Entrevista a Nicolas Cage en donde habla de
Teniente Corrupto:-¿Qué fue lo que le atraía inicialmente de Teniente Corrupto?
(NC) Estaba listo para el reto, para el riesgo que implicaba. En estos momentos me hallo en un punto de mi carrera en el que necesito buscar trabajo que me mantenga interesado, excitado por actuar. Conozco a Harvey [Keitel], y opino que estaba inmenso en el primer Teniente corrupto (1992), y me parece que Abel dirigió una gran película, sin embargo, toda ella estaba construida desde una perspectiva muy judeocristiana. Con Werner y este guión pensé que podíamos abordar el Teniente corrupto original y hacer con él un film mucho más abstracto. Asimismo, la idea de un panorama de drogas sin drogas se me hacía atractivo. Encarnar a este personaje, y ser impresionista al mirar hacia atrás, hacia un panorama de drogas de hace veinte o treinta años, y procurar retrotraerlo, se presentaba para mí como una experiencia de crecimiento.»
«Y luego está Nueva Orleans en sí misma. Tengo una identificación muy fuerte con esta ciudad. En muchos sentidos, renací aquí; es un lugar en que devengo filósofo. Es una ciudad que me ha abierto los ojos a la posibilidad de otras antiguas energías… y ello es al tiempo una bendición y una maldición. Tenía mucho miedo de hacer otra película en Nueva Orleans. He realizado cuatro películas aquí; ésta es la quinta. Temía regresar y hacer otra película, pero cuando tengo miedo de hacer algo, sé que he de hacerlo. He de enfrentarme al miedo, vencerlo, y trabajar a través de él. Esas son las principales razones.
-Se me ha dicho que usted fue quien eligió el escenario para este largo. ¿Puede hablarme de ello?
(NC) Elegí Nueva Orleans por los motivos que previamente le he expresado; es una ciudad como ninguna otra en el mundo. Tenemos un Teniente corrupto en Nueva York, y dado que ahora se trata de una película totalmente nueva (Bad Lieutenant Port of Call: New Orleans), démosle un espíritu cultural acorde con los tiempos actuales, un zeitgeist que no hayamos visto anteriormente.
-¿Cómo ha sido hacer un film con Werner Herzog?
(NC) Werner había venido a verme en 1995 para realizar Cortéz; yo acababa de finalizar mi trabajo en Leaving Las Vegas (Leaving Las Vegas, 1995). Estaba siendo muy selectivo acerco de lo próximo que iba a hacer o no, y cuando Cortéz apareció en la mesa de mi despacho, no sentí que fuera sabio dar vida a ese dictador que era bastante horrible. Hay muchos actores que encarnan a Manson o Hitler a quienes no ves más, y no quería que eso me sucediera. Además, en aquel entonces era mucho más joven. Ahora me lo miraría de un modo muy distinto si se presentara de nuevo la ocasión. Pero regresando a Werner, he crecido viendo sus películas, y mi padre y él son amigos. Mi padre es un gran admirador del trabajo de Herzog, como así lo son también algunos de mis colegas, y todos ellos me aconsejaban que lo hiciera. De verdad que me encantan Nosferatu, vampiro de la noche (Nosferatu: Phantom der Nacht, 1979); Aguirre, la cólera de Dios (Aguirre, der Zorn Gottes, 1972); y Stroszek (Stroszek, 1977). Esas son películas que sobresalen. Pensé que sería bueno trabajar con él.
Siempre busco nuevos modos de expresarme. Acepté hacer un film en Bangkok, Tailandia, junto a dos hermanos chinos y un equipo técnico totalmente tailandés, sencillamente porque me pareció que serían capaces de extraer de mí un yo distinto. Cuando llevas actuando desde hace treinta años, uno ha de encontrar nuevos modos de reinventarse, y si no puedes dar con ello por tu cuenta, debes ir a extraños lugares y comprobar si los mismos pueden hacer el trabajo por ti. Ahora, he trabajado con un alemán y gran artista para conocer cuál es su sensibilidad, qué puede él ver en mí, qué puede obtener de mí.
Teniente Corrupto es un motor que se autogenera. Werner lo sabe, y hemos trabajado bien juntos debido a ello. Él me deja hacer lo que necesito hacer, y yo le dejo hacer lo que necesita hacer él.
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