del ser humano con el prójimo. Amén de terminar el film de forma gloriosa, en los pantanos de Lousiana, con Riesgo llevándose a los malosos a su terreno con serpientes incluidas. Por no hablar de su punto fuerte en el cementerio de objetos de carnaval que resulta simplemente insuperable.

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Siguiendo con el apartado técnico, la muy ajustada y conveniente partitura musical de la cinta es obra de Graeme Revell (‘Trilogía Riddick’, ‘Abierto Hasta el Amanecer’, ‘Negociador’ o ‘Sin City’). Y la portentosa fotografía viene firmada por todo un maestro en ese aspecto como es Russell Carpenter (‘Mentiras Arriesgadas’ o ‘Titanic’).

En cifras, Hard Target (que es su título original) logró entrar al número 2 de la taquilla USA, en su fin de semana de estreno. Tan sólo superada por El fugitivo, que fue uno de los grandes (el tercero para ser más concreto) éxitos de taquilla de 1993, y que únicamente se vio «derrotada» porSeñora Doubtfire, papá de por viday el insuperable número 1 de ‘Jurassic Park’. La cinta de Van Damme terminó su periplo en cines con unos notables 74 millones de $ para un presupuesto de sólo 18 $, sin contar alquiler y ventas del VHS… más su paso por la TV por cable, que acabaron por elevar al film al podio de los largometrajes más recordados y conocidos del actor.

«¿Hay algún ganador aquí?» (Fouchon)

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En resumidas cuentas.
Concluyo esta crítica de Blanco humano, lo mejor de los 90 enfrascado en una película de acción. Dejando aparte la nostalgia de otras cintas del belga, este es el mejor film de la filmografía de Jean-Claude Van Damme. Solamente ‘Soldado Universal’ (Roland Emmerich, 1992) se le acerca. Fríamente se puede hasta decir de ‘Blanco humano’ que es una de las diez mejores cintas del género de la acción pura y dura. Un clásico indiscutible en su género. Siéntense y disfrútenla.

Tráiler de Blanco humano

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