El tema del día ha sido el despido de Jorge Valdano. Para no enrollarme os pongo un artículo salido hoy del horno con el que comulgo al 100%. Dudo que ni en mil años pudiera expresar mejor que Rubén Uría lo que opino del tema.
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DISFUNCIONES
Rubén Uría / Eurosport
Metamorfosis completada. Mourinho llegó al Real Madrid como un empleado, pero ahora es el Real Madrid el que se ha convertido en empleado de Mourinho. El que se caga en el señorío, según versión de El País, despidió la temporada pidiendo más "juego limpio". Días después, "el puto amo y el puto jefe" de la sala de prensa tuvo premio a su esforzada tarea de demolición interna: Tras un cursillo acelerado en protocolo de actuación, se aplicó la fórmula LQDM, Lo que Diga Mourinho. El club se reunió en Junta Directiva para pulsar el botón de "eject" y un ejecutivo voló por los aires. Florentino Pérez, autocondenado al papel de ama de llaves de Mourinho, prescindió de Jorge Valdano. Con un discurso marca de la casa, de fondo pacato y tono robótico, Florentino sentó las bases de un nuevo giro del club. Una vez redefinido el concepto del señorío (demodé), explicó la enésima reorganización del club, la supresión de la Dirección General y la ampliación de las funciones de José Ángel Sánchez (éste no molesta a Mou). Luego reforzó la apuesta por Mourinho ("un entrenador muy potente") y finalmente, fundamentó el adiós de Valdano. ¿Por qué abandona el club? Por una cuestión de "disfunciones".
Valdano, cesado que no dimitido, tomó la palabra después. Frío como una hoja de afeitar, quirúrgico en sus respuestas y dolido, el ex Director General ofreció su versión de los hechos. Comenzó aclarando que, cuando Mourinho aterrizó en el Madrid, no se marchó por petición expresa de Florentino. Entonces no había "disfunciones". Luego concluyó que no entendía el Real Madrid como un campo de batalla y que, si había existido una confrontación, quedaba claro quién había sido el perdedor. También abordó su diferencia de sensibilidades con Mourinho y la ausencia de una reunión de trabajo a tres bandas, que pidió de manera permanente y que nunca llegó a producirse. Valdano se despidió con una reflexión personal. Estaba seguro de que, durante toda esta temporada, él había permanecido quieto en un lugar reconocible y el club, de golpe, había derivado hacia otra dirección bien distinta. Valdano permaneció en el Real Madrid y, cuando quiso darse cuenta, Mourinho, nuevo emblema del club, había fundado el Inter de Madrid.
Para goce y disfrute de un elevado número de socios madridistas, Valdano se marcha del Real Madrid. A Mou gracias, Valdano se va y la yihad del portugués está de fiesta. Se va el único hereje que no comulgaba con las encíclicas del consentido luso, y ahora el Real Madrid camina, en fila de a uno, hacia aquel lugar donde Mourinho estime oportuno. Él quería autonomía total, poderes totales y capacidad para hacer y deshacer a capricho. Ya la tiene. Primero le entregó las llaves y ahora, Florentino le ha puesto un piso. En el plano deportivo, la continuidad de Mou es irreprochable: Hace lustros que se demandaba que el Madrid fuera estable y que la directiva tuviera confianza en un entrenador. Mourinho es un magnífico entrenador y se merece gozar de todo el crédito y la paciencia que no tuvo Manuel Pellegrini. El plano institucional es distinto: Hacer portavoz de la patria a un tipo que ve manos negras arbitrales, que crea una guerra civil por el fichaje de un delantero, que ningunea a otros entrenadores, que puentea a sus superiores, que manosea la estructura del club, que cree en conspiraciones UEFA y que deja la imagen del club por los suelos, no suele ser buen negocio. Tiempo al tiempo.
A la espera de rematar la operación Kun, porque Agüero también es petición expresa de Mou y su palabra es la ley, todo marcha sobre ruedas en el club antes conocido como Real Madrid. Porque, la fuerza sobre la razón, queda prohibido censurar u opinar acerca de la palabra sacro-santa de Mou. Los madridistas que comulgan con Mou ya están, atenta la compañía, hartos de que opine de su Madrid la gente que no es del Madrid. Que nadie se equivoque, esto no es una democracia, ni por asomo. Hay reglas: Ni atléticos, ni barcelonistas, ni béticos ni por supuesto, periodistas, son quién para opinar acerca de su entrenador. Faltaría más. Algunos argumentos, en twitter: "El señorío es una falacia utilizada a capricho por los antimadridistas para atacar en cualquier caso al Madrid" o "no hay nada mejor que leer a los antimadridistas para echarse unas risas" y "es un día feliz para el Madrid, y eso os jode a Julia Otero y a Rubén Uría". Sin disensiones y arrepentidos los quiere Mou. Y si uno disiente, no inclina la cerviz y además no se arrepiente, pues recibe trato de hereje. O de AMI (Anti Madridista Irrendento, copyright cocoom).
Con Valdano puesto a proa, legitimado por el ex defensor del señorío y capitaneado por el que se caga en él, el Inter de Madrid navega hacia el triplete. Viento en popa a toda vela, porque otro año a rebufo del Barça no consentiría, salvo por otro complot diseñado por UNICEF, que es la mano que mece la cuna. Reo de sus artículos literarios y dueño de sus silencios, Valdano ya es historia. Florentino, amén de las encuestas de popularidad que maneja, ha decidido ir a la guerra con una sola bala en la recámara. Esa bala es de plata, es Mourinho. Y atraviesa cualquier chaleco anti-balas. Fuera Valdano, larga vida a Mou. Sin presuntos filobarcelonistas a la vista, Mourinho podrá completar su particular obra. Podrá finalizar, sin oposición alguna, la impensable regresión del Real Madrid, hasta llegar a los límites acomplejados y victimistas del Barça de los años 80. Ahora sólo falta saber cuándo se hará público que José Mourinho renueva a Florentino Pérez como presidente. Sin "disfunciones".